Arqueología

El embalse más grande de Andalucía encierra restos arqueológicos desde el siglo I

El último hallazgo puso de manifiesto que el río Genil "en la época romana tenía tráfico fluvial intenso" dedicado, sobre todo, "al comercio de aceite"

Pantano de Iznájar, en Córdoba
Pantano de Iznájar, en CórdobaEfeAgencia EFE

El embalse de Iznájar, el más grande de Andalucía, y que encierra distintos restos arqueológicos, algunos datados entre el siglo I y el III, ha superado ya el 20 % de su capacidad y concretamente se encuentra al 20,61 %. El río Genil, el principal afluente del río Guadalquivir, se convierte en Iznájar en el mayor pantano de Andalucía, un embalse que abastece a más de 200.000 personas del Sur de la provincia de Córdoba, aunque curiosamente del mismo no beben los habitantes de la localidad que le da nombre.

En el pantano se han ido descubriendo distintos restos arqueológicos en las diferentes épocas de sequía, el último de ellos en 2017 cuando se encontró una almazara romana datada entre los siglos I y III, según ha explicado a EFE Belén Ortiz, arqueóloga del Centro Arqueología del Genil. El hallazgo de la almazara fue "por casualidad", porque "estábamos con un estudio sobre el valle medio del Genil cuando nos la encontramos" y puso de manifiesto que este río "en la época romana tenía tráfico fluvial intenso" dedicado, sobre todo, "al comercio de aceite".

El proyecto de investigación sobre la almazara quedó inconcluso "porque nos empezó a llover" y al encontrarse en "un punto muy crítico, justo en el límite donde está el agua no hemos podido retomarlo". El embalse, que ha recogido en la última semana 6,2 hectómetros cúbicos de agua, según los datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) consultados por EFE, no se encuentra en su nivel histórico más bajo, ya que este tuvo lugar en 1995 y fue "terrorífico", según la arqueóloga.

Fue entonces cuando se encontraron restos de una fábrica de principios del siglo XX, que "ahora está totalmente al descubierto" y el puente del Molinillo, que es de finales del siglo XIX, y del que en la actualidad "se ve la estructura completa". Después en 2017 cuando tuvo uno de los niveles más bajos fue cuando afloró la almazara, mientras que en el otro extremo, es decir con su capacidad a tope, Iznájar ha estado, desde su inauguración en 1969, en cuatro ocasiones, alcanzando en 2013 casi el 100 % de su capacidad. Fue en 1978 cuando estuvo por primera vez lleno, más tarde en 1997 y en marzo de 2010.

Su orilla alberga el paraje de Valdearenas, una playa de agua dulce de más de 1,5 kilómetros de largo en la que también se ubica la Estación Náutica Lago de Andalucía donde se pueden practicar diversos deportes náuticos como piragüismo, paddle, surf, o vela. Ortiz ha explicado que, a pesar de la sequía de los últimos años, se han seguido manteniendo las actividades deportivas y lúdicas, aunque con menos asiduidad.

También es un lugar para la celebración de actividades culturales, ya que todos los veranos se celebra a final de agosto la Muestra de Cine Lago de Iznájar. Se trata de una muestra de cine español en la que se pueden ver las películas en una pantalla desde la playa de Valderarenas. El embalse de Iznájar ocupa tierras de las provincias de Córdoba, Málaga y Granada, posee más de 100 kilómetros de orilla, 32 de longitud cruzando en paralelo la parte central del término municipal y pertenece a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG).

Otra de sus características es la presencia en sus aguas de los siluros, una especie de pez de agua dulce, que son originarios de los grandes ríos de Europa Central y que se detectaron por primera vez en Iznájar en julio de 2011. Los siluros, dado su enorme tamaño -algunos alcanzan los cinco metros- y sus hábitos depredadores, han provocado la desaparición de las especies propias del embalse de Iznájar como la perca o el black bass.

Esto se ha constatado, según Belén Ortiz, en que "antes cuando bajaba el embalse encontrábamos muchos peces muertos en la orilla y ahora, sin embargo, no hay ninguno, porque se los han comido los siluros". El embalse de Iznájar se construyó con el objetivo de servir de defensa a las riadas del río Genil en municipios como Écija (Sevilla) o Puente Genil (Córdoba) y cubrió 3.000 hectáreas, de las que 200 eran de regadío y dejó inundados unos 150.000 olivos. Al pie de la presa se levantó la central hidroeléctrica más importante de la época en Andalucía, con cien millones de kilovatios/hora anuales con intercomunicaciones a través de todo el sur peninsular.