Educación

Deporte, política y violencia

Deporte, política y violencia
Deporte, política y violencialarazon

Está circulando por las redes sociales un escrito con el título “El triunfo de los Mediocres” que se ha convertido en “viral” y que algunos atribuyen al recién fallecido genio del humor, Antonio Fraguas “Forges”, cuando en realidad su autor es el escritor y periodista catalán David Jimenez, quien lo publicó en su blog nada menos que en 2012.

Sin embargo, aun pasados ocho años, el escrito tiene plena vigencia, nos llama “país de mediocres” y no le falta razón, es más, si en 2012 ya eran ciertas estas afirmaciones y calificativos dirigidos a los españoles en general, hoy en 2018, se puede decir que hemos “mejorado” nuestras prestaciones de mediocridad.

Al final de todo esto, siempre vamos a parar a un defecto que se ha acentuado desde la llegada de la democracia, el fracaso educativo de nuestros jóvenes. No en balde hemos tenido siete Leyes de Educación, ninguna de ellas estuvo en vigor el tiempo suficiente como para saber de su valía, no en balde el Estado ha entregado la educación a manos separatistas tanto vascas como catalanas, no en balde la alta inspección de Educación del Estado ni está ni se le espera en las comunidades autónomas, no en balde, el fracaso escolar alcanza cifras de vergüenza, el abandono escolar es de traca...para qué seguir.

Que si “Educación para la Ciudadanía” si o no, que si Religión sí o no, que si educación sexual a los niños sí o no, todo se va en discutir y tratar de llevarse el gato al agua, sin ser conscientes de que se está perdiendo un tiempo precioso que no volverá, que esos niños y jóvenes se están educando, por llamarlo de alguna forma, sin una formación humanística. Sin valores, ni cívicos, ni morales, ni religiosos, un vacío que llenan de inmediato lo que aprenden por internet sin control paterno, la violencia que está presente en programas, películas y hasta en los “juegos”, el desprecio al semejante y no digamos al que consideran inferior.

Hace solo unos años, los motoristas en España llevábamos el casco, cuando lo llevábamos, para proteger el codo. Bastó un endurecimiento de las sanciones, unas campañas de concienciación (las multas cuanto más altas más ayudan a esa concienciación) y hoy, prácticamente no hay motorista que circule sin el casco en su cabeza y bien amarrado. Es aquello que decían nuestros padres y profesores de “la letra con sangre entra”, que nos ha dejado a toda nuestra generación absolutamente traumatizada, tan traumatizada que hemos sido capaces de dejarles a nuestros hijos un país entre las diez primeras economías del mundo.

Los nuevos dirigentes políticos, en su mayoría, no han trabajado nunca en empresas privadas o públicas, su formación en muchos casos se despacha con un “cursó estudios de derecho” (por ejemplo), lo que equivale a que, como mucho, se matriculó de unas asignaturas de primero.

Lo que ha venido gestándose de esta forma, a lo largo de estos años de democracia, desemboca la negación de algo que es, o debería ser, la base de la convivencia: EL RESPETO AL PRÓJIMO.

Sin considerar ese principio básico se usa y abusa, y de qué manera, de la “libertad de expresión”, que es ahora la nueva religión. Bajo esta nueva dictadura se puede insultar gravemente, incluido al Jefe del Estado, los símbolos nacionales, y a quien se nos ocurra, desde el anonimato de las masas o los medios de comunicación, hemos llegado a un punto en el que hasta la vida ajena ha dejado de tener valor, niños que asesinan a adultos, violaciones en manada desde muy temprana edad, drogas,...

La política y la violencia han ensuciado al deporte, fundamentalmente al deporte más popular, el futbol. En España se permite lo que en otros pises “más civilizados” es duramente castigado, como manifestaciones políticas mediante pancartas, banderas o insultos, en estadios y canchas deportivas.

Un árbitro puede parar un partido porque a un jugador negro le insulten o se burlen de él, y me parece bien, pero ¿por qué no parar cuando se insulta a nuestra bandera, himno o Jefe del Estado?, ¿es acaso menos grave?, no, no lo es. La razón por la que la violencia y la política han invadido los espacios deportivos es, sencillamente, porque esos mediocres políticos a los que me he referido al principio, no se atreven a hacer lo mismo que, en su momento se hizo con los motoristas. Tocar el bolsillo de forma adecuada da magníficos resultados.