Ginecología
Laparoscopia contra la distensión abdominal
Una técnica mínimamente invasiva permite corregir la diástasis de rectos tras el embarazo
Una técnica mínimamente invasiva permite corregir la diástasis de rectos tras el embarazo
Hay determinadas circunstancias, tan dispares como la obesidad o el embarazo, que pueden causar un problema denominado diástasis de rectos, que no es otra cosa que una distensión de los músculos de la zona abdominal, en concreto del recto. Este músculo es el encargado de mantener la posición erguida del cuerpo y de facilitar la flexión del tronco. Además, ejerce una función importante durante el proceso respiratorio de limitación de la inspiración y favorecer la espiración.
Sus fibras están unidas entre sí y a la línea media del cuerpo denominada la línea alba, mediante una estructura fibrosa de colágeno. Pero, cuando los tejidos que conforman el recto abdominal se distensionan y no se recuperan de forma natural, se genera un hueco por el que pueden asomarse las vísceras, en este caso el estómago y el intestino. Este hecho, además de una imagen, generalmente, poco estética, supone una lesión del músculo que puede provocar la aparición de otras patologías asociadas.
A modo de ejemplo, este tipo de lesión puede aparecer en el embarazo. «El desarrollo del bebe dentro del útero supone un crecimiento de la zona abdominal de entre siete y 35 cm, de forma que los rectos se estiran y pierden su alineación con la línea media para generar el espacio necesario para el feto. De hecho, la diástasis de rectos es frecuente en tres de cada cuatro mujeres embarazadas. Sin embargo, también puede aparecer en hombres o mujeres afectados de obesidad mórbida o sobrepeso», asegura José María Muñoz, especialista en cirugía digestiva de la Clínica Rotger de Palma.
Para su abordaje se puede optar por un tratamiento conservador, mediante ejercicios orientados por un fisioterapeuta especializado. Sin embargo, en general es difícil recuperar completamente la posición corporal y el aspecto físico iniciales. Por eso, para restablecer la capacidad original de la musculatura el doctor Muñoz apuesta por una nueva técnica quirúrgica mínimamente invasiva que recupera la estructura y la firmeza del músculo recto abdominal, sobre todo para embarazadas y obesos. En ambos casos, asegura, se trata de pacientes para los que la intervención por vía laparoscópica, está especialmente indicada.
La reparación pasa por lo que se conoce como plicatura de los músculos rectos: «Se trata de coser dichos músculos para juntarlos de nuevo en la línea media también conocida como línea alba», prosigue el experto. La intervención se realiza por laparoscopia, mediante una técnica mínimamente invasiva que a partir de tres pequeñas incisiones en la pared abdominal y con la ayuda de dos pinzas, permite reparar las posibles hernias y suturar de nuevo el músculo recto con la línea media. Además, durante la intervención se añade una malla que refuerza la zona, recuperando la fuerza y la tensión original del músculo.
La laparoscopia tiene múltiples ventajas: al ser cirugía mínimamente invasiva se disminuye el dolor postoperatorio, riesgo de infección, posibilidad de resecar únicamente aquel tejido necesario para la propia reparación, permite tratar el resto de hernias de la línea media de la pared abdominal con colocación adicional de malla y al utilizar pequeñas incisiones ofrece resultados más estéticos. Además, apenas necesita cuidados específicos tras la intervención: «Los dos primeros días requieren portar un drenaje, curas mínimas de cualquier cirugía, reposo relativo y el uso estricto de faja abdominal durante un mes», cuenta Muñoz.
Vientre plano
Por otra parte, durante la misma intervención, si el especialista y el paciente lo consensuan, se puede practicar una minidermolipectomía o miniabdominoplastia del faldón de grasa abdominal, también de muy frecuente aparición una vez finalizado el embarazo. Con la combinación de ambas técnicas en la misma intervención el paciente recupera el vientre plano y la forma del cuerpo original previa a la lesión. No obstante, además de los motivos estéticos, esta cirugía se aconseja para eliminar problemas funcionales secundarios como el abombamiento del abdomen que a la larga puede provocar digestiones pesadas. También sirve para reducir las molestias lumbares causadas por una mala postura corporal, para evitar la aparición de futuras hernias umbilicales, así como para disminuir la probabilidad de aparición de problemas de suelo pélvico e incontinencia.
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