
Sabores
El postre más brutal que te tienes que permitir este verano en Cantabria
Un postre sencillo elaborado con alma que enamora a todos los que lo prueban

Cantabria tiene muchas cosas buenas, pero si hay algo que conquista desde el primer bocado es su repostería y no hay mejor época para disfrutarla que en verano que es cuando todos nos permitimos algún capricho.En esta tierruca se valora mucho el dulce bien hecho, el de siempre, el que huele a horno casero y a recuerdos de infancia. Hay muchas delicias que puedes encontrar en sus pueblos y mercados, pero hay una que destaca por encima de todas: la quesada pasiega. Un postre sencillo, sí, pero con alma. Y eso se nota.
La quesada no es solo un dulce. Es una historia que se cuenta con queso fresco, huevos, azúcar, leche y mantequilla. Ingredientes básicos, humildes, de los de antes. La receta nació en los valles pasiegos, donde las familias aprovechaban lo poco que tenían para crear algo delicioso. Y vaya si lo lograron. Porque lo curioso es que, con el paso de los años, esta receta ha cambiado muy poco. Se sigue haciendo como la hacían las abuelas, con ese toque que solo da la experiencia y el cariño.
Ahora que todo el mundo habla de cheesecakes y postres exóticos, es buen momento para mirar hacia lo nuestro. Y es que la quesada pasiega no tiene nada que envidiarles. Tiene su propia personalidad: es jugosa, ligeramente dorada por fuera, suave por dentro y con un sabor que te abraza el paladar sin empalagar. Cuando está bien hecha, es como si te comieras un pedacito de Cantabria.
Prepararla no es complicado, pero hay que hacerlo con calma. Primero se mezcla el queso fresco con el azúcar, hasta que se consigue una masa suave. Luego se añaden los huevos, la leche, la mantequilla derretida… y todo va cogiendo forma, poco a poco. Se hornea sin prisas, hasta que se dora justo lo necesario. El resultado es un postre que huele a hogar, que sabe a tradición. Y la verdad, si lo pruebas en Cantabria, en plena tierruca, sabe aún mejor. Algo tendrá el aire del norte.
La quesada está presente en todo tipo de celebraciones: cumpleaños, fiestas de pueblo, domingos familiares... y también en esos días sin motivo especial en los que simplemente apetece algo rico. Es un regalo habitual para quienes vienen de fuera. Una especie de “así sabe mi tierra”, envuelto en papel y cariño.
Lo más bonito es que esta receta se ha transmitido de generación en generación como un pequeño tesoro familiar. Muchas veces, sin ni siquiera estar escrita, solo contada al oído, entre cucharadas y risas en la cocina. Y eso se nota. Porque cuando pruebas una buena quesada, no solo estás comiendo un postre: estás probando un pedazo de historia.
Así que si aún no lo has hecho, date el gusto. Busca una quesada auténtica, mejor si viene de un obrador pequeño o de alguna casa en los valles pasiegos, y prepárate para un viaje directo al corazón de Cantabria.
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