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Residencias: Visitas con cita previa, mascarilla y limpias de Covid

El avance a Fase 2 permite la entrada de familiares pero programada una vez al día y no más de 45 minutos

Residencia San Julián de Burgos
Residencia San Julián de BurgosRicardo OrdoñezIcal

Castilla y León entra a partir de este lunes en una nueva fase, la dos, que abre otro escenario bien distinto al que ha tenido en las dos últimas semanas, ya que aparte de que se eliminan las franjas horarias para pasear y hacer deporte en las grandes ciudades, se permite ya la apertura de gimnasios, cines o teatros con aforo limitado, y se amplían las terrazas a la mitad, y hasta el 40 por ciento las mesas del interior de los establecimientos de hostelería, también se permitirán, por vez primera desde hace casi tres meses, que las familias puedan visitar a sus seres queridos que están en una residencia de mayores o para personas con discapacidad.

Los centros residenciales son los que más están sufriendo esta pandemia, que empieza a dar síntomas de fatiga aunque sigue aún presente, además de ser centro de la polémica política en estos momentos por la gestión de las mismas por parte de las distintas administraciones.

Será el de mañana un día especial para muchas familias, aunque estas visitas no serán lo que esperaban debido a las medidas de seguridad, higiene y prevención que se exigen por parte de las autoridades sanitarias para poder acceder a estos recintos. Además, el Plan de desescalada para las residencias que anunciaba hace unas semanas la consejera de Familia e Igualdad, Isabel Blanco, contempla que estas visitas deben estar programadas por cita previa y solo se permitirá la presencia de un familiar y no más de 45 minutos. Además, solo se podrán visitar aquellos centros residenciales que estén limpios de Covid-19, es decir que no tengan ningún usuario con la enfermedad confirmada, que afortunadamente en estos momentos son los menos.

El encuentro entre el residente y su ser querido se llevará a cabo al aire libre en el interior de la residencia. Es decir, en un patio o jardín exterior al centro pero dentro del recinto y siempre fuera del alcance de otros usuarios del centro. De hecho, las residencias deberán contar con zonas habilitadas para las visitas y que estas tengan la separación suficientes con otros espacios para evitar riesgos. El plan de desescalada contempla también la recomendación de utilizar sillas y mesas de plástico y sin ornamentos de ningún tipo para prevenir contagios además de facilitar su desinfección.

Además, el encuentro deberá tener lugar con mascarilla quirúrgica tanto por parte del residente como del ser querido y se deberá guardar igualmente la distancia de seguridad de dos metros que se recomienda. Los familiares que tengan sospecha o algún síntoma compatible con la Covid-19 o que incluso se encuentre inmerso en un estudio de contacto no tendrán permitida la entrada al centro residencial. De hecho, antes de entrar tendrán que firmar con su puño y letra una declaración de buena voluntad sobre su estado de vulnerabilidad y el compromiso de no presentar sintomatología de riesgo.

La consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, Isabel Blanco
La consejera de Familia e Igualdad de Oportunidades de la Junta de Castilla y León, Isabel BlancoJCyLLa Razón

Los centros, por su parte, regularán la entrada y la salida de las visitas para que no se produzcan aglomeraciones y deberán contar con los denominados circuitos de desinfección, mientras que el visitante deberá lavarse las manos o utilizar gel hidroalcohólico tanto al acceder al interior como al salir.

El documento contempla igualmente otros casos, como es de usuarios que puedan encontrarse al final de su vida. En este supuesto se permite la entrada a los familiares en cualquier momento y etapa.

Este Plan ya se inició hace tres semanas cuando Castilla y León se encontraba en fase 0 al dejar primero que las residencias pudieran abrir sus patios y jardines además de las zonas comunes para que los residentes pudieran moverse y dar paseos, debido al tiempo que habían tenido que estar encerrados en sus habitaciones, y permitir después la reapertura de servicios tan esenciales para estas personas como ir al podólogo o la peluquería o participar de nuevo en talleres de estimulación cognitiva.