Narcomafias
Narcolanchas, el “lucrativo” modelo del narcotráfico adaptado a la inmigración
Gracias a estos viajes las mafias embarcan hasta 50 personas que pagan incluso 15.000 euros por “pasaje"
Los narcos usan hace tiempo embarcaciones ligeras con potentes motores para burlar a las fuerzas policiales, modelo adaptado últimamente a la inmigración y que supone un “lucrativo” negocio gracias a viajes en los que las mafias embarcan hasta 50 personas que pagan incluso 15.000 euros por “pasaje”. Así lo indica a EFE el portavoz de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC) en Almería, Víctor Vega, quien se remonta al 15 de agosto de 1991 como fecha en la que se instaló una nueva ruta de entrada de inmigración irregular procedente de Marruecos que utilizaba “medios precarios, tradicionales y suicidas”.
“A principios del siglo XXI empezó a llegar una ruta similar desde Argelia y otros países de África. Desde Argelia especialmente por la cercanía que tiene por el Mediterráneo con Almería, que está a 200 kilómetros. Y la inmigración empezó a cambiar. Ya no eran solamente varones, empezaron a venir mujeres y niños”, revela. Para Vega, la pandemia del covid-19 y el cierre de las fronteras supuso el detonante para un cambio en el “paradigma de las pateras”. “Empezaron a venir 10 o 20 embarcaciones por semana, en oleadas en una avalancha de inmigración”, asevera.
Después comenzó a reducirse el número procedente de Argelia, pero el cambio se produjo entonces en Marruecos, ya que “la gran presión que se hizo a las narcomafias” en el Estrecho hizo que éstas comenzaran a moverse al Levante y a adoptar el mismo modelo, “con los mismos conductores de estas narcolanchas a la inmigración”. Vega subraya lo “lucrativa” que es la inmigración para los narcos, que consiguen entre 5.000 y 15.000 euros por pasaje, en función de los servicios que se presten. “Ellos también pueden disponer de un vehículo que los recoge en el destino y que los lleve hacia cualquier zona de Francia o de Europa, dependiendo de lo que se pague, se da un servicio, se da otro”, dice.
“El servicio es el mismo que el del narco, porque ese paterista lleva un ‘gepero’ -persona con un GPS- al lado que le va indicando cuál es la ruta. Llevan un radar y cuatro motores de gran cilindrada en una semirrígida que alcanza 110 Km/h, y que ninguna de las embarcaciones de la Guardia Civil está capacitada para interceptar”, revela.
Un viaje de penuria
Según Vega, estas embarcaciones pueden transportar hasta a 50 personas. “Hemos tenido situaciones en que estos inmigrantes van acompañados con fardos de hachís o con un inmigrante fallecido, lo que hace que sea un viaje bastante tortuoso”, lamenta. “En estas últimas semanas hemos visto como las alertas amarillas o naranja les ha dado absolutamente igual (…) Entre patera y patera es muy fácil meter una narcolancha cargada hasta arriba de hachís. Y la tercera pata del problema es el petaqueo: el combustible. Aquí, en Adra (Almería), tenemos varias bandas dedicadas al petaqueo. El problema es que no es un delito en sí, sino una infracción administrativa, lo que nos pone más palos en la rueda”, añade.
Recuerda que según la Asociación Pro Derechos Humanos, en 2023 hasta 475 personas perdieron la vida en una travesía de este tipo y subraya la acción llevada a cabo esta misma semana en Roquetas de Mar (Almería), dónde dos legionarios consiguieron reanimar a un inmigrante en su costa. “También han llegado multitud de ellos en estado de hipotermia a la isla de Alborán. Están dejando a esos inmigrantes con mala mar allí en ese islote. Lo que consiguen estas mafias es ahorrarse más de dos tercios de combustible, haciendo que el problema sea mayor”, ya que para trasladarlos a tierra es preciso que actúe el buque ‘Río Miño’ de la Guardia Civil, que es itinerante.
Las duras cifras
“En 2023 se ha interceptado sobre 6.300 inmigrantes. De ellos 1.800 eran argelinos, 500 menos que en 2022, y sobre 4.280 eran marroquíes, más de 3.000 más que en 2022. En 24 horas pueden llegarnos 300 inmigrantes. Nosotros ciframos en un 30 % a los inmigrantes que llegan en patera que se interceptan”, apostilla. Vega explica también que sólo cuando se puede montar un servicio con “carácter urgente”, los inmigrantes son recogidos en el mar por el Servicio Marítimo, y de ahí son trasladados al Centro de Acogida Temporal de Extranjeros (CATE) del puerto de Almería. “Cuando hay muchas pateras, se quedan bajo la custodia de la Guardia Civil en los puntos en los que se hayan interceptado y los propios guardias, con sus medios, son los que lo llevan al CATE. Esas personas que vienen con hipotermia o la ropa mojada, pueden esperar hasta 8 o 12 horas”, incide.
La AUGC pide que haya 300 agentes más en la provincia y que las plantillas mínimas de las unidades sean de 80 agentes, ya que la Comandancia de Almería no dispone de helicóptero y que el Servicio Marítimo cuenta con 45 miembros, cuando la “cifra óptima debería ser el triple”. También reclama campamentos temporales de recepción, bien con el apoyo de la Cruz Roja o militar, además de un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE), porque “aparte de la inmigración que nos llega por vía marítima, viene también vía aérea desde Canarias”, precisa.
Miguel Martín Alonso
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