Economía
Sobre la deuda pública
Por David Muñoz Lagarejos
Hace unos días conocíamos un nuevo récord de la deuda pública en España, que ya pasó la barrera del 100% del PIB en el primer cuatrimestre de 2016. La deuda pública española se sitúa en estos momentos en el 100,9% del PIB (1,107 billones de euros).
El Estado debe la misma cantidad de dinero que genera. La senda de unas políticas de gasto irresponsables que nos han traído hasta aquí y que siempre se pueden agravar más si seguimos por el mismo camino. Algunos hablan de «austeridad», pero la realidad es bien diferente. España se ha acostumbrado a gastar más de lo ingresado, negando cualquier austeridad, por pequeña que pudiera ser.
Este gran aumento de la deuda pública se viene dando desde el comienzo de la crisis. Así, en 2007 se situaba en el 35% del PIB. En casi 9 años la deuda pública española ha aumentado en más de 650.000 millones de euros. Desde algunos sectores, que casualmente coincide con aquellos que no dejan de repetir que la austeridad ha mermado el Estado del Bienestar y que hay que poner fin a los recortes, no se ha dejado de repetir que el aumento de la deuda pública es consecuencia del rescate a las cajas de ahorros. Nada más lejos de la realidad.
Dicho rescate costó alrededor de 60.000 millones de euros, según el Tribunal de Cuentas y el Banco de España. La deuda ha aumentado alrededor de 11 veces más que la cuantía del rescate, por lo que no se puede afirmar que el aumento de la deuda pública haya sido consecuencia exclusivamente del rescate a las cajas de ahorros. Rescate que, por otro lado, no tiene nada que ver con el liberalismo y la austeridad, otro de los mitos más escuchados en estos años.
La causa del aumento de la deuda pública se llama déficit público, como consecuencia de un gasto público desbocado en los años de la burbuja y posteriores. El gasto público creció sobremanera hasta 2009, momento en el cual se produjeron una serie de pequeños recortes (pequeños en comparación con el aumento del gasto previo). Mientras tanto, los ingresos seguían por la misma línea, entre el 35 y el 38 por ciento del PIB, incurriendo año tras año en un déficit público, el cual tampoco tiene un horizonte claro, ni mucho menos de llegar a una situación de superávit. Y claro, el déficit se paga. De ahí el aumento de la deuda pública. Nada de austeridad ni rescate a las cajas de ahorros, que se fueron al garete por su politización, no se olviden.
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