Sociedad
Sentido homenaje al piloto salmantino que perdió la vida luchando contra un fuego entre Galicia y Portugal
El Ministerio del Interior otorga a Maximiliano Plaza la Medalla al Mérito de la Protección Civil en su categoría de Oro con distintivo rojo a título póstumo, que recogieron sus padres, Consuelo y Marcelino.
La base aérea de Matacán, en Salamanca, ha acogido este viernes en emotivo y merecido homenaje al piloto Maximiliano Plaza Bretón, natural de la localidad salmantina de Babilafuente, de apenas 38 años, que perdió la vida el pasado verano tras luchas contra las llamas de un incendio entre Galicia y Portugal, en el que también perdió la vida otro compañero. Un acto en el que han participado las delegaciones del Gobierno en las regiones gallega y castellano y leonesa, en el que se ha hecho entrega a Maxi, como así le conocían, de la Medalla al Mérito de Protección Civil en su categoría de oro con distintivo rojo a título póstumo que recogían sus padres, Marcelino y Consuelo.
“Hoy estamos aquí para poner en valor tu ejemplar compromiso como servidor público, que te privó de realizar tus sueños y tus proyectos. Todo lo arriesgaste para salvar otras vidas”, señalaba la subdelegada del Gobierno en Salamanca, Encarnación Pérez, mientras destacaba el “heroísmo” y la “solidaridad” de este joven piloto que no pudo superar las heridas que sufrió mientras participaba en las labores de extinción de un incendio forestal en la localidad orensana de Lobios, donde también perdió la vida Jorge Manuel Santana Jardim, “en defensa del común, sin importarles si el bosque era español o portugués, si el avión era de una u otra nacionalidad”, recordaba Pérez
”No existían las fronteras, ellos trabajaban por salvar un ecosistema común, el planeta, y por salvar las vidas de seres humanos a los que ese incendio podía afectar. El ejemplo de Maxi y de su compañero nos sirve como bandera, en unos tiempos en los que a veces la solidaridad y la entrega no son comprendidas”, aseguraba, por su parte, el delegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo.
José Miñones, representante del Gobierno del Reino de España en Galicia, lamentaba que, a pesar del esfuerzo de muchos, en la Comunidad gallega, cada año, los incendios cuestan montes y parques, cosechas perdidas, casas destruidas y también vidas, como las de Maximiliano y Jorge Manuel. “Esta medalla es motivo de orgullo y un homenaje a todos los que luchan contra el fuego, a todos los que con su compromiso y solidaridad hacen una sociedad y un país mejor”, destacaba Miñones, mientras apuntaba que con este acto se pretende, al menos, poder saldar una deuda moral con Maximiliano y su familia.
En representación de la familia, Verónica Pérez, y el padre de Maxi, Marcelino Plaza, evocaban las virtudes personales de este joven piloto de Babilafuente que murió tres meses después del accidente de Lobios como consecuencia de las heridas sufridas. Plaza aseguraba, entre la emoción del acto, que su hijo era “un buen padre, buen hijo, buen hermano y buen amigo; algo de lo que toda la gente que lo conocía puede dar fe”.
Ángel Rodero, director ejecutivo de la empresa Babcock, con la que volaba Maximiliano en su labores de extinción de incendios, tomaba también la palabra para dibujar su trayectoria profesional desde 2008, cuando se incorporó a sus filas y ubicó en él los valores “del trabajo, la constancia y la lealtad”. “Él quería volar y trabajó duro para conseguirlo. Sabía que el ejemplo es lo más importante en un puesto de liderazgo”, destacaba Rodero, mientras recordaba que sus compañeros de trabajo le echan de menos “hoy”, y lo harán “siempre”.
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