Ciencia

¡A tu cerebro le gusta ganar! (parte 2)

¡A tu cerebro le gusta ganar! (parte 2)
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Fernando Botella, CEO de Think&Action


Nos gusta pensar que en el juego de la vida todos partimos con las mismas cartas y posibilidades. Sin embargo, no hay más que echar un vistazo a nuestro alrededor para comprobar que esto no es del todo cierto. Antes se solía decir que el fútbol es un deporte que inventaron los ingleses, en el que juegan 11 contra 11 y siempre gana Alemania. Parece un tanto exagerado, pero lo cierto es que todos hemos observado cómo hay personas, familias, equipos, empresas o naciones que parecen más proclives éxito que otros. Evidentemente factores como la educación recibida, los medios materiales o los contactos influyen. Sin embargo, muchas veces se pasa por alto otro elemento que tiene una influencia decisiva en que la trayectoria de una persona sea más o menos exitosa. Y es el hecho de que el éxito, como ya adelantábamos en la primera parte de este post, se puede entrenar.

Los científicos aconsejan diversas técnicas para entrenar a nuestro cerebro en el éxito. Una de las más extendidas y utilizadas con profusión, por ejemplo, por los deportistas profesionales es la visualización. Mediante esta herramienta, nos imaginamos a nosotros mismos resolviendo con éxito una situación que nos preocupa pero que aun no se ha producido (un examen, una entrevista de trabajo, una presentación en público, un partido de tenis...). De esta manera, engañamos a nuestro cerebro, haciéndole creer que está viviendo una experiencia real cuando únicamente se trata de una proyección. Sin embargo, nuestro órgano pensante no la procesará como tal, sino que almacenará en el subconsciente esa experiencia como vivida, y cuando se presente la situación real, la recuperara para utilizarla como antecedente en nuestro beneficio. Como dice el investigador John Assaraf, creador de la metodología "Tablero de Vision"-metodología que consiste en hacer una representación en imágenes de lo que una persona quisiera tener o hacer con su vida como punto de partida para llegar hasta ese objetivo-, "si puedes visualizarlo, puedes materializarlo".

Repetirnos diariamente a nosotros mismos afirmaciones de carácter positivo (del estilo de ‘¡tú puedes!”) es otro buen recurso para ayudarnos a poner a nuestro cerebro en modo ganador. Como ya veíamos con la técnica de la visualización, nuestro cerebro no distingue muy bien lo real de lo virtual. Por esta razón, las repeticiones sistemáticas de una serie de enunciados vinculados al éxito harán que nuestro subconsciente las imprima en sus patrones como si realmente aquellos deseos se trataran de logros efectivamente conseguidos y no de meros deseos.

No siempre hará falta engañar a nuestro cerebro. Con toda seguridad, cada uno de nosotros puede rememorar situaciones reales de nuestra vida en las que logramos aquello que nos propusimos o realizamos un buen trabajo. Recuperar esos recuerdos de éxito, intentando identificar aquellos comportamientos que nos ayudaron a lograrlos, mejorará nuestra autoestima y nos situará instantáneamente en modo ganador.

La meditación es otra interesante puerta de entrada al éxito. Sus beneficios son múltiples, ya que libera endorfinas y provoca una enorme calma interior en quien la practica, algo que ayuda a romper con todo tipo de limitaciones. Y el éxito es siempre más fácil de alcanzar cuando no está entorpecido por creencias limitantes. El principal inconveniente de la meditación es que no es una técnica sencilla y requiere bastante entrenamiento para llegar a dominarla.

Por último, existen una serie de técnicas relacionadas con hábitos y un estilo de vida saludable que también nos pueden conducir por la senda de la positividad. La ventaja de estos “trucos” naturales es que son sencillos y de fácil aplicación. Por si solos ninguno de ellos obra milagros, pero combinados con otras técnicas, nos pueden proporcionar ese pequeño plus que necesitamos para reprogramarnos en clave ganadora.

Está más que demostrado, por ejemplo, que dormir bien y en un número suficiente de horas favorece las sinapsis, es decir, las conexiones neuronales, incrementando así nuestras posibilidades de encontrar múltiples respuestas ante un problema dado y, por tanto, de resolverlo. Evitar el exceso de azúcar sería otra de estas recomendaciones. Se suele hablar del azúcar como revitalizante por el efecto de “chute” de energía o “subidón” que provoca. Sin embargo, en realidad, ese efecto es bastante engañoso y hasta contraproducente, ya que se trata de una energía que se consume rápidamente y que provoca agotamiento y degeneración en el cerebro. Algo tan de andar por casa como la postura corporal también puede tener su influencia en un resultado. Una postura firme, erguida y abierta, nos va a disponer hacia el éxito mucho más que una espalda encorvada, un ceño fruncido o unos brazos cruzados en actitud defensiva. Por último, pasar un tiempo expuestos a la luz de Sol también es recomendable, ya que ese hábito nos nutre de vitamina D, fundamental para la salud de nuestro cerebro.

Nuestro cerebro es un órgano mucho más flexible de lo que pensamos y puede ser reprogramado con relativa facilidad. Hace falta, eso sí, conocer las técnicas, ser constante en su aplicación, y tener claro el objetivo que perseguimos con ello.