Patrimonio

La "Capilla Sixtina" de la Sierra de Cádiz

Se encuentra sumergida en un paisaje de olivos centenarios y afilados cipreses que evocan a la Toscana de Giotto, Girgio Vasari o el propio Andrea Bocelli

La "Capilla Sixtina" de la Sierra de Cádiz
La "Capilla Sixtina" de la Sierra de CádizLa Razón

En territorio de fronteras (Torre Alháquime-Olvera), la Sierra de Cádiz atesora uno de sus grandes atractivos artísticos. Una capilla, de apellido «Del arte», que es el sueño hecho realidad de un pintor de origen olvereño y corazón barroco, Miguel Sevillano.

Allí, sumergida en un paisaje de olivos centenarios y afilados cipreses que evocan a la Toscana de Giotto, Girgio Vasari o el propio Andrea Bocelli, se levanta un «templo», de espíritu laico, que, como dice su alma mater, proyecta «la grandiosidad de una catedral, la belleza de un palacio y el silencio de un museo».

Capilla, obra (de estilo neoclásico) del arquitecto Eduardo Francou y el aparejador Juan Ramírez, que busca rendir homenaje a la Capilla Sixtina de Ciudad del Vaticano y que, a través de la obra de su «mecenas», Miguel Sevillano, propone al visitante participar de un armónico diálogo entre lo terrenal y lo divino; entre el arte contemporáneo y la naturaleza.

«La idea primigenia, la más importante», resalta Miguel Sevillano, «es sumergir al visitante en una experiencia singular y, al mismo tiempo, casi fuera del tiempo que nos ha tocado vivir. Porque hablamos de un edificio totalmente anacrónico, que se construiría o lo encargaría la realeza o la aristocracia en los siglos XVII o XVIII».

El edificio se localiza junto al Santuario de la Virgen de los Remedios y, según cuenta «es un acto de agradecimiento hacia esa vocación que yo he tenido a lo largo de mi vida y que, por tanto, pretende ser una especie de legado de agradecimiento al arte por todo lo que me ha dado a lo largo de mi propia historia».

Experiencia vital y artística que, como se refleja en su imponente sala y, de forma muy especial, en su bóveda, refleja una temática pictórica de «realidades meta históricas. Como es el tiempo, el amor y la muerte; los tres pilares fundamentales que sustentan la estructura y el sentir de este edificio».

Con decoración de «estilo barroco», en la capilla resaltan los colores «inspirados en los grandes pintores venecianos del siglo XVI, Tintoretto, Veronese, Tiziano, incluso en el Greco» y presenta como obra principal la que da vida a su bóveda, «cuya inspiración se encuentra en el ‘Juicio final’ de Miguel Ángel».

«Lo único que utilizo es el azul profundo que Miguel Ángel utilizó en la Capilla Sixtina. En ésta, el ‘Juicio final’ está en el testero central de la capilla y la pintó 30 años después de haber pintado la bóveda».

«Aunque en mi bóveda hay guiños al genio florentino», aclara, «es completamente personal, de estilo barroco y colores venecianos». Al cobijo de la majestuosa bóveda, a la que el pintor olvereño dedicó tres años, se muestra una obra «muy heterogénea en estilo y género». «Yo quería que fuese un lugar en el que hubiese un acopio de todos los géneros de la historia del arte, representados de una forma muy personal, desde mi óptica y punto de vista».

Fruto de esta visión, «encontramos arte sacro, el tema el bodegón, los paisajes, retrato, la mitología clásica o de pasajes del Antiguo Testamento».

Colección que Miguel Sevillano expone de forma «estilo palacio», «amontonando las obras una encima de otra, como se hacía antiguamente en dichas edificaciones por un tema de falta de espacio».

Disciplina de la que se desmarca su principal pintura, «Hércules joven», que se presenta sola, «tipo museo, porque es la obra más importante de la sala». Representa un tema «muy recurrente, como es Hércules, descansando después de sus doce trabajos, que es un símbolo de Cádiz y de la fortaleza y el espíritu humano. La representación de ese tipo de valores morales y éticos».

Detalle de la obra
Detalle de la obraLa Razón

Pintura de «madurez» que «tiene el hándicap que la pinté a la edad de 20 años». Asimismo, destaca la pintura «La Túnica», que se localiza en el testero principal y que Miguel Sevillano realizó ex profeso para la capilla. «Es una versión personal de la pintura ‘El Expolio’, de El Greco, que se encuentra en la Sacristía de la Catedral de Toledo. Tiene como función principal conectar con la bóveda».