Asamblea de Madrid
Sinfonía versus cacofonía
Durante los últimos 15 meses hemos asistido a un auténtico festival de populismo en la Asamblea de Madrid. Un jueves sí y otro también hemos tenido que oír muchas propuestas de los tres partidos de la oposición que suponían un incremento sin medida del gasto público, iniciativas que estaban fuera de las competencias de la Comunidad de Madrid, proyectos que chocaban directamente con las leyes vigentes, etc. Todo daba igual, entre las paredes de la Asamblea de Vallecas se ha propuesto cualquier actuación que pudiera procurar rédito político al tripartito opositor sin importar -numerosas veces- cualquier consideración legal o de sostenibilidad, y, lo que es peor, de sentido común, que en muchas ocasiones ha sido el menos común de los sentidos.
Este panorama se ha visto aderezado con continuas propuestas para crear todo tipo de órganos, foros, consejos, observatorios, grupos de trabajo, etc. en los que poder colocar a los afines y no resolver absolutamente nada. ¡Un auténtico guirigay!
No nos debemos extrañar por estas conductas del tripartito: el populismo es así. Las teorías que lo describen nos recuerdan que se caracteriza por el predominio de los planteamientos emocionales sobre los racionales y que siempre va acompañado por el oportunismo. Y en efecto, en la Asamblea de Madrid también hemos disfrutado de un notable oportunismo que ha fructificado especialmente entre los partidos políticos que representan la nueva política.
El discurso populista de la oposición no ha sonado de la misma manera. Así, este festival ha estado amenizado por los más variados estilos musicales.
En la parte más previsible han retumbado las guitarras distorsionadas y las baterías densas del populismo “heavy metal” que representa Podemos. Era el populismo y la música que nos esperábamos, no nos ha sorprendido en absoluto.
También ha resonado el tradicional populismo socialista, pero en estos 15 meses se ha visto alterado como consecuencia de la sorprendente deriva del PSOE hacia las tesis podemitas. Por esto, este populismo se ha interpretado con el misticismo y los efectos electrónicos y de grabación propios del rock psicodélico.
Finalmente, el populismo más inesperado ha sido el que ha practicado Ciudadanos. Ha consistido en un populismo naif aderezado con dosis de oportunismo que ha hecho llegar al oído de los diputados de la Asamblea las melodías sencillas, directas y populares del populismo pop.
Ya se puede imaginar el lector la cacofonía populista que se ha escuchado en la sala de plenos de la Asamblea de Madrid. Desde luego, no ha sido una música apta para buenos oídos.
Desde el grupo parlamentario popular hemos intentado aportar sentido común, respeto a las normas y experiencia en el debate parlamentario, y que nuestra música fuera más armoniosa e interpretada por una orquesta bien dirigida y con las pautas claramente marcadas por nuestra presidenta Cifuentes. Afortunadamente, la ejecución de nuestra partitura, en esta primera parte de la legislatura, ha cosechado un gran éxito de crítica y público. Seguiremos ensayando y trabajando para seguir así los próximos años. Créanme porque todo esto se lo cuenta un melómano.
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