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Conociendo el Chianti Classico en la Toscana

Conociendo el Chianti Classico en la Toscana
Conociendo el Chianti Classico en la Toscanalarazon

La producción de vinos en Italia es enorme, pero sin lugar a dudas, el Chianti es uno de sus vinos más conocidos, al menos para los que no somos expertos en la materia.

Desde Florencia hasta Siena, hay 8 zonas en la Toscana que producen el vino Chianti Classico. 4 pertenecen a la Provincia de Florencia:

S.Casciano in Val di Pesa, Greve in Chianti, Barberino Tavarnelle, Poggibonsi y 4 a la provincia de Siena: Radda in Chianti, Castellina in Chianti, Gaiole in Chianti y Siena.

En San Casciano in Val de Pesa, la familia Antinori ha creado la bodega más monumental que se haya visto en la zona, le llaman la “Catedral del Vino”

La familia Antinori se dedica a la producción del vino hace más de 600 años. Han pasado 26 generaciones y siguen gestionando ellos mismos su bodega. A sus 81 años el Marqués Piero Antinori, sigue cada día la marcha de su gran empresa como presidente honorario. Su hija mayor Albiera, es la actual presidenta y desarrolla su gestión con la ayuda de sus hermanas Allegra y Alessia. Es genial escuchar a sus hijas, cuando cuentan que su padre deseaba tener hijos varones, la primera fue niña, la segunda también y la tercera no faltó y sin embargo, las tres, han continuado con la tradición familiar. Su infancia transcurrió entre verdes campos y bodegas de vino, para ellas esta es su vida y empieza a ser la de sus hijos. A pesar de que en el mundo de los vinos la presencia de la mujer cada día está más presente, en la época que Alessia, la más pequeña, decidió realizar sus estudios de Viticultura y Enología en la Universidad de Milán, cuenta que era de las pocas chicas en la facultad.

A veces se piensa que es complicado visitar una bodega, sobre todo cuando se habla de la más espectacular de la zona, pero es un error. La familia Antinori quiere compartir este espacio majestuoso con todos los que lo deseen. Está cerca de Florencia. Recorrer parte de los viñedos – siempre con reserva previa - y entrar a la zona en donde reposa el vino es una experiencia única. Dentro de la colina y con un arte impresionante, crearon una bodega que impacta. Dentro de esa oscuridad, sobresalen algunas plataformas suavemente iluminadas, convertidas en espacios mágicos para el momento de la degustación. Son bellísimos.

Almorzar en el restaurante, con vistas a los viñedos, es cerrar la visita con broche de oro.

Chianti Classico 2019.

Fue una fortuna asistir al evento anual del Chianti Classico. Este año se celebró en la estación Leopolda de Florencia y por fin lo han abierto al público el último día. 197 empresas productoras del Chianti Classico participaron en el evento. Os cuento algún detalle de este vino: Para distinguir este preciado caldo, la botella debe de ostentar un Gallo Negro. Tener un gallo como símbolo es llamativo, y lo más curioso, es aprender el por qué. Esta es la historia:

En la Edad Media, Florencia y Siena luchaban por poseer la zona de Chianti. Para poner fin a las guerras por el territorio, utilizaron un método muy particular: dos caballeros cabalgarían para la disputa final, uno saldría desde Siena y el otro desde Florencia. Los cavalieri debían de establecer la frontera en su punto de encuentro. La salida debía de ser al amanecer y la señal para arrancar, sería al canto del gallo. Cuentan que al gallo negro, que estaba en la parte de Florencia, antes del día de la disputa le dieron mala vida, no dándole bien de comer y dejándolo en un sitio oscuro, siendo que al blanco, que era el gallo de la parte de Siena, lo mimaron al máximo para que su canto fuera perfecto. El Gallo Negro que estaba desesperado por salir de la oscuridad y comer, cacareó mucho antes del amanecer y esto hizo que el caballero de Florencia, arrancara mucho antes que el sienés. El gallo blanco, con su buena vida, decidió dormir más cantando mucho más tarde. Así, el caballero florentino recorrió casi todos los kilómetros sin problema, encontrando a su contrincante en Fonterutoli, en la provincia de Siena. Fue así como decidieron que un gallo negro fuera su símbolo y la zona de Chianti quedó establecida en casi todo el territorio florentino.

Hay que ser afortunada para encontrar a una mujer medio española y medio italiana, en medio de centenares de productores de vino Chianti. Y si que lo soy al haber coincidido con Bianca de Francesco, esposa de Antoio Zachheo, son propietarios de la bodega Carpineto. Bianca nació en Alemania, es hija de padre italiano y madre gallega. Me cuenta que la zona en donde tienen su bodega es un paraíso auténtico: Greve in Chianti . Se siente feliz de representar estos vinos. Su vida es un sin parar dando a conocerlos junto a su marido. Viajan constantemente fuera de su paraíso y derrochan alegría, su punto gallego es fantástico.

Conversé también con Francesco Anichini, propietario de la bodega Vallone di Cecione. Su mujer, Angela Aglietti, es propietaria de una de las tiendas más históricas de Florencia dedicada a la lencería hecha a mano y la ropa de cama. Con Franceso aprendí el nombre de otra uva, a la que le llama “la hermana pobre” de la sangiovese que es la uva por excelencia en los vinos Chianti Classico. Su nombre es Canaiolo, que aun siendo “la hermana pobre” de la uva mas famosa en la Toscana, vinos como Nobile di Montepulciano, la utilizan como componente secundario.

En resumen, hay tal cantidad de vinos por descubrir en Italia, que esto es sólo el arranque.