Actualidad

Escritores

Cómo estimular la memoria

Al igual que nuestro cuerpo, la memoria también necesita ejercicio para que no se oxide. Una vida social activa y sencillos ejercicios pueden ayudarnos a no volver a olvidar dónde hemos puesto las llaves.

Cómo estimular la memoria
Cómo estimular la memorialarazon

Al igual que nuestro cuerpo, la memoria también necesita ejercicio para que no se oxide. Una vida social activa y sencillos ejercicios pueden ayudarnos a no volver a olvidar dónde hemos puesto las llaves.

La memoria es un proceso complejo en el que intervienen varias áreas cerebrales. Según explica el doctor Luis Rojas Marcos, en su bestseller Eres tu memoria, de la editorial Espasa, "la misión de la memoria es la de captar y almacenar una abundante variedad de información que consideramos relevante o que nos impacta. La capacidad mental para retener información durante horas, días, meses o años es indispensable a la hora de reconocer sensaciones, palabras, emociones, personas, objetos y lugares. Guardar las experiencias pasadas agradables o fastidiosas, las comidas que nos gustan y las que nos sientan mal, las personas cordiales y las indeseadas, nos permite anticipar una situación y, si fuese necesario, protegernos".

Existen diferentes tipos de memoria: implícita, que son los recuerdos inconscientes en los que se basan nuestros hábitos; explícita, recuerdos deliberados y conscientes sobre nuestro conocimiento del mundo o experiencias (cuando hablamos de pérdida, generalmente nos referimos a esta); de trabajo, que retiene un dato para procesarlo inmediatamente, o visual-espacial, para retener una imagen o situarse en el espacio.

La memoria puede considerarse como un músculo más que debe ejercitarse para que no se atrofie. De hecho, se ha visto que llevar una vida activa, tener curiosidad, estimularse tanto física como mentalmente, contribuye a retrasar problemas asociados a la pérdida de memoria o a la demencia, como el mal de Alzheimer.

¿Por qué se pierde memoria?

Las causas de pérdida de memoria son variadas y si son significativas deben ser estudiadas por un neurólogo. En primer lugar este experto en trastornos de memoria debe certificar que existe una perdida real.

Por ejemplo, en casos de falta de concentración, estrés, ansiedad, etc, se puede producir cierta dificultad para encontrar una palabra que conocemos perfectamente, o puede costar más explicar el hilo argumental de un libro o una película, pero no se trata de una pérdida de memoria propiamente dicha. Aunque sí es recomendable comenzar a ejercitarla para frenar el deterioro.

Existen talleres y técnicas sencillas para personas que simplemente quieren mejorarla sin que necesariamente sufran una patología.

8 claves para entrenarla

- Asociar ideas: útil para fijar y mantener la atención. Se realiza mediante la relación de figuras que pueden ser fotos, recortes, etc, con experiencias vividas.

- Estudiar idiomas o apuntarse a un MOOC (cursos masivos online): mantenerse intelectualmente activo es una excelente manera de evitar las pérdidas de memoria.

- Establecer rutinas: evitan los olvidos.

- Repetir en voz alta aquello que quieres recordar.

- Leer: antes de encender el televisor dedicar un tiempo a la lectura de algún libro o periódicos. Después, comentarlo para recordar lo que se ha leído.

- Si se prefiere ver la tele, inclinarse por programas culturales.

- Hacer crucigramas, sudokus, pequeños cálculos también pueden ayudar.

- Como se ha dicho, si la pérdida de memoria afecta significativamente a nuestra vida diaria o incluso es percibida por el entorno como una situación excepcional debe ser consultado con un médico.