Carmena y el ministerio de la Verdad

El ayuntamiento de Carmena está más interesado en inocular su propaganda, en saldar cuentas con el pasado y la derecha, en hacernos creer su relato excluyente y la bondad de sus principios autoritarios, que en hacer de Madrid un lugar moderno, limpio y habitable.

Ayer mismo intentamos llegar al centro de Madrid para gastarnos el dinero en sus locales. Gracias a la gestión de Carmena, y a los cortes indiscriminados de arterias centrales (como Recoletos) por parte de estos cochófobos, decidimos que a partir de ahora nos lo seguimos gastando en municipios de la periferia.

Hoy leemos en LA RAZÓN que, como buenos ingenieros sociales que son, no solo quieren imponer un relato sobre la historia de la ciudad, deslegitimar y vaciar de contenido y significado las elecciones y las instituciones democráticas (como los plenos de las juntas de Distrito) o crear lugares de la inexistente “memoria obrera”, sino que, usando las tácticas chavistas de agitación y propaganda, utilizan el dinero público al servicio de su Mentira. El gasto en propaganda crece un 235% respecto a 2015, con lo que la novela 1984 queda en comparación como un cuento ingenuo.

Los mismos que se funden más de 100 millones de euros en un edificio inútil para Madrid en Alcalá 45, por eso de cuadrar los presupuestos y su ejecución, mientras Madrid sigue siendo un caos circulatorio al tiempo que está cada vez más sucio, se gastan un pastizal en pura propaganda.

Y todo para convencernos de que su estrategia de poder, que no les está funcionando, es la que nos llevará al paraíso terrenal... bolivariano.

Un gobierno, señora Carmena, no está para hacer propaganda de su ideología. Está para que la capital sea un lugar transitable (ejem), limpio (ejem, ejem) y acogedor, al que den ganas de volver. En coche, si así queremos.