Variopinto municipalismo

Con casi ocho centenares de ayuntamientos entre Ayamonte y Pulpí, y sus correspondientes poltronas en liza el 28 de mayo –menos de cien días faltan–, no debe sorprender que el municipalismo andaluz se halle en plena ebullición, con alcaldes y opositores inmersos en una berrea electoral de impredecibles consecuencias. Como en toda actividad humana, y mayor cuanto más diversa, el comportamiento transita de la gloria a la miseria sin solución de continuidad ni apenas términos medios. Para desconcierto del votante, que encuentra de todo en un mismo partido y no sabe si decantarse por la fidelidad a la formación de sus entretelas o por el candidato más atractivo aunque represente a siglas antipáticas. Miren al PSOE, por ejemplo, antaño espejo de la tierra. En Sevilla, la mayor ciudad en la que gobierna, todavía y pese a Pedro Sánchez, Antonio Muñoz presume de haberse traído los Grammy Latinos, formidable espectáculo que se celebra por primera vez fuera de Estados Unidos. Su compañera Berta Linares, regidora de Maracena (Granada), balbucea estos días explicaciones inconexas, y a cual más rara, sobre el intento de secuestro de una concejala de su equipo de gobierno –y rival orgánica– por parte de su pareja, que adquirió ipso facto la condición de ex, en cuanto la víctima alegó un posible móvil político. El episodio engrosará los anales de esa «Historia de la Regional de la Chusquería» alimentaba por Jesús Gil con sus epígonos horteras de Marbella, Juan Lanzas con su pira de billetes «p’asar una vaca» y otros bartolines que ahora da pereza recordar. Sirva esto sólo para recordar que estamos en año de comicios locales, así que mucho cuidadito con dónde mete usted la papeleta porque hay por ahí cada personaje que…