Sociedad

Se buscan hombros para cargar en la Semana Santa de Palencia

En la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia

El responsable de tandas de la hermandad, Carlos Martín Lobera, muestra las andas de aluminio, las ventanas en el trono, o los recoge velas, que se están quitando para aligerar el peso ante la falta de cargadores
El responsable de tandas de la hermandad, Carlos Martín Lobera, muestra las andas de aluminio, las ventanas en el trono, o los recoge velas, que se están quitando para aligerar el peso ante la falta de cargadoresAlmudena ÁlvarezAgencia EFE

La Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia de Palencia busca penitentes que “arrimen el hombro”, ante las dificultades que están teniendo este año para encontrar cofrades que carguen los pasos en los desfiles procesionales de la Semana Santa palentina, declarada de Interés Turístico Internacional.

En los últimos días, en las redes sociales aparecen llamamientos a la colaboración para mantener una de las tradiciones más antiguas y sacrificadas de la Semana Santa, la carga de los pasos, que en muchos casos acaban procesionando sobre carrozas con ruedas, ante la falta de costaleros.

Primero fue la Hermandad del Santísimo Cristo de la Misericordia la que colgó un anuncio en sus redes sociales previendo que, tras dos años de parón por la pandemia, la vuelta a la normalidad iba a ser complicada. Y después lo han hecho otras, porque, efectivamente, uno de los problemas, que ya apuntaban antes de la pandemia y que se han agravado después, es la falta de cargadores que lleven los pasos durante las procesiones.

El hermano mayor de la Misericordia, Carlos Martín Antolín, asegura a EFE que este año no encuentran gente suficiente para sacar las andas, en parte “por culpa” del Covid, que no ayuda, pero también por la falta de relevo generacional, “ya que cada vez hay menos jóvenes, porque se van a trabajar fuera y tienen menos disposición a colaborar”.

Su hijo, Carlos Martín Lobera, es el responsable de las tandas en la Hermandad y lo confirma: “Hay un poco de todo, pero lo cierto es que este año nos está costando más que los hermanos vengan a cargar, no sé si por el factor miedo, porque prefieren irse de vacaciones o porque no hay relevo generacional y los habituales cada vez son más mayores”, explica a EFE.

Y es que entre los 450 hermanos, hay muchas personas mayores, cada vez más familias con niños y un vacío generacional, el de los jóvenes, que son hermanos, pero no participan, porque, lo que también se está viendo en los últimos años es una caída en la participación en las procesiones, asegura. Por eso, y para evitar un viacrucis sin costaleros han decidido ponerse la venda antes de la herida y aprovechar la figura del penitente para animar a la gente que no es cofrade a arrimar el hombro. ”Es una oportunidad para vivir la Semana Santa desde dentro”, afirma Carlos Martín, -y así lo señalan en redes sociales-, mientras explica que no hay que tener unas cualidades especiales, ni es una tarea complicada. “Nosotros les enseñaríamos a llevar el paso, los ritmos y todo lo que hay que saber para desfilar cargando un paso”, resume. Además se les facilitaría el hábito para poder salir, totalmente de rojo, para diferenciarse de los hermanos de la Misericordia que llevan hábito rojo con capa blanca y capuchón rojo.

E responsable de tandas de la hermandad, Carlos Martín Lobera, muestra las andas de aluminio, las ventanas en el trono, o los recoge velas, que se están quitando para aligerar el peso ante la falta de cargadores
E responsable de tandas de la hermandad, Carlos Martín Lobera, muestra las andas de aluminio, las ventanas en el trono, o los recoge velas, que se están quitando para aligerar el peso ante la falta de cargadoresAlmudena ÁlvarezAgencia EFE

En total necesitan 38 personas para cargar las andas sobre las que sacarán la imagen titular de la hermandad, el Cristo de la Misericordia, y a la Virgen del Perdón, y de momento solo cuentan con 25 cargadores confirmados. Un problema que, -por lo que le están transmitiendo, dice Martín-, también se están encontrando en otras cofradías, como los Nazarenos, donde también tienen un problema de relevo, o la Vera Cruz, que son muchos hermanos pero los pasos son muy grandes y necesitan a muchas personas para cargarlos.

Por eso no es la Misericordia la única cofradía que estos días llama a “vivir una experiencia diferente dentro de la Semana Santa”. También la Cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno anima en sus redes sociales a sentir la Semana Santa debajo de un varal para “vivir lo mismo que vivió Nuestro Padre en su Pasión”.

Mientras tanto, por si el llamamiento no resulta, en la Misericordia han decidido empezar a quitar peso a las andas que rondan los 500 kilos, sustituyendo los varales de madera por unos de aluminio, que son mucho más ligeros, abriendo ventanas en el trono para quitar madera, eliminando el cajón sobre el que habitualmente reposa Nuestra Señora del Perdón y quitando las peanas de madera de los “recoge cera”, entre otras medidas. ”Vamos a quitar todo el peso que podamos”, afirma el responsable de tandas, cerca de cien kilos en todo el conjunto. Ese es el reto que les permitirá restar seis o siete hermanos para cargar, o, si su llamamiento tiene éxito, hacerlo de una forma más cómoda.

Con el añadido de que su imagen titular, el Cristo de la Misericordia, no sale en andas en una procesión de Semana Santa desde el año 1963. “Íbamos a salir el Miércoles Santo de 2019, pero llovió, y después llegó la pandemia”. Así que si se consigue este Miércoles Santo la Misericordia retomará la tradición y el Cristo que durante décadas ha procesionado sobre la carroza con ruedas lo hará sobre los hombros de los costaleros. Aunque, como apunta Martín, “todo depende de los hermanos que consigamos”.

El llamamiento está hecho, y aunque todavía no han tenido respuesta, quieren ser optimistas pensando que falta un mes para la Semana Santa y en que todos nos hemos acostumbrado a no hacer planes a largo plazo. Mientras tanto, Carlos Martín anima a probar esta penitencia de carga, insistiendo en que es una forma más sacrificada de lograr el perdón, pero sobre todo “una experiencia única”.