Ciencia

¿Ha llegado al límite físico el ser humano?

Con los Juegos Olímpicos de Río a la vuelta de la esquina, los atletas de todo el mundo se preparan para romper las barreras de la distancia, la fuerza y la resistencia. Sin embargo, pese a los entrenamientos y ayudas técnicas, cuerpo y mente tienen un límite que algunos expertos consideran que ya se pueden estar rozando

¿Ha llegado al límite físico el ser humano?
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Cuerpo y mente tienen un límite que algunos expertos consideran que ya se pueden estar rozando

Es apasionante ver cómo, literalmente vuelan, hasta dónde llegan con un salto y la fuerza que ejercen sus músculos para levantar hasta 500 kilos de peso (último récord de un «strongman» británico). «Nadie es ajeno a la repercusión mediática y económica del deporte, cada vez mejores atletas y talento científico aúnan fuerzas para alcanzar las más altas cotas de rendimiento traspasando las fronteras de lo imaginable. Si comparamos las marcas de años atrás no hablamos de centésimas, ni centímetros, sino de metros: Richard Sheldon (EE UU) en los Juegos Olímpicos de París de 1990 consiguió la medalla de oro de lanzamiento de peso con una marca de 13´80 metros, 90 años después Randy Barnes (EE UU) batió el récord del mundo con un lanzamiento que alcanzó los 23´12 metros», explica Manuel Rodríguez Abreu, miembro del comité de Expertos del Consejo General de Colegios Profesionales de la Educación Física y del Deporte y profesor de Educación Física AICLE/CLIL.

Al citar estos resultados, «tenemos la sensación de que la raza humana ha mejorado inexorablemente. La razón de estas marcas tan dispares de antaño radica en un proceso sistemático de mejora continua, aplicado por profesionales que han provocado que en la actualidad el nivel de competencia se haya elevado hasta tal punto que empezamos a cuestionarnos si los atletas serán capaces de continuar superándose. El límite de los deportistas contemporáneos se encuentra en las antípodas de la lógica y el hambre de batir récords no cesa. La semana pasada Kendra Harrison se proclamó nueva plusmarquista mundial de 100 metros vallas». Por su parte, José Naranjo Orellana, profesor titular de Fisiología de la Universidad Pablo Olavide de Sevilla y miembro de la Junta Directiva de la Federación Española de Medicina del Deporte (Femede), explica que «cada vez es más difícil batir récords. Hacerlo por medio segundo es, por ejemplo, algo impensable, a lo sumo serán unas décimas o centésimas de diferencia. En velocidad, por ejemplo, costó mucho bajar de los 10 segundos en los 100 metros hasta que lo hizo Carl Lewis, y poco a poco han ido rebajando esa cifra. Existe un límite según cada disciplina deportiva, pero a día de hoy no podemos saber dónde está».

Para el psicólogo deportivo Michael Bracko, miembro del Instituto Americano de Medicina del Deporte, lo que nos limita es «nuestra genética y nuestra capacidad de respuesta a la hora de entrenarnos. De hecho, nuestra capacidad de mejorar nuestra habilidad para ser un gran atleta es el 47 por ciento genética. No obstante, es difícil mejorar a no ser que uno sea lo que llamamos un respondedor. Hay respondedores y no respondedores. Si una persona tiene la genética para ser un respondedor podrá hacer cosas increíbles en el deporte. En otras palabras, una persona tiene que tener una alta línea de fondo de salud, y responder bien al entrenamiento».

Estar «hechos de esa pasta» hace que el agotamiento que uno siente sólo con verlos no parezca afectarles. Según los expertos «hay estudios que muestran que la fatiga no es física, sino psicológica. De hecho, cuando un grupo de hombres fue analizado en una prueba de velocidad en pista, se observó cómo se cansaban. Pero cuando los investigadores trajeron a una mujer atractiva, los corredores de forma repentina dejaron de parecer cansados y continuaron corriendo. Esto significa que el límite durante una dura prueba no es físico, sino mental, esto es, el cerebro es el que “piensa” que está cansado. Esta es la razón por la que la gente puede hacer hazañas sobrehumanas, batir un récord o subir las montañas más altas en el mundo, porque no hacen caso a lo que su cuerpo dice, sino que tienen la capacidad mental para eliminar el dolor y la fatiga», argumenta Bracko.

Aunque existen límites físicos, biomecánicos y psicológicos que provocan que el deportista se acerque cada día más a su techo de rendimiento. Manuel Rodríguez corrobora que «la actividad física es inherente a nuestra especie, está impresa en nuestros genes por eso llevamos corriendo más rápido y saltando más alto desde hace dos millones de años. Los autores Yu Sang Chang y Seung Jin Baek predicen que el techo del rendimiento humano en pruebas de running y natación es de diez años, así que probablemente el que ha de batir los récords de Usain Bolt y Michael Phelps ya haya nacido. Un ejemplo de esa marca límite a alcanzar es el sueño de completar una maratón en menos de dos horas. Se ha convertido en una obsesión para el mejor fondista de la historia Gebrselassie y el fisiólogo Pitsiladis, y han puesto en marcha un proyecto científico para derribar la barrera de las dos horas en cinco años, el actual récord de la maratón es de 2h03:23».

El conjunto de características psico-físicas de un deportista no sólo viene determinado por su genética, también por el entorno. Manuel Rodríguez explica que, según el investigador David Epstein, los maratonianos keniatas proceden de la tribu Kalenjin, los cuales suponen sólo el 12 por ciento de la población total. «La mayoría son corredores de élite por una característica anatómica única, tienen piernas largas y finas en sus extremos debido a que sus antepasados vivieron en una latitud muy baja en un clima muy cálido y seco, una ventaja en eficiencia energética en la carrera respecto a sus competidores».

Pero no todo lo hace el entorno en el que vivimos. El entrenamiento se asocia a variaciones del comportamiento fisiológico, psicológico, del sistema neuroendocrino y del sistema inmunológico. Es decir, «se produce una adaptación al esfuerzo a todos los niveles que repercute en la condición física del deportista», matiza Manuel Rodríguez, que añade que existen evidencias científicas que avalan que dichas adaptaciones mejoran la esperanza de vida de los atletas. «Un reciente estudio publicado en la revista “Medicine and Science in Sports and Exercise” sobre deportistas finlandeses participantes en los Juegos Olímpicos, Campeonatos de Europa y del mundo, desveló que la edad media de supervivencia era de 76 años en los deportistas de resistencia, dichos atletas eran más longevos en relación a las edades de los de especialidades de potencia, y los de una muestra de adultos sedentarios. Parece, por tanto, que la esperanza de vida de los deportistas de resistencia se incrementa por los cambios producidos por el entrenamiento».

Una de las disciplinas deportivas donde más se ve la capacidad de evolución del ser humano es en la apnea. «La capacidad pulmonar de los apneistas puede aumentar muchísimo. Como la del español Miguel Lozano. Pueden alcanzar los 10 o 12 litros con entrenamiento y adaptaciones específicas, algo impensable en una persona corriente». Para un mayor conocimiento, Naranjo publicó con sus colegas el libro «Valoración del rendimiento del deportista en el laboratorio», una obra práctica para profesionales que quieren conocer cómo es un Laboratorio de Fisiología del Ejercicio y cómo se realiza en él la valoración de un deportista, partiendo de los fundamentos teóricos necesarios.

Evolución tecnológica

La mejora en la especificidad del trabajo de los deportistas ha sufrido una revolución gracias a la tecnología. Rodríguez explica que «avances como los analizadores de lactato, cámaras hiperbáricas, seguimiento de jugadores a través de GPS (player tracking) le aportan a los entrenadores gran cantidad de información para el desarrollo del potencial de sus atletas. Los próximos Juegos Olímpicos de Río de Janeiro se parecen a la Fórmula 1, ya que son el mejor banco de pruebas de los nuevos métodos de entrenamiento y tecnología aplicada al deporte que después se trasladarán a la élite y la población amateur como ya se hizo con el Fartleck o los bañadores de poliuretano». Naranjo Orellana añade que también ha evolucionado el material empleado en cada actividad. Así, por ejemplo «nada tiene que ver la bicicleta que usaban hace años en el Tour de Francia y la alimentación que seguían, que las herramientas que usan hoy en día. Lo mismo ocurre con las equipaciones, las zapatillas... todo contribuye».

Pero, además del trabajo físico, lo mejor para estar en la élite es dormir bien. «El factor principal para mejorar es la salud del sueño. Antes no estaba tan reconocida su importancia como ahora. Muchos contratan a los llamados doctores de sueño para que les ayuden a dormir mejor. Y si un atleta tiene un trastorno del sueño es tratado con un entrenamiento conductual o medicación. Este tipo de deportistas necesita entre 9 y 11 horas de sueño para que su cuerpo se recupere de sus intensos programas de entrenamiento», concluye Bracko. Algo que corrobora Rodríguez. «De nada sirve el entrenamiento sin descanso, Alexandre García-Mas y colaboradores de la Universidad Autónoma de Barcelona sostienen la importancia del reposo para que se produzcan las adaptaciones necesarias, así como ajustar de forma individualizada el descanso a las características de cada atleta, respecto a sus preferencias y a sus hábitos de sueño, de ejercicio y a la competición».

Una «bala» centenaria

Se llama Hidekichi Miyazaki y es el atleta centenario (tiene 105 años) que sostiene el récord mundial en la categoría de 100 metros lisos para esa edad con una marca de 42,22 segundos. Lo hizo en una pista de atletismo de Kioto (Japón) . Sin embargo, aseguró que su tiempo no había sido bueno, ya que su objetivo era terminar en 35 segundos. Su secreto, sostuvo a los medios nipones «es preocuparme por mantener una buena salud. Voy a tener que entrenarme más, puedo ir más rápido. Los médicos me examinaron hace unos días y estoy muy sano, nunca he tenido problemas de salud». Manuel Rodríguez Abreu sostiene que «esta marca tiene más mérito que la de cualquier velocista, ya que para batirla debes llegar en plena forma hasta los 105 años. El deporte no tiene edad, el atleta japonés y nuestros mayores pueden hacer actividad física con intensidad moderada siempre que su salud se lo permita. Con un estilo de vida activo podemos realizar deporte hasta edades avanzadas bajo supervisión médica».