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Gastronomía

Comida de calidad, tradición e historia en el mítico restaurante de carretera que tiene Estrella Michelín

Sus centenarios muros suculentos y típicos platos castellanos

Los hermanos Oscar Manuel y Pedro Mario Pérez, propietarios del restaurante El Ermitaño, que ha obtenido una estrella michelin Jose Luis Leal

Todo el mundo piensa que los restaurantes de carretera son los típicos de menú del día, para comer rápido y salir corriendo. Pero eso está cambiando, y cada vez más los establecimientos intentan ofrecer manjares gastronómicos que hagan los viajes más atractivos. Es el caso de un paraíso gastronómico que se encuentra cerca de una autovía, y que cuenta con una Estrella Michelin.

Conseguir una estrella Michelín no es algo tan sencillo como algunos creen, para lograr este galardón que crearon los hermanos Michelín en 1900 para formar una guía para los conductores, hay que cumplir una serie de requisitos. Un centenar de críticos gastronómicos expertos visitan cada año miles de restaurantes de España y Portugal para probar sus platos y decidir si son dignos de la tan deseada distinción.

Si un restaurante desea conseguir este premio debe contar con cinco criterios básicos, selección y calidad de los productos, creatividad y dominio de la técnica, personalidad del chef plasmada en la cocina, dominio de la armonía de los sabores y regularidad a lo largo del tiempo y la propuesta en su conjunto. Si cumple con todo ello, el local será galardonado con una estrella Michelín.

En la actualidad, España cuenta con 272 restaurantes con estrella Michelín de los cuales 225 tienen una Estrella, 32 tienen dos Estrellas y cinco de tres Estrellas. Pese a lo que piensa la gente, este tipo de establecimientos ya es para todos los bolsillos, y te los puedes encontrar en cualquier sitio, hasta en una carretera.

Es el caso del Restaurante “El Ermitaño”, ubicado en la localidad zamorana de Benavente, en plena A-6, y está considerado como uno de los mejores establecimientos hosteleros del mundo, gracias al buen hacer de sus propietarios, los hermanos Pedro Mario y Óscar Pérez, que desde hace tres décadas an sabido mantener un delicado equilibrio entre tradición y modernidad en “El Ermitaño”, el viejo mesón familiar que heredaron de sus padres.

Pero este establecimiento no es una joya gastronómica, que también, sino que es un auténtico museo, ya que se trata de una casa señorial que en tiempos perteneció a los Marqueses de los Salados. La propiedad denominada «Huerta de los Salados», ya en los extramuros de Benavente, y cuenta además con la presencia de una pequeña ermita datada en 1773.

Se puede decir que "El Ermitaño" es el legado que Manuel Pérez y Hortensia Alonso dejaron a sus hijos, Pedro y Óscar. Su padre después de dedicarse toda una vida a trabajar, decidió invertir sus ahorros y adquirió la finca donde actualmente se ubica el restaurante. De esta manera, el 27 de Octubre de 1989 este establecimiento abre por primera vez sus puertas.

El año 1995 supone un punto y aparte en sus vidas, son galardonados con los primeros premios nacionales, y el cocinero asturiano Fernando Martín, reconociendo su trabajo, les apadrina y entran a formar parte de Euro-Toques, Comunidad Europea de Cocineros. Ese mismo año, tienen la suerte de conocer al maestro leonés Carlos Domínguez Cidón, un gran referente para ellos. Carlos fue el encargado de conducirles hacia una cocina evolucionada pero respetando las raíces, y de enseñarles una forma distinta de ser cocineros.

Sin duda, el peor momento de la historia de "El Ermitaño" ocurrió la madrugada del 10 de febrero de 2000, cuando un desafortunado incendio arrasó con la mayor parte de las instalaciones, pero los dos hermanos Pérez pusieron todo su empeño, esfuerzo e ilusión en reconstruir y devolver a El Ermitaño todo su esplendor.

Después han sido muchos los reconocimientos y galardones recibidos. La guía Michelin reconoció su labor dotándoles de una estrella en 2001 hasta 2010 y que desde 2016 vuelve a brillar. A este prestigioso reconocimiento hay que sumar un Sol en la Guía Repsol en 2003 y que ascendió a dos Soles en 2013. En 2009 fueron galardonados con un premio especialmente emotivo para ellos, el Premio Cándido a la investigación gastronómica y turística.

Para obtener estos reconocimientos, Pedro y Óscar ofrecen a sus clientes platos en los que respetan al máximo las raíces culinarias castellanas. La carta se renueva cada tres meses, se aprovecha cada cambio de estación y los productos que cada una de ellas aporta, para elaborar platos acordes con cada temporada. Los meses más cálidos requieren de platos más ligeros y frescos, que contrastan con los reconfortantes platos que se pueden degustar en épocas gélidas.

En El Ermitaño se puede disfrutar, como no podía ser de otra manera, de un gran lechazo o los típicos asados de la zona, así como setas, en esta época del año, verduras, pescados y todo tipo de carnes.