Opinión
Los catalanes sí tenemos rey
“Don Felipe no ha hecho otra cosa que servir a los españoles y ser útil a su patria; es un monarca constitucional y no quiere ser otra cosa que símbolo de la unidad y permanencia del Estado”
La nación española, como democracia consolidada, está más garantizada por una jefatura del Estado basado en una monarquía parlamentaria y constitucional, que sujeta a los vaivenes de las presidencias periódicas de una República.
No pretendo, con esta afirmación, persuadir a nadie; el que está convencido de los valores republicanos, no se hará monárquico ni aunque resucite un muerto para meterle en razón. Pero lo cierto es que millones de españoles, que viven dentro y fuera de Cataluña, se sienten muy cómodos con este Rey.
Lo que sucede es que, el separatismo, ha logrado extender esa falacia de que los catalanes no tienen rey. Dos valientes a la hora de plantar cara y desenmascarar las trapacerías secesionistas, Sergio Fidalgo y Antonio Robles, han tenido el acierto de publicar un libro titulado “Los catalanes si tenemos rey”. Una obra que constituye un desagravio colectivo hacia Felipe VI -el mejor Rey que podríamos soñar para esta hora de España-, por los desplantes a los que se ve sometido continuamente por algunas autoridades catalanas, incapaces de mantener el mínimo respeto institucional, y que don Felipe sobrelleva con soberana paciencia.
Más de un centenar de españoles, entre ellos un buen número de catalanes, reflexionan sobre el sentido de la monarquía parlamentaria en el siglo XXI, con textos esclarecedores de reconocidos intelectuales como José Varela, una de nuestras mentes más lúcidas, Albert Boadella, Jesús Del Pozo, Inés Arrimadas o Pilar castellanos, entre otros.
“Los catalanes si tenemos Rey”, es uno de esos libros imprescindibles por la profundidad de pensamiento que atesora. Recuerda Varela Ortega las palabras de Felipe VI, cuando asumió la jefatura del Estado, al afirmar que accedía “a la primera magistratura del Estado de acuerdo con una Constitución refrendada por los españoles”.
Desde ese día, don Felipe no ha hecho otra cosa que servir a los españoles y ser útil a su patria, sin apartarse jamás de las funciones que constitucionalmente le han sido encomendadas. El nuestro, es un Rey constitucional y no quiere ser otra cosa; símbolo de la unidad y permanencia del Estado.
Alguien que arbitra y modera ejemplarmente el buen funcionamiento de las Instituciones, asegurándonos un Estado de Derecho a todos los españoles, y a los catalanes en particular. La mayor parte de los pensadores, políticos, catedráticos y periodistas que participan en esta obra, no ocultan “sus valores republicanos”; pero en la situación actual por la que atraviesa nuestro país, se muestran igualmente convencidos de que solo la monarquía garantiza el respeto a esos principios de libertad, igualdad, fraternidad, derechos humanos y libertades que encarna Felipe VI.
No son monárquicos, pero defienden al Rey, convencidos de que el sanchismoestá conduciendo a España a la adversidad y el infortunio. Sergio Fidalgo y Antonio Robles, cuya abnegación y esfuerzo no conoce límites, prestan así un servicio más, de los que muchos que vienen aportando a la convivencia entre los españoles, y a la causa de la libertad, la unidad y la tolerancia; y ponen contra las cuerdas a una minoría excluyente que, si no somos capaces de embridar aplicando sensatez y sentido común, acabará por arrastrarnos a la mayor de las ruinas.
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