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Turismo de naturaleza

El pueblo aragonés que parece sacado de la película ‘Frozen’

Con apenas 43 habitantes según el INE, este pequeño pueblo estuvo al borde de la desaparición tras la construcción de un embalse que obligó a sus habitantes a abandonarlo

Lanuza Turismo de Aragón

Ubicado en el Pirineo aragonés, entre montañas nevadas y aguas cristalinas, Lanuza parece extraído de un cuento. Sus paisajes recuerdan a destinos invernales como Suiza o Noruega, pero sobre todo al mágico pueblo de Arandelle, el reino helado de Frozen. Aunque se dice que Disney se inspiró en Hallstatt, en Austria, para crear el mundo de Elsa y Anna, Lanuza bien podría haber sido otro de sus modelos, con su estética, sus callecitas y las montañas.

Aún así, Lanuza no solo es un pueblo de postal. Su historia es una de resistencia y renacimiento. Este pequeño municipio, que hoy vuelve a brillar con vida, estuvo a punto de desaparecer bajo las aguas del embalse que lleva su nombre. Sin embargo, sus antiguos habitantes lograron rescatarlo del olvido, devolviéndole la magia que siempre lo caracterizó.

Historia de Lanuza

El origen de Lanuza se remonta a tiempos medievales, cuando las comunidades montañesas comenzaron a establecerse en los valles pirenaicos. Gracias a su ubicación estratégica junto al río Gállego, el pueblo prosperó con una economía basada en la ganadería, la agricultura y la explotación de los recursos naturales del entorno.

Todo cambio en la década de 1970 cuando el gobierno decidió construir el embalse de Lanuza, lo que supuso el desalojo completo del pueblo. Las familias que habían vivido allí durante generaciones fueron obligadas a abandonar sus hogares, con la certeza de que el agua lo cubriría todo. Durante años, las casas quedaron vacías, las calles en silencio y el pueblo en ruinas, convertido en una sombra de lo que había sido.

No obstante los vecinos no se resignaron. En los años 90, algunos de ellos regresaron y comenzaron la ardua tarea de restaurar sus antiguas viviendas. Con esfuerzo y dedicación, consiguieron recuperar parte del pueblo, devolviéndole la vida que le habían arrebatado.

¿Qué ver y hacer en Lanuza?

Recorrer Lanuza a pie es la mejor manera de descubrir el pueblo, Sus casas de piedra y pizarra restauradas, reflejan la arquitectura tradicional del Pirineo. Entre sus monumentos destaca la iglesia del Salvador, una construcción del siglo XIX que guarda en su interior un relicario del año 1557 con los restos de Santa Quiteria, la patrona del pueblo.

Pero más allá del patrimonio arquitectónico, Lanuza es un lugar ideal para los amantes de la naturaleza. Desde aquí parten numerosas rutas de senderismo que llevan a parajes como el Mirador de la Sierra Plana por El Frondón o la circular de las Antenas de Lanuza, desde donde se obtienen vistas panorámicas de todo el valle.

También es posible disfrutar de uno de los eventos más famosos del Pirineo: el Festival Internacional de las Culturas Pirineos Sur, que se celebra desde 1992. Este festival musical reúne a artistas de todo el mundo y cuenta con un escenario flotante sobre las aguas del embalse, las mismas que casi borran al pueblo del mapa.

Finalmente, en sus inmediaciones se pueden visitar lugares icónicos del Pirineo aragonés, como la Estación Internacional de Canfranc, el Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, la villa de Biescas o el cercano Sallent de Gállego. Todo esto hace de Lanuza un destino inigualable para personas que buscan paisajes naturales y un contacto directo con la historia y la tradición.