Prudencia

El sector del tatuaje pide que no se les estigmatice tras el brote de viruela del mono de Cádiz

Una tatuadora recuerda que están «sometidos a controles y que el 80% del material es desechable»

El tatuaje que el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, luce en su muñeca
Los tatuajes son hoy una moda muy extendida entre personas de todas las edadesLa RazónLa Razón

‘Tattoo. Grabado en la piel’ es el título de la exposición que estos días, en el Museo de Chiclana (Cádiz), presenta con gran éxito de público las obras de cuatro destacados tatuadores, Álvaro Martínez, Manuel Portillo, Patricia Iglesias y Francisco García. Muestra que busca poner en valor la indudable dimensión artística de una técnica –hasta no hace mucho cuestionada– cuyas huellas se remontan cinco mil años atrás (Ötzi, la famosa momia de los hielos ya mostraba su espalda y rodillas tatuadas) y en cuyo camino se ha cruzado la noticia de un brote de viruela del mono en un negocio de tatuajes de la vecina localidad gaditana de San Fernando.

Con las causas aún por dictaminar por la Consejería de Salud y con el temor lógico que generan este tipo de noticias entre quienes se tatúan o realizan piercing –más aún cuando la OMS acaba de decretar la emergencia internacional–, el sector pide prudencia, defiende su profesionalidad y las exigentes medidas higiénico-sanitarias con las que desempeña su trabajo y confía en que no se le estigmatice por un caso que tilda de «puntual». «Entiendo que tendrá que ver más con un piercing que con un tatuaje, ya que es difícil pensar que sea un tatuaje teniendo en cuenta las condiciones de exigencia higiénico-sanitarias con las que trabajamos en los estudios», señala Sara Fornell, de Suga r Tattoo, en el municipio de San Fernando. Apenada porque «no es plato de buen gusto para ningún profesional que le ocurra esto», cree que se «ha podido tratar de un accidente muy puntual, como sucede en otros ámbitos profesionales, ya que estamos sometidos a continuas inspecciones de Sanidad y, además de realizar una concienzuda tarea de esterilización y desinfección del instrumental, el 80 por ciento del material que empleamos hoy en día para tatuar es desechable». Aclara que «lo mismo sucede en el caso de los piercing, cuyas pinzas se esterilizan con un estricto protocolo».

En este escenario de inquietud, Sara asegura que «hasta la fecha no me han anulado ningún trabajo, si bien es cierto que estoy recibiendo muchas llamadas de personas cercanas que se tatúan preguntándome por el asunto y por la identidad del estudio en el que se ha registrado dicho brote», al tiempo que dice que «es innegable que la gente está inquieta y pregunta mucho más de lo normal». Convencida de que, cuanto menos, este asunto va a servir «para que la gente tenga más cuidado a la hora de ver dónde y con quien se tatúa», poniendo el acento en los ‘tatuadores caseros’. Así, Sara confía en que «no se llegue a estigmatizar al sector, porque nosotros, como tantos otros sectores y negocios, no estamos exentos de que, como ha sucedido, se produzca un accidente puntual». «Somos profesionales y, como es obvio, somos los primeros interesados en que no suceda este tipo de hechos».

Por ello, José, de G7 Tatto Studio Chiclana, señala que «nadie que sea un profesional se arriesga a tener un accidente de este tipo por ahorrarse unos céntimos”, que estos días es protagonista de la exposición ‘Tattoo. Grabado en la piel’.’. «Ya no es como en los 90, ahora la gran mayoría del material que se emplea en los estudios es de uso único, garantizando al máximo las condiciones higiénico-sanitarias. Agujas, guantes, entre otros, tienen un coste muy asumible, con lo que no creo que ningún profesional se quiera arriesgar a sufrir un accidente como el del que hablamos para poner su negocio en peligro».

«En mi opinión», subraya, «estamos ante un hecho puntual. Un accidente que le puede ocurrir a cualquier otro negocio, como ha sucedido con el Covid-19. Lo verdaderamente lamentable es que algunos pretendan generar un alarmismo que puede perjudicar mucho a un sector que nunca lo ha tenido fácil y que, concretamente en estas fechas de verano, no cuenta con una gran carga de trabajo». Frente a esta situación, «espero y confío que todo se aclare y que se ponga en valor la profesionalidad de un sector que cumple como el que más, ya que se lo juega todo».

Cabe destacar que Facua Cádiz lamentó «la negativa de la Consejería a facilitar los datos del establecimiento implicado», lo que considera «totalmente inaceptable».