Moda

Crecimiento azul: los otros tesoros que alberga el mar

Modelos innovadores de negocio para los residuos del océano

Crecimiento azul: los otros tesoros que alberga el mar
Crecimiento azul: los otros tesoros que alberga el marlarazon

El surfista once veces campeón del mundo Kelly Slater acaba de inaugurar Outerknown, una marca de ropa de hombre hecha con redes de pesca

Además de recuperar y reutilizar las redes de pesca que se extraen del mar, cada vez son más las iniciativas puestas en marcha que persiguen abrir nuevas líneas de negocio con lo que otros considerarían únicamente basura. Y al extraer estos desperdicios del mar consiguen además mantener los océanos algo más limpios. Un objetivo en el que se embarcó hace 28 meses el surfista once veces campeón del mundo Kelly Slater, que acaba de inaugurar Outerknown, una marca de ropa de hombre, que incluye jerseys, pantalones, camisas (ropa cómoda, sostenible, pero a un precio no precisamente muy económico), hecha con redes de pesca extraídas del mar de la mano de Healthy Seas, así como de otros materiales. Se trata de econyl, un hilo especial de nylon elaborado a partir del reciclado de las redes que es a su vez reciclable. Un material que casi parece infinito porque se estima que hay unas 640.000 toneladas de estas redes abandonadas por los océanos, unas redes que los miembros de Healthy Seas extraen del mar, y que también obtienen por el acuerdo alcanzado con Aquafil, que ofrece incentivos a los pescadores para que reciclen sus redes desgastadas.

La iniciativa Healthy Seas se puso en marcha gracias a la colaboración entre el Centro Europeo de Conservación de la Naturaleza (ECNC) de Tilburg (Países Bajos) y dos empresas, la italiana Aquafil y la mayorista de calcetines holandesa Star Sock. La iniciativa envía submarinistas al mar para recuperar las redes y otros aparejos de pesca viejos que, si se dejan en el mar, atrapan y matan a las criaturas marinas. Este problema se conoce como la «pesca fantasma».

Las redes extraídas se limpian y sus fibras se reciclan para convertirlas en hilo en las instalaciones de Aquafil de Eslovenia mediante el proceso econyl. Este hilo se utilizó en un principio para confeccionar calcetines y moquetas. Después, bañadores de la mano del nuevo socio Koru Swimwear, con sede en Florida (Estados Unidos). Y tras los primeros días de ventas de Outerknown, todo apunta a que la iniciativa está consiguiendo abrirse un hueco de mercado. Algo que resulta clave, porque la demanda global de fibra se espera que crezca en un 30% entre 2010 y 2020, de ahí la importancia ambiental de este avance. Y es que la iniciativa Econyl permite aprovechar este residuo (aunque sólo para nylon 6) para producir diferentes productos. Además, desde que se puso en marcha el proyecto econyl, el porcentaje de nylon reciclado se ha incrementado, al pasar de un 30% en 2012 a un 50% en la actualidad. A su vez, el proceso de reciclaje y creación de nylon a través de este sistema requiere un 54% menos de energía para producir la materia prima (la caprolactama, que es la materia prima principal para la producción de polímero de nylon 6) necesaria para hacer el nylon, y genera un 54% menos de emisiones de gases de efecto invernadero, según destaca la compañía.

Conchas de molusco

Otro proyecto que ha despertado gran interés es Biovalvo, una iniciativa gallega que persigue encontrar diferentes usos constructivos a las conchas de los mejillones y así dar salida a un residuo de importante peso en Galicia, donde se producen unas 250.000 toneladas al año de mejillones, de las que 80.000 son de sus conchas.

Según un estudio de la Universidad de Coruña, en el año 2012 se produjeron 227.229 toneladas de mejillón (carne y concha) en Galicia, de las cuales un 65 por ciento se comercializó en fresco y el 35 por ciento se procesó por la industria conservera, que genera 25.000 toneladas de residuo de concha al año. Tradicionalmente, las conchas de molusco han sido tratadas como residuo y su destino ha sido acabar depositadas en tierra o bajo las aguas próximas a la costa, con el consiguiente impacto ambiental (malos olores, proliferación de microorganismos e insectos, sepultando formas de vida que pudiesen existir en la zona).

Esto y la pista que le dieron las iniciativas puestas en marcha en otros países (en Corea se emplea la concha de ostra como fertilizante dado que es en un 95%-99% carbonato cálcico, y en Nigeria se usan las conchas de bígaro para fabricar hormigón) les hizo pensar en analizar los usos constructivos de las conchas. De hecho, han instalado un módulo experimental para estudiar las propiedades térmicas y aislantes de este material. También puede tener otros usos, como aislante acústico, capa drenante, morteros y hormigones, mezclas bituminosas, fabricación de baldosas e incluso se ha estudiado su mezcla con zahorras naturales (áridos no triturados, suelos granulares o mezcla) para firmes de vía forestales.

Otra iniciativa es la puesta en marcha por Adidas, que acaba de sacar una línea de calzado deportivo elaborado a partir del plástico extraído de los océanos tras el acuerdo con la organización Parley for the Oceans. No son nuevos para Adidas; de hecho, en 2014 Adidas Original anunció que se había asociado con Pharrell Williams, que cuenta con una empresa textil propia (Bionic Yarn), para crear una línea de ropa deportiva de plásticos extraídos del mar y convertidos en tejido gracias al proyecto de Vortex (en el que están presentes Sea Shepherd Conservation Society y Parley for the Oceans).

Plásticos y vísceras de pescado

Y no es la única firma que está apostando por los residuos marinos para sus tejidos. Semanas antes al anuncio de Adidas Original, la compañía G-Star Raw informaba de que iba a sacar una línea de ropa vaquera con el tejido de los denim elaborada con residuos poliméricos extraídos del mar.

Otras iniciativas interesantes son las puestas en marcha para producir biocarburante a partir de los restos de pescado. Así, el pasado año Petrobras Biocombustível, la filial de la empresa brasileña Petrobras, puso en marcha un proyecto para aprovechar el aceite de pescado extraído de las vísceras para producir biodiésel. Pero antes de este anuncio, cabe recordar el proyecto europeo Enerfish, que se puso en marcha años atrás para determinar cuál es el mejor modo para producir biodiésel de las vísceras, escamas y aletas de una planta de procesamiento de pescado y producir con él la electricidad que requiere la fábrica de procesamiento mediante un generador alimentado con el citado biodiésel.

Y hablando de pescado, cabe destacar el proyecto puesto en marcha por Ainia para producir emulsión y embutido de pescado a partir de la carne (aproximadamente un 40%) que se adhiere en las raspas de pescado. «El proyecto puesto en marcha con una empresa de acuicultura perseguía producir nuevos productos de los restos que se generan en la planta en la que se filetean y envasan de forma automática las doradas», explica Beatriz Pérez, técnica del Departamento de Nuevos Productos de Ainia.

En definitiva, un abanico cada vez más amplio de proyectos innovadores relacionados con la economía azul y circular, porque los residuos no son sólo residuos.