
Tribuna
Semana Santa en Cádiz: tradición e historia
"Los maravillosos 'pueblos blancos' resplandecen aún más con los pasos recorriendo sus angostos centros históricos"

La provincia de Cádiz resplandece de manera especial durante la Semana Santa. El fervor de los pueblos y el aire solemne de las ciudades, crean un ambiente en el que resulta difícil no emocionarse con las procesiones, la música y las tradiciones de esta tierra. Todo dispuesto por hermandades y cofradías para que sus imágenes, auténticas obras de arte, recorran las calles en medio del tradicional olor a incienso, mecidas al sentido ritmo de las marchas musicales.
La Semana Santa no se limita a siete días. Se vive con igual devoción durante todo el año. Pero es entre el Domingo de Ramos y el de Resurrección cuando esa pasión se manifiesta en cada ciudad, en cada pueblo, y en las singularidades de todos ellos. Las visitas a los templos para ver con detalle los pasos que recorrerán posteriormente las calles, es el mejor momento para descubrir con tranquilidad no solo las imágenes, sino el patrimonio histórico y cultural de las iglesias de la provincia de Cádiz, que relucen especialmente durante este tiempo, que es a la vez festivo, de recogimiento y devoción religiosa.
Aunque en todos los municipios se celebra la misma Semana de Pasión, la diversidad de nuestros pueblos y ciudades, cada uno de ellos con su propia idiosincrasia, convierte a esta provincia en un destino imprescindible en este tiempo. Enclaves ya de por sí espectaculares, como los maravillosos «pueblos blancos», resplandecen aún más con los pasos recorriendo sus angostos centros históricos, en una imagen difícil de olvidar para quienes la contemplan.
Muchas de estas celebraciones están declaradas de Interés Turístico Nacional. Otras, bien podrían serlo, porque méritos atesoran de sobra para ello. Vivir la emoción de los gaditanos con su Nazareno de Santa María, alcalde perpetuo de la ciudad; acompañar a los jerezanos en el recorrido del Prendimiento o la Amargura o contemplar el desfile de los hornazos y la Carrerita de San Juan en Alcalá del Valle es algo que merece la pena vivir.
Atraídos por la tradición y la historia de nuestra Semana Santa, miles de visitantes recorren estos días la provincia de Cádiz. Y lo hacen también deseosos de conocer los tesoros que nos han dado fama internacional. Nuestros seis parques naturales, las increíbles playas que alberga la costa desde Sanlúcar hasta San Roque, y el ingente patrimonio cultural de pueblos y ciudades, son algunas de las razones por las que hay que venir a Cádiz. No sólo en Semana Santa, sino el resto del año.
Pero es ahora, en esta Semana de Pasión, cuando se suceden momentos que sólo pueden vivirse en estos días. La bendición del Nazareno de Arcos, en la madrugada del Jueves al Viernes Santo; la Borriquita viviente de Alcalá de los Gazules o vivir el Domingo de Resurrección en Benamahoma invitan, además, a involucrarse junto a los habitantes de esos pueblos en unos momentos realmente especiales. Más allá de poder disfrutar de escenas en las que la unión de las imágenes y el escenario en el que procesionan son, de por sí, memorables. Sirva como ejemplo el paso de las cofradías por el Peñón de la Becerra, en Ubrique.
La Semana Santa es sinónimo de tradiciones. Y una que está íntimamente ligada a estos días es la gastronomía, con elaboraciones, principalmente de repostería, que les recomiendo probar. Las clásicas torrijas, alpisteras de Sanlúcar, bollos de Arcos, gañotes de Ubrique, tortas de hornazo, poleás, o rosquetes de Chiclana, ponen sabor a las procesiones, aunque muchos de ellos pueden degustarse ya todo el año.
En breve, ya olerá a incienso por las calles de los pueblos de la provincia. Como presidenta de la Diputación de Cádiz, les invito a descubrir la singularidad de la Semana Santa en cada rincón de nuestra tierra. Viva esta Semana de Pasión junto a nosotros. Les aseguro que no lo olvidarán.
* Almudena Martínez del Junco es la presidenta de la Diputación de Cádiz
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