Mascotas

Un estudio revela cómo el estilo de vida y la genética condicionan el intestino de los cachorros

Un estudio internacional demuestra que la salud intestinal de los cachorros está influida no solo por la dieta, sino también por su genética y el entorno en el que crecen

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La salud intestinal de los cachorros (especialmente la composición de su microbiota) está influida tanto por factores genéticos como por el estilo de vida, según un nuevo estudio liderado por investigadores de la Universidad de Helsinki en colaboración con expertos en comportamiento y nutrición animal. El trabajo, que analizó a más de un centenar de cachorros de labrador retriever durante sus primeros meses de vida, concluyó que la flora intestinal varía notablemente entre individuos, incluso cuando comparten la misma dieta y conviven en entornos similares.

Los científicos observaron diferencias significativas entre perros de distintas líneas genéticas, lo que sugiere que la predisposición hereditaria desempeña un papel determinante en la forma en que el organismo gestiona las bacterias beneficiosas, los nutrientes y las defensas intestinales. A su vez, elementos externos como el nivel de actividad física, el contacto con otros animales, la exposición al aire libre o la convivencia en entornos urbanos o rurales también contribuyen a moldear la composición del microbioma de cada cachorro.

Los expertos destacan que una microbiota diversa y estable durante los primeros meses de vida es esencial para el correcto desarrollo inmunológico del animal, ya que favorece una mejor digestión, reduce la inflamación intestinal y previene futuras alergias o intolerancias. Por el contrario, un ecosistema intestinal pobre o desequilibrado puede derivar en trastornos digestivos, piel sensible o una mayor susceptibilidad a infecciones. El equipo finlandés subraya que estos hallazgos podrían aplicarse no solo a los labradores, sino a otras razas caninas con predisposición a enfermedades digestivas.

El estudio pone de relieve que los criadores y propietarios pueden contribuir de forma activa al bienestar intestinal de sus cachorros fomentando rutinas saludables, ejercicio moderado y una alimentación equilibrada, ya que, según los autores, comprender cómo influyen la genética y el entorno en la microbiota ayuda a prevenir futuras enfermedades. En otras palabras, no basta con elegir un pienso de calidad: también es necesario ofrecer variedad de estímulos, tiempo al aire libre y un entorno estable para que los microorganismos intestinales se desarrollen correctamente.

La investigación refuerza la idea de que la salud intestinal no depende solo de lo que come el perro, sino de cómo vive y qué herencia biológica arrastra. Este equilibrio entre naturaleza y cuidado humano, explican los investigadores, comienza incluso antes de llenar su primer cuenco de pienso. Un recordatorio más de que el bienestar animal no se mide únicamente en calorías o proteínas, sino también en experiencias, genética y convivencia.