Sexo
«El 12% de las mujeres tendrá alguna disfunción sexual»
Además de presidir la Federación Española de Sociedades de Sexología (FESS), Francisca Molero es directora del Institut de Sexología de Barcelona, de ahí su profundo conocimiento sobre la salud sexual femenina y los recursos y herramientas para abordarlos desde diferentes ámbitos, con el fin de acabar con los tabúes que todo ello provoca en las pacientes y en la sociedad.
-Dado que se trata de un tema casi tabú, ¿podría explicar qué son las disfunciones sexuales femeninas?
-Es cualquier alteración de alguna de las fases de la respuesta sexual que se mantiene durante más de tres meses y que interfiere en las relaciones sexuales y personales de la mujer. Dentro de ellas hablamos de tres grandes grupos: el trastorno del interés y la excitación; el trastorno del orgasmo y los trastornos relacionados con el dolor.
-¿Qué prevalencia tienen estos problemas en nuestro país?
-Se calcula que el 12% de las mujeres a lo largo de su vida puede tener algún tipo de disfunción sexual femenina. Pero no todos los problemas sexuales pueden tildarse de disfunción.
-¿Cuál es la disfunción femenina más habitual?
-La más común es el bajo deseo sexual, y desde 2016 se ha confirmado que suele encontrarse asociado a trastornos de la excitación y también a problemas de anorgasmia.
-¿Por qué aparece la falta de deseo?
-Hay muchas causas, tanto orgánicas, como psicológicas. Por un lado, si hay dolor durante las relaciones se tiende a evitarlas, aunque el factor más determinante es la percepción de nuestra propia salud, es decir, si estamos enfermos o nos sentimos mal, ya sea por problemas físicos o psicológicos, como una depresión o ansiedad, es más probable que no se disfrute de las relaciones sexuales.
-¿La edad es un factor de riesgo para la aparición de estas disfunciones?
-Sí influye, aunque no hay ninguna evidencia de que la edad, por sí sola, desencadene problemas sexuales. Pero sí es cierto que cuando pasan los años aparecen etapas vitales diferentes, como la lactancia o la menopausia, así como otras enfermedades crónicas, y eso hace que la persona tenga más factores de riesgo.
-¿Todavía es un problema para la mujer reconocer su bajo deseo sexual o es algo que se va superando entre las mujeres más jóvenes?
-Es algo que se está homogeneizando. Las más jóvenes, cuando ven que aparece un problema, acuden al sexólogo porque consideran que es un elemento importante en su vida y saben que es un problema que puede solucionarse. Por otro lado, la gente más mayor acude al médico de cabecera o al ginecólogo, aunque sigue siendo algo que les da vergüenza.
-¿Existe un buen diagnóstico de estas disfunciones en la consulta o todavía es un problema que pasa desapercibido para los médicos de Atención Primaria?
-Todavía cuesta mucho, porque en las formaciones universitarias la sexualidad no está incluida y la formación de sexualidad se debe hacer a posteriori. Sin embargo, por suerte, cada vez se da más importancia a esta faceta y la tendencia es a mejorar, ya que los profesionales son más proactivos.
-¿Qué papel puede jugar el médico de familia?
-Su rol es clave para diagnosticar a tiempo las disfunciones sexuales femeninas, pues con entablar una pequeña conversación con su paciente habitual y hacerle dos preguntas muy concretas sobre su vida de pareja puede determinar un buen diagnóstico y tratamiento.
-¿Existen soluciones para este tipo de problemas?
-Hay pocos fármacos, pero esto es una tendencia que va a cambiar, porque la industria está investigando en este terreno y prueba de ello es que tenemos un nuevo preparado a base de fitoterapia, con plantas naturales, que está avalado por ensayos clínicos. Se ha visto que las hierbas que componen Libicare aumentan el estrógeno y la testosterona en mujeres dentro de un rango de normalidad.
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