Historia

¿Conexión entre los habitantes de Canarias y África? la genética lo explica todo

Todos somos mezcla de todos, el enigma genético de los canarios revelado. Un nuevo estudio genético, publicado en la prestigiosa revista Nature, desentraña el fascinante origen de los habitantes de las islas

Plaza de la Patrona de Canarias con las estatuas de los reyes de Guanche en Candelaria, isla de Tenerife.
Plaza de la Patrona de Canarias con las estatuas de los reyes de Guanche en Candelaria, isla de Tenerife.Dreamstime

En el corazón del Océano Atlántico, las Islas Canarias han sido durante mucho tiempo un enigma tanto geográfico como cultural. Este archipiélago, compuesto por islas de origen volcánico, ha despertado la curiosidad de historiadores y científicos durante siglos debido a su peculiar población aborigen, que parecía desconectada del mundo moderno cuando los europeos las redescubrieron en el siglo XV. Un reciente estudio publicado en Nature ha arrojado nueva luz sobre el misterio de sus primeros pobladores, desvelando un proceso de colonización deliberado y complejo que desafía las explicaciones simplistas de sus orígenes.

Playa Gran Canaria
Playa Gran Canaria Canva

La llegada de los primeros pobladores a las Islas Canarias

La investigación titulada "The Genomic History of the Indigenous People of the Canary Islands" se ha centrado en el análisis del genoma completo de 40 individuos que habitaron las islas entre los siglos III y XVI. Este estudio pionero fue llevado a cabo por un equipo de investigadores españoles, liderado por la genetista Rosa Fregel de la Universidad de La Laguna, y proporciona una visión clara y detallada al medio El Confidencial, de cómo los primeros habitantes llegaron a las Canarias con un plan bien definido.

No fue un poblamiento fortuito de unos pocos individuos que llegaran por azar a las islas”, asegura Fregel. "Desde el punto de vista arqueológico, ya se sabía que había sido un proceso de colonización bien pensado, en el que los primeros habitantes llegaron con animales domésticos y semillas para sobrevivir”. Este descubrimiento contradice la teoría de que los primeros pobladores llegaron a las islas por accidente y subraya la importancia de una migración organizada.

Poblaciones pequeñas y aisladas vs. poblaciones grandes y diversas del archipiélago

El estudio revela diferencias significativas en el tamaño y la diversidad genética de las poblaciones que se establecieron en las distintas islas. Las islas con poblaciones más pequeñas y aisladas, como El Hierro, Lanzarote y Fuerteventura, contrastan con islas más grandes y diversas como Tenerife, Gran Canaria y La Palma. La Gomera se encuentra en un punto intermedio.

“Al menos las poblaciones de Tenerife y Gran Canaria eran lo suficientemente grandes para retener esa diversidad genética”, explica Fregel. Esto sugiere que un número significativo de personas llegó al archipiélago, lo que permitió mantener una riqueza genética considerable. En contraste, las islas más pequeñas, con menos recursos, experimentaron un mayor grado de aislamiento y una consecuente reducción en la diversidad genética.

La apariencia de los africanos prehistóricos

Uno de los hallazgos más sorprendentes del estudio es la revelación de que los aborígenes canarios eran una suerte de reserva genética que proporciona información valiosa sobre cómo eran los africanos del norte antes de las grandes migraciones históricas. Un canario moderno tiene más cercanía genética con un norteafricano del pasado que con un norteafricano moderno.

“La población aborigen de Canarias puede considerarse un reducto de cómo sería la población norteafricana durante la Edad de Hierro”, explica Fregel. Este descubrimiento es crucial para entender la prehistoria del norte de África, antes de que las invasiones musulmanas y otras migraciones alteraran significativamente la composición genética de la región.

¿Islas aisladas o conectadas?

El análisis genómico también sugiere que había menos intercambio entre las islas de lo que se pensaba anteriormente. Este hallazgo desafía la idea de una conexión constante entre las poblaciones insulares. “Desde un punto de vista histórico, las crónicas europeas hablaban de poblaciones similares a los bereberes, pero que se identificaban como dialectos distintos, lo que les llevó a pensar que probablemente estaban aislados”, añade Fregel.

Esta falta de intercambio explica por qué algunas islas pequeñas, como El Hierro, Lanzarote y Fuerteventura, muestran una menor diversidad genética, indicando un aislamiento prolongado. Esto contrasta con islas más grandes, donde la diversidad genética se mantuvo gracias a una mayor afluencia de personas y recursos.

La colonización europea y la mezcla genética

El siglo XV marcó un punto de inflexión en la historia genética de las Canarias. La llegada de colonos europeos y la posterior conquista e integración del archipiélago al Reino de Castilla en 1496 resultaron en una mezcla genética completa. A diferencia de algunas regiones de Latinoamérica donde las poblaciones indígenas lograron preservar sus culturas, en Canarias la insularidad y el tamaño reducido de la población llevaron a una integración total.

“La colonización europea generó un cambio en la composición genética de los pobladores, que en el caso de Canarias fue una mezcla completa”, explica Fregel. Los canarios modernos son un reflejo de este proceso histórico, siendo el resultado de una combinación genética de aproximadamente un 79,7% de españoles, un 17,8% de indígenas y un 0,5% de población subsahariana.

La fascinación por la genética

El interés por el origen genético se ha incrementado en los últimos años gracias a los avances tecnológicos y a la accesibilidad de los análisis genéticos comerciales. Estos estudios permiten a las personas descubrir su linaje ancestral y comprender mejor su identidad genética.

En Canarias, la población es notablemente homogénea en términos de contribución genética europea, africana subsahariana y aborigen, lo que refleja la historia de una región que ha sido un crisol de culturas a lo largo de los siglos. “Al final, todos somos descendientes de todos”, concluye Fregel, recordándonos que el estudio de nuestro pasado genético es, en última instancia, una ventana hacia nuestra historia compartida.