Educación
Ascensión y caída a través de las disciplinas artísticas
El Máster en Pensamiento y Creación Escénica Contemporánea de la Esadcyl desarrolla en San Martín del Castañar su residencia artística con alumnos y profesionales del sector
Como golondrinas escapando del calor, doce artistas lo hacen del ruido de la ciudad, en un paréntesis del tiempo, nutriéndose de un entorno y exprimiéndolo para crear algo nuevo. Afilando los sentidos, estableciendo diálogos con los lugareños cual sonido de los pájaros, y llevando el arte a San Martín del Castañar. Lejos de las prisas, en un espacio y tiempo donde las cosas que pasan desapercibidas en otros lugares, allí, de repente, empiezan a cobrar sentido.
La residencia artística del Máster en Pensamiento y Creación Escénica Contemporánea de la Escuela Superior de Arte Dramático de Castilla y León ha elegido, en su quinta edición, por primera vez la provincia de Salamanca. En el entorno de la Sierra de Francia, el secretario de la Esadcyl, Javier Hernando, describe con las palabras anteriores el proyecto. Una actividad que durante cinco días de esta semana ha unido a alumnos y profesionales del mundo del arte creando estructuras de trabajo, diálogo e intercambio fuera del entorno docente habitual.
‘Ascensión y caída: un sacrificio’ es el título que encabeza esta residencia. Nombre tomado de una de las exposiciones en Ciudad de México de Alberto Odériz, escultor, arquitecto y uno de los profesores que ha impartido sus masterclass durante esta semana. En un contexto y un espacio en el que reconoce, ante Ical, a priori no pertenecer. “Desde ese punto de vista me parece una oportunidad para colocar a los alumnos desde una disciplina y en un lugar en el que no están habituados a trabajar. Es un tema que a mí me interesa mucho y es un reto construir ese puente en estos cuatro días que vamos a convivir”, afirmaba. Y, para ello, hizo que, a través de sus proyectos, los alumnos pudieran experimentar, y llegar a ponerse en la piel de un arquitecto o un escultor.
Llegando a los límites de las disciplinas, Odériz considera que cualquier obra de arte tiene que ser evidente. Por ello, aunque los mundos del teatro y de la escultura sean diferentes, los temas con los que trabajan son similares y deben entenderse. Que el ascenso y la caída es un tema transversal no solo a todas las disciplinas del arte, sino también lo que es la religión, a la ciencia y a todos los humanos. Así, pretende explicar “tantas cosas ascendiendo, cayendo y después dándole sentido a través de la ley del sacrificio”.
Además del taller de Odériz, Alvaro Velasco es otro de los artistas que ha impartido una formación continuada durante esta semana. Intérprete y creador escénico, define su trabajo con la clave del cuerpo “como herramienta principal, que trabaja desde la disidencia, desde los márgenes, dando voz a los parias y a las historias que no se suelen contar”. Con sus herramientas, trasladó a los alumnos una manera de identificar “su identidad genuina, potenciarla y definirla”. Además de “dar una vuelta” al concepto de qué es lo que tienen que ofrecerle los artistas al mundo. Ir más allá del puro entretenimiento, y a través de él “dinamitar cabezas, corazones y generar preguntas” para que sea un motor de cambio.
Convivencia en un entorno privilegiado
Desde la base de estos dos talleres, el máster, como explica el director de Esadcyl, Juan Manuel Mora, da un impulso a los futuros artistas para que comiencen a trabajar con disciplinas que no son las necesariamente teatrales y que tienen que ver con el oficio y el teatro. “Para el equipo del máster era muy importante que comenzasen a trabajar con creadores en los que pudieran mirarse, pero que no compartan su misma disciplina. En este terreno fronterizo es donde yo creo que pueden suceder cosas muy interesantes”, comenta.
Una manera también de fomentar las relaciones entre quienes están a punto de entrar en el mercado laboral, y quienes ya forman parte de él. De conocer sus dificultades, y de saber “que van a pertenecer a un mundo complicado y de resiliencia, resistencia y carrera de fondo”, en palabras de Velasco.
Para ello, matiza Javier Hernando, sirve la formación. Para poder nutrirse de quien ya ha pasado por este trámite, y conocer la posibilidad de que uno tiene que ir creando su propio camino. “Que uno se descubra a sí mismo lo que quiere ser como artista, como gente que quiere poner algo encima de un escenario, que lo haga suyo y que vaya creando su camino de posibilidad para que eso pueda existir, comunicarse, enfrentarse a un público y establecer un diálogo con la sociedad”, añade con esperanza.
Nicolás, Fran, Silvia y Vicente son cuatro de estos doce estudiantes que han pasado la semana en San Martín del Castañar. Los jóvenes afrontaban la residencia como una oportunidad de establecer vínculos entre artistas, de romper la dinámica de ciudad y aprender qué es lo que querían desde el aislamiento. Pero también, conscientes de la dificultad de encontrar un trabajo en su campo, y que la manera es, tal y como les inculca la formación, crear algo con pocos recursos y a partir de ahí ir generando proyectos. “No es el empleo con más empleabilidad, pero es una decisión como un acto de vida y de fe”. Lo tienen claro.
La Sierra de Francia ha abierto sus puertas durante cinco días a estos futuros artistas repletos de efervescencia. Con ganas de estudiar y de afilar sus sentidos, y de mimetizarse con un entorno que evoca, según Blasco, “sabiduría, historia y mucha chispa”. “Me emociona cómo este pueblo venera su pasado, con el cementerio en el castillo para recordar de dónde venimos, los pilones de agua marcando los años, su particular lenguaje en los maceteros…”, narra con la vista puesta en su Plaza Mayor.
Además de la propia escenografía, el artista anima a los alumnos a que “respiren también donde están, y que lean estas paredes por las que se respira algo especial cuando paseas” y cuyo entorno, en el que predomina el verde y los sonidos diferentes a los de la ciudad, intervienen “de manera muy directa” en la creación.
Colaboración con Portugal
Como principal novedad, en su quinta edición el máster abrió un nuevo espacio de colaboración con el tejido escénico luso. El dramaturgo y director del Centro de Estudios Teatrales de la Universidad de Lisboa, Rui Pina Coelho; y la coordinadora de Materiais DiVersos, Elisabete Pavia, fueron los encargados de acercar a los alumnos de la residencia artística sus experiencias.
Con la vista puesta en una colaboración más duradera, Pina Coelho explicó a Ical cómo ambas partes pueden nutrirse de estas experiencias. Y, sobre todo, cómo dos países fronterizos pueden forjar nuevos y estrechos lazos. “La distancia entre Portugal y España, siendo dos países vecinos, a veces es muy grande”, argumenta. “Nosotros rápidamente saltamos hasta Francia y nos olvidamos de España, y creo que las asociaciones con la presencia de las personas son muy importantes para que la gente perciba su complicidad y su cercanía, y estos modelos son fundamentales para lo que puede surgir después”, añade.
Para Rui Pina Coelho también ha sido una sorpresa descubrir el entorno de San Martín del Castañar. Lugar al que considera “un pueblo mágico” y que, en términos de trabajo, “incentiva el trabajo artístico, intelectual, de una forma muy monástica”. “Yo creo que un artista puede salir de cualquier experiencia con una idea y una perspectiva nueva.En un sitio como este, incentiva y propicia una reclusión, retrospección, y puede enriquecer sus trabajos futuros”, termina, como resumen a esta residencia artística que une sinergias y muestra nuevos caminos a quienes vuelcan toda su pasión en las artes escénicas.
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