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He encontrado a la Jane Fonda italiana: Jill Cooper
Me declaro fan absoluta de Jane Fonda. De pequeña la seguí y la admiré. Pensé que me gustaría llegar a su edad con esa condición física, lo de la belleza ni siquiera lo tomaba en cuenta, para mi lo que me encantaba era ver su capacidad de moverse y su energía.
Tomé clases con el gran maestro León Escobar, que nos atormentaba en las clases de las seis de la mañana y al que le admirábamos pero también le llegamos a tener pánico, después cambié varias veces de estudio hasta que encontré a otra grande, Isabel Durán, mi profesora de aerobics durante muchos años, todo esto en la Ciudad de México. Cuando me quedé a vivir en Madrid, nadie, excepto los atletas profesionales , hacían deporte. No existían los fitness ni los gym, ni nada que se le pareciera. Decidí meterme a las clases que impartía Giorgio Aresu en su estudio de Paseo de la Castellana, las clases eran buenísimas pero no era lo que buscaba. Finalmente abrió un gym, el Palestra y tuve la gran suerte de ser una de sus primeras socias e inclusive colaboradora en el tema gastronómico, y así fui recorriendo los mejores gimnasios de Madrid durante varios años. Mi último gym fue el Reebok de Serrano, en donde he pasado varios años como socia sin parar de aprender cada día y en donde también tuve la ocasión de colaborar en el tema de prensa. En fin, mi trayectoria de gimnasios es casi tan larga como mi carrera profesional.
Pues bien, llegué a Roma y obviamente lo primero que busqué fue un gimnasio y sinceramente fue un camino de piedras. Al principio pensaba que seguramente habría un fitness escondido dentro de la maraña romana y que yo era incapaz de encontrarlo, después indagando, me confirmaron que gimnasios con las características de los de Madrid, pocos iba a encontrar. Al final abrieron hace un par de años un antiguo club reformado y allí me lancé. No me puedo quejar, es amplio y tiene unas preciosas instalaciones y equipamiento en donde puedo entrenar sin problemas. Pero claro, una cosa es tener a donde ir a entrenar y otra cosa es encontrar a alguien a la que quieras seguir, aprender y entrenar con ella.
Una mañana, uno de los hoteles de la Via Veneto, organizó un Work Street Out haciendo un recorrido por la Villa Borghese, me invitaron y me apunté pensando que sería un día diferente en plan hacer ejercicio en la calle. Debo confesar que ha sido un dejà vu, cuando de repente apareció una guapa mujer americana para movier a más de 400 personas, que la siguieron durante toda una mañana haciendo gimnasia y siguiendo el ritmo marcado por ella por medio de auriculares. Vamos, era emocionante verla actuar y confirmar que sigue habiendo algunas Jane Fonda por el mundo.
Ella es Jill Cooper, nacida en USA, casada y afincada en Italia, emprendedora, motivadora, luchadora y encantadora.
Jill es desde hace tiempo la Jane Fonda en Italia. Ha creado el Super Jump, un trampolín adaptado, redondo para ejecutar los programas de entrenamiento que ella imparte.
En Roma se la pelean las teles, los organizadores de eventos, de maratones, de acciones benéficas. Jill tiene la belleza y el desparpajo americano que tantas veces se echa en falta para entrenar.
Una vez que la descubrí, le llamé, quedamos en el parque y le pedí que al menos me diera algunas ideas para mejorar algunas partes del cuerpo.
Y así, como si estuviéramos tomando el café, allí mismo me dio la primera lección. Todo esto al aire libre y sin decir “agua va”.
Cuando trabajaba para el Reebok Sports Club Serrano y La Finca, Gustavo González, su director técnico respondió de esta manera a mi pregunta del por qué tantas personas no mueven a diario el cuerpo, su respuesta la recuerdo siempre: -“Alicia, tú tienes incorporado a tu vida diaria el hacer deporte, el que nunca lo ha tenido no sabe lo que es y el simple hecho de pensar en ponerse ropa deportiva y zapatillas ya le implica un problema. Los que sean capaces de al menos ponérselas, algo habrán adelantado”-.
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