Teatro

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Carmela suspira de nuevo

Andrés Lima convierte en musical la obra más conocida de Sanchis Sinisterra, con Inma Cuesta y Javier Gutiérrez

Cuesta y Gutiérrez, en un ensayo de esta nueva versión de «¡Ay, Carmela!»
Cuesta y Gutiérrez, en un ensayo de esta nueva versión de «¡Ay, Carmela!»larazon

Carmela y Paulino van de pueblo en pueblo, atravesando una España dividida y que se mata, con su espectáculo de canciones populares a cuestas. Cantan, actúan, bailan, lo que les echen. Son eso que se llamó cómicos de la legua, republicanos atrapados en el bando nacional en nuestra guerra incivil. Y les pasará factura. Porque Carmela, ya muerta, lo contará todo desde un más allá que no la deja descansar. Es curioso cómo con el material más trágico se puede construir una comedia que traspasa las décadas y llega a los corazones. José Sanchis Sinisterra lo consiguió en 1986 con «¡Ay, Carmela!», probablemente su obra más conocida y popular, lo cual es decir mucho cuando hablamos de un tipo que ha escrito «Ñaque o de piojos y actores», «Terror y miseria del primer franquismo» y «Perdida en los Apalaches», entre otros textos fundamentales de la dramaturgia española de las últimas décadas. Estrenada en 1987 –entonces la dirigió José Luis Gómez, con Juan Diego y Verónica Forqué en escena–, la comedia de Sinisterra ha tenido múltiples versiones teatrales, aunque sin duda a su fama ayudó la redonda versión cinematográfica de Carlos Saura con Carmen Maura y Andrés Pajares, una película que arrasó en los premios Goya de 1991 con trece estatuillas.

Andrés Vicente Gómez, que fue el productor de aquel filme, lleva ahora la obra a los escenarios. Tras el experimento de «El último jinete», el empresario cinematográfico parece encantado de seguir en el mundo de las bambalinas. Y, dado que nunca hicieron falta motivos para volver a un gran texto, Gómez dice ufano: «Llevo hablando ya veintitantos años de "¡Ay, Carmela!", pero no me canso nunca».

Fantasmas de la guerra

Andrés Lima está al frente de este nuevo montaje, que cuenta para el dúo protagonista con Inma Cuesta («Águila Roja») y Javier Gutiérrez, viejo amigo y colaborador del director, con quien lleva estrenando desde algunos de los primeros espectáculos de la compañía Animalario. Junto a ambos intérpretes, Marta Ribera encabeza el reparto. No es casual que la experta actriz de musicales se sume a este título: «¡Ay, Carmela!» es un recorrido musical por las canciones que marcaron una época, como el consabido «Suspiros de España» o «Que viene el coco, mamá», coplas en buena parte, pero también canciones populares, tonadillas...

Explica Lima que incluso se planteó inicialmente hacer un musical en toda regla, «pero vimos que un musical de la Gran Vía no se ajustaba tampoco a este texto, y decidimos hacer teatro musical». En este montaje, añade el director, la aportación musical tiene dos raíces: por un lado la parte contemporánea, con una partitura creada para la ocasión firmada por Joan Valent, y temas nuevos de Vanesa Martín, Pedro Guerra y Víctor Manuel, «que han apostado por hacer canciones de hoy, abosutamente contemporáneas». Todo eso se ha ensamblado con los títulos de entonces. En total, 18 números para dos horas de espectáculo, con una orquesta de once músicos en directo.

«"¡Ay, Carmela!"son dos personajes hablando de lo que les sucedió. Conservamos la visita de la Carmela fantasma, pero mientras tiramos de eso, van surgiendo otros personajes», explica el director. Por ejemplo, el de Ribera, quien además de dar vida a Gustavete, el otro cómico de la compañía, encarna a un narrador inventado para esta revisión del texto. «Hemos hecho una tragicomedia musical. Eso condicionaba el reparto de la obra: había que buscar gente que cantara y bailara bien... como Javier Gutiérrez», añade Lima.

Cuenta el director sobre los protagonistas que «son seres excepcionales; pero son cómicos de la legua. De hecho, el gran número del personaje de Javi es una canción de pedos». Lo dice con cariño: en esta producción hay homenajes a la revista musical: «Siempre que puedo, meto música de revista en mis montajes, es un género a revisar».

Más allá de lo artístico, «¡Ay, Carmela!» es una obra política; Sanchis escribió un texto de evidentes simpatías republicanas –la bandera tricolor ondea en toda producción–, y Lima no esconde las suyas: «Me hacía mucha ilusión porque es un buen momento para hablar de la República, ahora que todos los demás regímenes están muy despreciados». Sin embargo, su discurso abandona lo incendiario para pedir reflexión: «Para mí lo más político de la obra no es ser republicano o fascista, sino que muestra la guerra y lo que hace Carmela como un acto de sentido común, aunque la lleve a que la maten». Y añade: «La guerra es un hecho muy grave, y la memoria histórica está ligada a la función. Hay que hablar de ello, aunque parezca una frivolidad, con alegría». Por eso, «¡Ay, Carmela!» nos enfrenta con humor al episodio más triste de nuestra historia reciente. «Es una lección moral la que nos da el texto. Sanchis es muy fino y de ahí viene su éxito: nos habla de un drama humano, del enfrentamiento entre hermanos en un país». Por eso, aclara, con «¡Ay Carmela!» ocurre una cosa: «Te ríes muchísimo, pero llega un momento en que se te encoge el corazón».

Del novato con cara a la profesional

Asegura Andrés Lima que ha trabajado «con la misma complicidad que con Animalario y otros grupos; con la misma confianza y despreocupación, dejando que se me vaya a veces la cabeza un poco». Para Javier Gutiérrez, es su primer musical. El actor, lanzado a cantar, asegura sobre los ensayos: «He trabajado mucho el método de por la cara, que es el que emplea Andrés». Quien sí tiene experiencia en musicales es Inma Cuesta, que realizó buena parte de la gira de «Hoy no me puedo levantar». Ribera, por su parte (abajo, con Lima), está como pez en el agua. Por eso es la más reivindicativa: «En general, hay poco reconocimiento en España al trabajo del actor de teatro musical», lamenta.