Opinión

Yoga Mental

Una mujer realiza una postura de yoga
Una mujer realiza una postura de yogaNACHO DOCEREUTERS

Me piden que escriba columnas humanísticas y me olvide de otras vainas; y yo, que siempre he pensado que el que obedece no se equivoca, sólo el que manda, acato con gusto el mandato.

Hoy dedicaré esta gacetilla al yoga mental, dirigido sobre todo al bienestar y la salud física y emocional de las personas mayores. ¡Acaso hay algo más importante, en el día a día, que la serenidad y la lucidez para tomarle el pulso a lo que nos rodea, y así vivir y no ser vividos, por tantas y tantas cosas que ni nos van ni nos vienen! Retrasar el envejecimiento del cerebro, para lograr una memoria vivaz y no caer, con los años, en la soledad y el olvido, es el reto apasionante al que lleva décadas dedicado Paulino Monje, un hombre cabal, ocupado en dar holgura a eso que se conoce como “tercera edad” y él denomina “jóvenes mayores”.

Por sus Aulas han pasado miles de mujeres y hombres, a cuyas vidas ha dado holgura, enseñándoles a meditar y a practicar el yoga mental. Algo que hace gratis et amore; como tantos españoles, mujeres y hombres del voluntariado, que se dedican a hacer el bien a manos llenas.

Pero como no insultan a nadie, ni arman bronca, y son más buenos que el pan, pasan desapercibidos en esta sociedad de fingimiento, postureo y bisutería. Paulino acaba de publicar un libro del que no hablarán las televisiones, convertidas en aparatos de agitación y propaganda, ni los medios gubernamentales, que crecen como las setas. “Yoga mental para mayores”, es una obra que ve la luz gracias a la sensibilidad y buen hacer de Mandala ediciones.

Un libro tan sencillo como valioso que, además de enseñar con claridad como practicar el yoga mental, se adentra en las técnicas de la meditación, la relajación profunda y el control de la respiración consciente. Lo mejor de estas páginas es que, aunque están dirigidas a las personas mayores, descartadas en un mundo de brutalidad y canibalismo, como se trata de disciplinas que no saben de edades, al ser explicadas sin rodeos, ofrecen para todo buscador inquieto mucho más de cuanto cabría esperar.

Especialmente en lo que se refiere a combatir la dispersión y poner la mente, que como bien sabe el amable lector es “la loca de la casa”, a las órdenes de la voluntad y las verdades eternas. Un libro que haría un inmenso bien, ciertamente, si llegara a nuestros insufribles mandamás, para estimular su gimnasia cerebral y mental. Es sólo una idea.