Opinión | Méritos e infamias

«Kofradías» en «prime time»

En bastantes ciudades y pueblos andaluces salieron las cofradías «porque había gente esperando»

Polémica por la "petalada" en Triana pese a no salir la hermandad
Polémica por la "petalada" en Triana pese a no salir la hermandadAgencia EFE

Mientras los días de la Semana Santa pasaban por el fuego purificador de las lluvias, la celebración mostró la peor cara de todas las caras que la conforman. Desde hace casi 15 días los partes señalaban el mal tiempo con la suficiente antelación para que no sucedieran sorpresas. Para algunos así sucedió, no para otros, que intentaron y forzaron que las cofradías salieran a la calle pese al mal tiempo y con buena cara. Así lo demandaban desde la caverna de las redes; donde el personal estabula, berrea y juzga desde el sillón de su casa. Con toda la razón del mundo, en realidad, porque ya hace bastante tiempo que la Semana Santa no es sino tan sólo unos días para explorar esta nueva afición nihilista que aquí siempre se ha llamado «jugar a los pasitos».

Estamos a un puntito sólo de convertir a Andalucía en un enorme parque de atracciones en el que los consumidores tendrán el derecho de presentar el ticket de compra si no se sienten satisfechos con el espectáculo. En bastantes ciudades y pueblos andaluces salieron las cofradías «porque había gente esperando». En Sevilla se ha llegado incluso a abuchear a un paso porque no hizo las filigranas habituales y hasta se tiró una petalada al aire como si pasara la Esperanza de Triana. Un auténtico disparate, porque se ha convertido una celebración religiosa, con unos márgenes bastante anchos para que cada cual se sintiera cómodo, en un circo con juntas de gobierno jugando al suspense de salir o no con tal de que le saquen la cara al hermano mayor en el programa de Canal Sur.

Auténticamente lamentable el numerito de pandereta en «prime time». Las saetas a la nada de la calle Pureza y los gritos de «sácala» confirman que la Semana Santa de gritos, móviles, cámaras y exhibicionismo está más cerca de la Tomatina o la Tamborrada que de la excelencia cultural de la que una vez nos dotamos los andaluces.