
Estudio
La cultura es de lo que más influye en la expresión del dolor a la hora de parir
“Las mujeres de origen chino no expresan nada. Tú ves en el monitor que tienen unas contracciones extremadamente fuertes y no cambian la expresión", aseguran

El parto es un hecho universal que plantea, sin embargo, grandes diferencias entre las mujeres a la hora de afrontarlo y expresar el dolor en función de su cultura, su situación personal o incluso el contexto social. Una investigación pionera ahonda en esas claves como una herramienta para mejorar la calidad asistencial.
La Escala de Valoración de la Expresión del Dolor de Parto, más conocida por sus siglas ESVADOPA, nació en uno de los paritorios del Hospital Comarcal de Melilla por la inquietud de la doctora Silvia Navarro, profesora de la Universidad de Granada (UGR), por saber cómo vive la mujer el dolor del parto.
Como explica en una entrevista con EFE, en una época en la que ejerció como matrona y como cooperante en Nicaragua, se dio cuenta de que entre los profesionales sanitarios se daba por hecho que las mujeres que no gritan mientras dan a luz llevan bien el parto porque no sienten dolor.
Nada más lejos de la realidad. “Que una mujer no exprese dolor no significa que no nos necesite, que no necesite una atención, nuestra mano o estar acompañada. Simplemente es que por su cultura, no lo expresa”, señala Navarro para puntualizar que el grito en el parto no es malo, sino una forma de afrontarlo y una importante herramienta informativa para las matronas.
Para evitar una errónea interpretación que pudiera provocar una atención poco acorde a lo que la mujer necesita en el alumbramiento, esta profesora ideó ESVADOPA, un proyecto en el que la acompañaron otras profesoras de la Facultad de Ciencias de la Salud de Melilla y profesionales del Hospital Comarcal de la ciudad autónoma.
Fue así, a finales de la década pasada, cuando cerca de 40 expertos entre matronas, enfermeras, neurólogos y anestesistas participaron en la elaboración del cuestionario en el que se basa la escala ESVADOPA para cubrir un vacío de herramientas que valoraran el dolor del parto para conocerlo más y mejorar su atención, más allá de los monitores que miden la presión del útero.
Y lo hicieron aprovechando que por los paritorios del Comarcal pasan mujeres de muy distintas procedencias culturales, étnicas y lingüísticas, no solo por ser Melilla una ciudad intercultural, sino también fronteriza y receptora de flujos migratorios. Una diversidad que la convierten en un entorno clínico único, especialmente antes de la pandemia, cuando era habitual que cientos de parturientas marroquíes dieran a luz en Melilla.
Diferencias al expresar el dolor
Gracias a la escala ESVADOPA, observaron las diferencias con las que afrontaban el parto las mujeres residentes en Melilla, que cuentan con una educación maternal y un control de la gestación, respecto a las embarazadas que llegaban de Marruecos o de otros países, muchas veces solas y sin ningún control previo.
Los antecedentes obstétricos también suelen ser un factor que marca la diferencia en la expresión del dolor entre las mujeres que dan a luz, pues las primerizas o aquellas que han tenido una experiencia traumática anterior, como la pérdida de un bebé, suelen gritar más.
Pero también intervienen otros factores, como por ejemplo, el nivel de estudios, que cuanto menor es mayor expresión del dolor se da; la posición fetal y el suministro de la anestesia epidural, no aceptada por convicción cultural en algunas comunidades; o incluso si las mujeres están acompañadas a la hora del alumbramiento.
“Hemos visto un matiz muy curioso, que al parecer es cultural, y es que cuando las mujeres musulmanas tienen a hombres como acompañantes, expresan menos dolor que con una mujer que ha pasado algo similar a ellas. En cambio, las cristianas expresan libremente tanto con hombres como con mujeres”, señala Silvia Navarro.
La cultura es de lo que más influye en la expresión del dolor a la hora de parir: “Las mujeres de origen chino no expresan nada. Tú ves en el monitor que tienen unas contracciones extremadamente fuertes y no cambian la expresión. En cambio, las subsaharianas y mujeres de origen bereber expresan más, pero no significa que estén sufriendo más”.
La doctora María Angustias Sánchez Ojeda, otra de las profesoras de la UGR que acompaña a Silvia Navarro en este proyecto, defiende que con la escala ESVADOPA también buscan “evitar los prejuicios típicos que se pueden tener con determinadas culturas”. Sabe de lo que habla, pues en su tesis analiza las actitudes de la población ante los migrantes y la población desplazada.
Escala muy usada en otros países
Sánchez Ojeda apunta otra ventaja de ESVADOPA, y es que la matrona no interrumpe a la mujer durante el proceso de parto, sino que va rellenando en pocos segundos los ítems de la escala solo con la observación y eso permite no solo respetar la intimidad del momento, sino también sortear las barreras del idioma en el caso de las mujeres extranjeras, lo que también influye en la expresión del dolor.
Esa puede ser una de las claves de la expansión de esta herramienta, que ya se utiliza en centros académicos y clínicos de Turquía, Brasil, China, Portugal, Mozambique, Francia e Italia. Una expansión internacional que enriquece el proyecto sumando nuevas experiencias y líneas de investigación que abarcan otros aspectos la salud de la mujer más allá del parto.
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