Economía
Calma tensa en el sector del vino de Jerez
Los mercados asiáticos y europeos se presentan como posibles alternativas si se concretan los aranceles de Trump
El pasado mes de octubre, el vino de Jerez vivía un nuevo capítulo de su idilio (a más) con uno de sus mercados más rentables. Nueva York, en el corazón de Estados Unidos, servía de telón de fondo para un evento que, de la mano del Consejo Regulador de Jerez y la Diputación de Cádiz, tenía como objeto seguir promocionando los exquisitos caldos de una de las mayores Denominaciones de Origen del mundo, Jerez-Xérès-Sherry, Manzanilla Sanlúcar de Barrameda y Vinagre de Jerez.
Una veintena de bodegas del Marco de Jerez destapaban las esencias de sus excelentes caldos ante profesionales estadounidenses del vino, dando continuidad a una relación que (con altos y bajos) se remonta a siglos atrás y que, incluso, en 1971, hizo que la Fiesta de la Vendimia se le dedicase a Estados Unidos.
Por entonces, a la sombra de los grandes rascacielos neoyorquinos, pocos bodegueros y representantes institucionales, muy pocos, podían pensar que, meses más tarde, uno de sus mercados más rentables e ilusionantes, con gran proyección de crecimiento por su calidad y variedad, podría ponerse en peligro por la política arancelaria del gobierno estadounidense.
Política que, de la mano del ahora presidente estadounidense, el republicano Donald Trump, ha ido cobrando fuerza y que, desde hace semanas, mantiene al borde del infarto a un sector al que se le cambia la cara cuando escucha hablar de aranceles que podrían llegar incluso hasta un 200 por ciento a productos alcohólicos del contiente europeo.
Aranceles que, en definitiva, supondrían frenar de golpe las expectativas de crecimiento en torno a un mercado (cuarto o quinto en exportaciones) que, como reconoce, proporciona buenos precios medios y del que es protagonista un consumidor que «cada vez sabe más de vino de calidad y que amplía su gama».
Los datos hablan por sí solos: en torno a millón y medio de botellas directas se exportan al año, a las que hay que añadir, además, las que llegan al país americano a través de proveedores del Consejo Regulador. O, dicho de otro modo y traducido en dinero: más de 10 millones de euros.
«Desde el sector hemos estado insistiéndole a la Comisión Europea para que baje un poco la tensión y parece ser que ya hay algunas declaraciones en el sentido de posponer las medidas de aplicación de aranceles a los productos norteamericanos. La esperanza es que, con estos mensajes, la Administración de Donald Trump se repiense su actitud», señala quien mejor conoce los efectos negativos que tendrían estos aranceles para los vinos del Marco de Jerez y esa economía, directa e indirecta, que se genera en torno a ellos, César Saldaña, presidente del Consejo Regulador de la DO.
Aunque desde el sector algunas bodegas se estén planteando adelantar sus exportaciones para evitar el grandísimo impacto de estos aranceles, el presidente del Consejo Regulador de la DO considera que «esta no es la solución, ya que se trataría de un efecto muy a corto plazo».
Así, en un escenario de guerra comercial abierta, César Saldaña no descarta que las empresas bodegueras puedan poner su mirada en otros mercados. «Si estos aranceles entran en vigor, muy probablemente y, por ahora, desde la suposición, las bodegas se podrían llegar a replantear poner sus esfuerzos comerciales en otros mercados en los que vaya a darse un mayor retorno».
Mercados como «el asiático o el europeo, capaces de dar respuesta a productos que, como los nuestros, tienen un alto valor añadido», apunta Saldaña, que insiste en que «obviamente, de plantear este tipo de respuesta, habría que poner la mirada en mercados que cuentan con una determinada renta, ya que de lo contrario no tendría mucho sentido».
No obstante, destaca, «esta posibilidad dependerá y está en las manos de la política comercial de cada empresa». «De lo que estoy convencido –añade– es que, en estos momentos, lo que están haciendo las bodegas es evaluar el posible impacto que tendría la medida (aranceles) si entrara en vigor y, una vez evaluado , consultar con sus socios comerciales en Estados Unidos para ver qué posibilidades hay».
No obstante, señala que «si, llegado el caso, la venta de sus productos tuviese poco retorno, entiendo que pondrían sus esfuerzos comerciales en otros países». No obstante, apunta César Saldaña, «ahora en lo que se debe trabajar es en relajar tensiones y que, finalmente, estos aranceles no se lleven a efecto. Esta sería la mejor noticia para el sector».
Proteger el nombre sherry
Además de los problemas que generaría la imposición de los posibles aranceles, otro objetivo que se complica para los vinos de la Denominación de Origen Jerez-Xérès-Sherry, Manzanilla Sanlúcar de Barrameda y Vinagre de Jerez es el reconocimiento de exclusividad/protección del nombre «Sherry» en el mercado estadounidense, negociación en la que, de la mano de otras denominaciones de origen europeas (Chianti, Champagne u Oporto), ya se habían realizado muchos esfuerzos. Junto al sector del vino, Jerez permanece muy atenta a los anuncios del presidente estadounidense Donald Trump, ya que, como ha señalado recientemente la alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo, «el terremoto de los aranceles estadounidenses también afectaría directamente a la economía de la ciudad». Efectos que ha catalogado de «irreparables».