Cambio en Sevilla
Sanz: el alcalde que sabe pactar «sin vetos ni líneas rojas»
El nuevo regidor de Sevilla se propone recuperar el «espíritu transformador del 92» desde una mayoría simple y con el respaldo de la Junta
Fue catorce años alcalde de Tomares, un municipio referente durante los últimos tres lustros de la mejor calidad de vida en el Aljarafe sevillano, y desde ayer, después de seiscientos días en la oposición «pateándose» las calles, tiene la responsabilidad de gobernar la capital de Andalucía. José Luis Sanz no es un recién llegado a la política, ni mucho menos, pero representa a la perfección el «cambio sociológico» que ha sufrido una región con sello históricamente socialista, cansada de redes clientelares, «caso ERE», corrupción y engaños. Sanz aspira a dejar huella en Sevilla y espera contar a partir del 23 de julio con la complicidad de un nuevo Gobierno de España. Ya tiene asegurada la de la Junta de Andalucía y sería la primera vez que coincidirían el mismo color político en las tres administraciones. Si le preguntan qué legado le gustaría dejar a los sevillanos, su respuesta empieza así: «Dentro de veinte años...».
Sanz es el alcalde de la moto –medio de transporte que utilizó siempre en Tomares–, de la cercanía al ciudadano, del rostro serio y la preocupación por los problemas diarios, pero también el sevillano futbolero –es seguidor del Sevilla FC–, cofradiero y que no renuncia a tomarse una cerveza con quien sea necesario para buscar soluciones. Cree que en la política municipal priman los intereses generales por encima de los ideológicos y no teme alcanzar acuerdos con quien sea necesario siempre que ayuden a relanzar Sevilla, una ciudad «dormida» desde 1992. Tiene claro que para lograr sus objetivos debe rodearse de los mejores profesionales, por eso no esconde que al frente de las empresas públicas necesita verdaderos ejecutivos cualificados, aunque ello suponga elevar sus sueldos y que cobren más que él. Ya ha dicho que Sevilla necesita un proyecto a medio y largo plazo, su proyecto, pero también se ha comprometido a que los sevillanos noten un cambio a mejor desde ya. Su primer reto: un plan de choque contra la suciedad de las calles que llegue a los barrios casi desde el primer día.
Gran parte del éxito de convertirse en alcalde se lo debe a Juanma Moreno, que se volcó en su campaña y ayer lo volvió a acompañar en la sesión de investidura. El «modelo Moreno» ha conectado con la gente: consenso y diálogo para seguir transformando Andalucía. Ese efecto ha de llegar ahora a los municipios. Los sevillanos aún recuerdan con desazón la mayoría absoluta de Juan Ignacio Zoido (PP) –presente en la toma de posesión–. Juan Espadas fue la intrascendencia y Antonio Muñoz, su relevo cuando aquel pasó a liderar el PSOE-A, ha sufrido el tsunami azul pese a multiplicarse los últimos ocho meses. Realmente, José Luis Sanz no tiene difícil mejorarlos.
«Va a ser uno de los mejores alcaldes de España», vaticinó Moreno, gracias a «su pasión, su capacidad y al equipo» que le acompaña. Su capacidad de gestión es su mejor aval. Pero en una ciudad con seis de los quince barrios más pobres de Europa cualquier promesa hay que tomarla con prudencia máxima. Aún así, ayer dio el pistoletazo de salida a una «nueva etapa» en Sevilla sin «líneas rojas ni vetos a nadie». «Sé lo que es pactar», añadió. De hecho, gobernará en solitario pero sin mayoría absoluta, merced a la obtención de 14 de los 31 concejales que componen la corporación. «Si otros pactan con Bildu, cómo voy a tener complejos en llegar a acuerdos con Vox», recuerda cuando le cuestionan por el partido de Abascal.
El nuevo alcalde popular de Sevilla va a «gobernar para todos, sin sectarismos ni revanchas, sólo con el optimismo y la convicción de hacer cada día una ciudad mejor», que recupere «el espíritu transformador» de 1992, año de la exposición universal. «Colaboración, entendimiento, cooperación y sinergias con la Junta de Andalucía» son claves para lograr el revulsivo para Sevilla. Son muchas la reformas que requiere la capital: «limpieza, seguridad, tráfico, aparcamientos, transportes públicos, zonas verdes, arbolado y medidas contra el calor...».
El nuevo alcalde anunció que el plan Respira de restricción del tráfico en el casco histórico del anterior Gobierno del PSOE «no entrará en vigor» y que «hasta que no se construyan más aparcamientos y se incrementen los transportes públicos» no cerrará al tráfico el centro. También prometió 25 medidas para mitigar el efecto del calor, especialmente «un anillo verde de 45 kilómetros».
La ciudad de Sevilla simboliza mucho para el PP, que vuelve a gobernar en las ocho capitales de provincia e inicia un ciclo hegemónico frente a un PSOE-A hundido en su propio lodo.
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