Gastronomía
La otra Honduras: la de los vinos y la cultura
Hace unas semanas he tenido la enorme suerte de viajar a Honduras. Concretamente a San Pedro Sula, la ciudad más importante, y muy injustamente, según algunos medios, la ciudad más peligrosa del mundo. Pero la realidad es muy diferente, y es que la gestión de Armando Calidonio, alcalde de la ciudad, ha hecho que en tan sólo unos años uno pueda disfrutar de una ciudad en la que empieza a reinar la paz y el respeto, además de un importante apoyo a la cultura.
Y cuando hablamos de cultura no sólo aludo a la música sino también a sus vinos. Aunque es la música por la cual viajé al país que es la gran desconocida del Caribe (que tan buena gestión está teniendo gracias a artistas y empresarios como Óscar David Barahona, fundador de la Orquesta Filarmónica de San Pedro Sula de Honduras) no pude evitar perderme en sus vinos.
Así, entre su amplia oferta gastronómica, he podido degustar vinos como el Hatha Mayor, que aunque sea de Siguatepeque, en otras ciudades del país también se puede probar esta joya. La gran sorpresa de Honduras son los muchos vinos que hacen a partir de naranjas, algo absolutamente sorprendente.
Pero el que más me ha gustado ha sido un vino dulce, tinto, elaborado a partir de la variedad de uva La Jaboticaba (o conocida como ‘uva de Brasil’), uva nativa de la región montañosa de Río de Janeiro. Producido en Siguatepeque, meseta central de Honduras, presenta un color muy intenso, un aroma afrutado y es perfecto para maridar con la interesante sopa de marisco con coco. (¡Que me maten los expertos! A mí esta fusión me supo genial). En lenguaje de emociones diré que es un vino “poderoso, excitante y equilibrado”.
Vino español en Honduras
Sin embargo, mi gran sorpresa fue encontrarme con una joven empresaria, Rosemary Guerra, quien lleva la exportación del vino español ‘Trazos de la Mancha’. Se trata de un vino blanco semi dulce, procedente de la Daimiel (Ciudad Real- Castilla La Mancha) y elaborado 100 por 100 a partir de la uva Airén. Presenta un color amarillo pajizo, limpio y brillante, con un marcado aroma de componente afrutado. En boca crea una agradable sensación de frescura, donde destaca la sorprendente combinación de acidez y dulzura. Tiene una graduación alcohólica de 10,5 grados. Y se recomienda maridarlo con pescados, mariscos, carnes blancas, pastas, arroces, quesos, boquitas y frutos secos.
Brindamos con este vino tras el concierto de mi hermana Elena Mikhailova con la Orquesta Filarmónica de San Pedro Sula y francamente nos supo a gloria. Era de alguna forma seguir conectadas con nuestro país y disfrutar del vino español que, sin embargo, de alguna forma se fusionaba extrañamente con el clima hondureño. No sabía igual. Cada vino se entremezcla con el aire, la temperatura, la altitud, la situación, el clima del lugar en el que se cata.
Gracias a Rosemary por esta magnífica labor que está haciendo. En lenguaje de emociones diré que es un vino “cercano, nostálgico y seductor”.
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