Semana Santa
Las mujeres juran silencio y desfilan tras 97 años de espera en Zamora
Desfilaron sin distinción por sexo, todos vestidos con túnica de estameña blanca y caperuz de terciopelo rojo con el emblema de esta cofradía zamorana conocida popularmente como del silencio.
Las mujeres han participado este Miércoles Santo, por primera vez en los 97 años de historia de la cofradía, en el rito iniciático del juramento de silencio y en la posterior procesión de la Real Hermandad del Santísimo Cristo de las Injurias, una de las más emblemáticas de la Semana Santa de Zamora.
El desfile procesional, que comenzó al anochecer en la plaza de la Catedral tras el juramento de silencio ante la imponente talla renacentista del Cristo de las Injurias como prolegómeno de la procesión, ha contado pro primera vez con la presencia de noventa mujeres entre los más de 2.500 cofrades, informa Efe.
Tanto ellas como ellos han desfilado sin distinción por sexo, todos vestidos con túnica de estameña blanca y caperuz de terciopelo rojo con el emblema de esta cofradía zamorana conocida popularmente como del silencio.
La apertura de la hermandad a las mujeres se acordó en el verano de 2018, tras una iniciativa promovida por el Obispado de Zamora para que fueran mixtas todas las hermandades de la Semana Santa de la ciudad, que está declarada de interés turístico internacional y Bien de Interés Cultural.
Sin embargo, la lista de espera ha retrasado hasta este año el acceso efectivo de las primeras noventa féminas inscritas, aunque casualmente en el periodo de espera ningún año se ha celebrado el desfile, en 2019 a causa de la lluvia y los dos años siguientes por la pandemia de covid-19.
Este Miércoles Santo por la tarde el tiempo sí ha acompañado y la felicidad entre hombres y mujeres cofrades era evidente en sus caras antes del desfile, ellos por poder procesionar tras tres años sin hacerlo y ellas por hacer realidad un deseo que algunas cofrades que ya rondan los cincuenta tenían desde que eran niñas.
Con este nuevo paso hacia la igualdad, en Zamora únicamente quedan por abrirse a la participación efectiva de hombres y mujeres las hermandades del Cristo de la Buena Muerte y del Cristo del Amparo, ésta última con una lista de espera de casi cuatro décadas, mientras que la cofradía de Jesús Nazareno es mixta pero uno de sus dos desfiles se reserva a hombres y el otro a mujeres.
En la plegaria del juramento de silencio, el cirujano y hermano de la cofradía Juan Emilio Antón ha hecho referencia a la presencia de mujeres y ha asegurado que las acogen “con cariño fraternal”.
También ha recordado que fueron “fundamentalmente mujeres” las que estuvieron al lado del crucificado en el Gólgota y las que mantienen viva la práctica religiosa en las iglesias.
En la oración previa al juramento, que hasta 2016 realizaba el alcalde de Zamora en nombre de la ciudad y que desde entonces efectúa cada año una persona designada por la cofradía, Juan Emilio Antón ha tenido presente igualmente la guerra de Ucrania.
Un conflicto bélico “cruel, que está produciendo gran destrucción y muerte”, ha asegurado, para agregar que son “la soberbia y el egoísmo” los que “ofuscan la inteligencia de los hombres”.
Del mismo modo, se ha referido a la pandemia de covid-19 para sacar la conclusión de que la naturaleza demuestra que “hay muchas cosas que no conocemos y que no somos dueños de la vida”.
Tras esa reflexión, todos los cofrades se han puesto de rodillas y, a pregunta del obispo de Zamora, Fernando Valera, han jurado guardar silencio para responder el prelado que si así lo hacían “que dios os lo premie y si no que os lo perdone”.
Posteriormente, el desfile por las calles del casco antiguo y la zona centro de Zamora se ha desarrollado en riguroso silencio únicamente roto por el sonido de los clarines que anuncian la procesión.
En la composición del desfile han destacado igualmente los caballos blancos en los que montan tres de los cofrades y los dos pebeteros, uno de ellos de 900 kilos de peso, portados a hombros para aromatizar de incienso el paso de los cofrades.
La única talla de la procesión, la del Cristo de las Injurias, del siglo XVI y a la que se da culto durante todo el año en una capilla de la Catedral, es llevada en una mesa procesional de pan de oro que este año ha sido restaurado.
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