Pacientes
Un 60% de pacientes con linfoma logra superar la enfermedad
Más de 6.100 españoles sufren cada año este tipo de tumor hematológico. El uso de herramientas como el PET/TAC ayuda a clasificar los estadios y lograr su curación
Más de 6.100 españoles sufren cada año este tipo de tumor hematológico. El uso de herramientas como el PET/TAC ayuda a clasificar los estadios y lograr su curación
Más de 6.100 españoles al año sufren un linfoma. Muchos acuden a la consulta, «en general porque el paciente se observa algún crecimiento ganglionar; otras veces porque tiene síntomas como fiebre, perdida de peso... Se requerirá una biopsia que hará el cirujano y el diagnóstico final lo hace el patólogo al analizar la biopsia», explica Dolores Caballero, coordinadora del Grupo Español de Linfomas y Trasplantes de Médula Ósea (Geltalmo). Este tumor hematológico producido por la proliferación maligna de linfocitos tiene su origen, en la mayoría de casos, en los ganglios y se corrige en seis de cada diez casos gracias a avances terapéuticos como la introducción del PET/TAC que ayuda en la mejor clasificación de los estadios, y los conocimientos a nivel molecular y genético que ayudan en la toma de decisiones.
Uno de los obstáculos que denuncian los médicos y las asociaciones de pacientes es la complejidad en el acceso a esos avances que elevan las cifras de buen pronóstico de la enfermedad. Esto ha sido posible a las novedades y progresos en el tratamiento de esta enfermedad que «han contribuido a mejorar la supervivencia y la calidad de vida de los pacientes», comenta Caballero. Sin embargo, subraya que «los nuevos tratamientos no van a poder aplicarse sin una adecuada racionalización y optimización de los recursos».
Silente
Además de la inequidad del sistema, el tumor sanguíneo cuenta con sus propias barreras como la «invisibilidad» de sus síntomas. Dado que su debut a través de la pérdida de peso o fiebre son inespecíficos, en muchos casos, la detección del fallo de los linfocitos es tardío. Por eso, los oncólogos reclaman una mayor visibilidad de la enfermedad en la sociedad, y ante la mínima sospecha se busque ayuda de un profesional, lo que acortaría los tiempos de diagnóstico y mejoraría las tasas de respuesta a los tratamientos.
«Los linfomas son siempre enfermedades malignas, por tanto necesitan ser manejados por especialistas; pero muchos pacientes se curarán y en algunas ocasiones no van a necesitar tratamiento. Hay muchos subtipos, con comportamiento muy diferente», concluye Caballero. En el Registro Español de Pacientes con Linfoma (Relinf), del Geltamo, el subtipo más frecuente es el linfoma B difuso de célula grande (Lbdcg), presente en el 30% de los casos. Le sigue el linfoma folicular, con un 19%. De acuerdo con su historia natural, los linfomas más agresivos son el Lbdcg y algunos linfomas T, aunque esto depende también de las características clínico-biológicas de cada paciente.
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