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Viajar en solitario, una oportunidad para conocernos mejor

Más allá de conocer gente, practicar idiomas y descubrir nuestra faceta más extrovertida, emprender un viaje sin compañía nos permite poner a prueba nuestras emociones.

Viajar en solitario, una oportunidad para conocernos mejor
Viajar en solitario, una oportunidad para conocernos mejorlarazon

Más allá de conocer gente, practicar idiomas y descubrir nuestra faceta más extrovertida, emprender un viaje sin compañía nos permite poner a prueba nuestras emociones.

Alejados de la rutina y del trabajo diario, los viajes nos ofrecen la oportunidad de relativizar los problemas y mejorar el estado anímico. Aunque prefiramos compartir las experiencias con otras personas, emprender un viaje solo es una buena manera de poner a prueba nuestras emociones y darnos cuenta de que podemos hacer mucho más de lo que imaginamos.

Para el reconocido periodista de viajes y autor de Vagabonding, Rolf Potts: "Esta manera de viajar te obliga a mirar hacia el exterior, comprometerte con el entorno y desapegarte de lugares y gente que ya conoces". Por otro lado, el hecho de estar relajados y tener tiempo libre, hace que escuchemos activamente a las personas que encontramos por el camino, con las que tenemos un contacto más intimo y cercano.

"Otra ventaja de viajar solo es que no necesitas estar solo todo el tiempo", continúa Potts, que colabora con revistas como National Geographic Traveler y The New Yorker. "Hay muchos otros viajeros por ahí, que tienen experiencias increíbles, igual que tú. Es normal unirse a ellos y viajar juntos por periodos cortos de tiempo. De hecho, algunos de mis mejores amigos son gente que conocí en partes remotas del mundo". Desplazarte a otro lugar te obliga a hacer frente a la soledad y conocer nuevas personas, especialmente aquellas que viven y trabajan en los destinos que visitas.

Tomarse un respiro

Otra factor importante de los viajes es el aburrimiento. Aunque parezca negativo, nos da un espacio para pensar en planes de futuro y metas que queremos conseguir. Así, las largas horas en autobús, las esperas en estaciones de tren o los aviones que tardan horas son espacios en los que podemos reflexionar sobre aquello que queremos hacer en el corto y largo plazo. "Viajar, especialmente durante un tiempo largo, también permite descubrir un tipo de libertad que nunca has experimentado antes. A veces, simplemente sienta bien saber que puedes ir, literalmente, hacia cualquier dirección, en cualquier momento", añade Potts.

De hecho, el autor recomienda no seguir los consejos de las guías, y leer sólo los apartados sobre cultura y religión. Esta es la mejor manera, en su opinión, de asombrarnos durante nuestra escapada. "Viajar es adictivo porque siempre te sorprende. Aunque planees la visita, los mejores sitios son aquellos que no esperas, porque capturan tu imaginación de una manera que nunca podrías haber predicho".

Por otro lado, no es lo mismo tomarse unas vacaciones cortas que hacer un viaje largo. Los segundos te permiten ir más despacio, conocer mejor los lugares y improvisar hacia nuevas direcciones, en lugar de seguir itinerarios estrictos. "Lo mejor es que te permiten abandonar las obligaciones del día a día y valorar lo inesperado, de una manera que mejora tu vida"concluye Potts.