Están los Montes Universales
Es la 'Antártida española', y no por el gélido ambiente típico en esta región aragonesa
La comarca de La Sierra de Albarracín ofrece muchas bondades al turista, pero se queda sin gente en sus pueblos
En lo más profundo de nuestro país, donde Cuenca, Teruel, y Guadalajara se entrelazan, se erige una zona natural de vibrante belleza y serenidad: son los Montes Universales. Un enclave que podría pasar perfectamente por la 'Antártida española' debido a su poca densidad poblacional, y que es refugio ideal para quienes solo desean desconectar del caos de la gran ciudad y sumergirse en una dimensión geográfica casi virgen.
Sus paisajes liderados por frondosos bosques, sus valles ocultos o las imponentes montañas del lugar invitan al turista a descubrir un mundo excepcional donde la naturaleza impera y la historia silba en cada rincón. La Sierra de Albarracín, comarca al noreste de la provincia de Teruel, es el epicentro de los majestuosos Montes Universales. Una insondable tierra que alberga tesoros como las pinturas rupestres del Parque Cultural de Albarracín, Patrimonio Mundial en la UNESCO desde 1998.
El casco histórico de Albarracín es Bien de Interés Cultural
Porque flora y fauna encuentran aquí un hábitat en el que nacen, viven y mueren. Y es que sus extensos bosques son hogar para la rica diversidad animal de la zona. Especies que encuentran su sitio en un ecosistema tan privilegiado como este, perfecto también para los amantes del senderismo: decenas de rutas marcadas con las que disfrutar de una belleza indescriptible.
Dejando a un lado el evidente panorama natural que la comarca de La Sierra de Albarracín ofrece a sus pocos vecinos y muchos turistas, la zona atesora joyas históricas y culturales de enorme valor. Albarracín, antigua capital de la época musulmana, ha conservado perfectamente su esencia islámica y medieval: prueba de ello es su inigualable casco antiguo declarado Bien de Interés Cultural.
La catedral de El Salvador, la Plaza Mayor, por ejemplo, o las murallas que rodean la villa son solo algunos de los monumentos arquitectónicos que Albarracín presenta al turista. Además, en sus proximidades se encuentran los Pinares de Rodeno, un exquisito paisaje protegido que cuenta,. también, con numerosas muestras de pinturas rupestres perfectamente conservadas levantinas.
Importante desafío demográfico
Lo que cierto es que, más allá del imponente escenario natural y cultural, la comarca turolense lleva décadas enfrentándose a un desafío demográfico alarmante. Y los datos demuestran cómo va perdiendo la batalla. Con una densidad poblacional que está cerca de los 1,4 habitantes por kilómetro cuadrado, y que baja a los 0,8 si se considera solo a la población residente, esta zona de la comunidad aragonesa se encuentra en una situación muy crítica.
Una cruda realidad que ha impulsado a Checa, Orihuela del Tremedal, y Beteta, municipios de la zona, a unir fuerzas para crear una asociación cuyo fin sea la revitalización de la comarca, conseguir fondos europeos y acabar con la despoblación de sus tierras. Poner el foco en la rentabilidad del turismo que visita los Montes Universales es, por ejemplo, la mejor forma de conseguir trabajo y vecinos para el despoblado lugar.