Turismo

El espectacular pueblo medieval rodeado por el río Duero ideal para hacer una escapada en familia

Entre sus "tesoros" se encuentra una muralla del siglo XII

Iglesia de San Miguel, en Almazán
Iglesia de San Miguel, en AlmazánEduardo MargaretoIcal

Se espera que este fin de semana el tiempo mejore en toda España, con lo que las escapadas en familia se multiplicarán, ante las ganas de los españoles de dejar un poco de lado las lluvias, para enfundarse una ropa cómoda para disfrutar del enorme patrimonio monumental y natural, así como de la gastronomía de nuestro país. Por este motivo, proponemos para esta pequeña ruta de fin de semana un espectacular pueblo medieval, que se encuentra a poco más de tres horas de Madrid, y que ofrece unas alternativas de ocio y culturales únicas en España para disfrutar en familia.

Se trata de un municipio que se encuentra en Castilla y León, la Comunidad Autónoma con más lugares Patrimonio de la Humanidad de España, líder nacional en turismo rural durante los últimos meses, y que ofrece miles de rincones con un gran atractivo, tanto natural como monumental, y, como no, gastronómica, ya que estamos en la despensa de España. En esta ocasión nos vamos a trasladar al noreste de la Región, más concretamente a las tierras de Soria, que a pesar de contar con muchos problemas de despoblación, cuenta con algunas localidades que merecen mucho la pena visitar, aunque sea una vez en la vida, porque como bien dice el lema de la Diputación Provincial "Soria, ni te la imaginas".

En esta ocasión vamos a hablar de un espectacular pueblo medieval rodeado por el río Duero y de una impresionante muralla del siglo XII. Según destaca la página web del Ayuntamiento: www.almazan.es, el término municipal de Almazán lo forman poblados defensivos que tienen continuidad con los pueblos celtíberos. La romanización no significó un renacer urbano, y únicamente se testimonian asentamientos rurales de tipo villas, y un campamento militar erigido por Escipión en función de las guerras de Numancia.

Una torre de vigilancia bautizó el lugar, con el topónimo árabe que se traduce por fortaleza. En torno a esta atalaya se van apiñando pequeñas casas que constituyen una primitiva aldea, consolidando este enclave en avanzadilla ocupando la parte alta del otero denominado El Cinto.

Reconquistada la zona definitivamente en 1128 por el monarca aragonés Alfonso I el Batallador, los reyes cristianos debían hacer frente a un grave problema como es colonizar las extensas zonas de frontera entre el Duero y el Sistema Central. Para atraer población toman una serie de medidas de fomento y atracción de gentes, como otorgar tierras de forma hereditaria, conceder exenciones y rebajas fiscales, asegurar autonomía para el gobierno local, perdonar las penas a delitos menores, y regular las relaciones sociales y económicas con fueros generosos, con el fin de impulsar la rápida ocupación y puesta en cultivo de los campos.

La Baja Edad Media supone el punto de apogeo para Almazán, por su situación fronteriza. Se expone a invasiones o expediciones de saqueo de los reinos vecinos de Aragón y Navarra, pero por ello mismo es constante el paso de tropas, de la corte, de embajadores, prelados y gentes de postín.

Además, la confluencia en Almazán de dos grandes rutas naturales de caminos, que unían Castilla con Aragón por un lado, y Madrid y el Sur con Francia, por otro, determinó un claro sentido comercial, que se pondrá de manifiesto en sus ferias, y el asentamiento de una influyente colonia judía, de amplio poderío económico, que llegó a suponer cerca de la tercera parte de la población.

En el siglo XIV toda la villa y tierra caen en el régimen señorial, al ser concedidas a una rama de la poderosa familia Mendoza, en 1395, permaneciendo así hasta la desvinculación de los señoríos del fin de Antiguo Régimen.

En 1496 los Reyes Católicos deciden establecer en Almazán la corte del primogénito, el príncipe Juan, para que se independice y aprenda las tareas de gobierno. A su imagen Antonio Hurtado de Mendoza, conde de Monteagudo y Señor de Almazán y de un amplio estado señorial, estableció aquí su capital, imitando en su vida doméstica los modos, usos, ceremonial y protocolos cortesanos.

Durante el Renacimiento se produce una notable modernización urbana de la villa. Con la unificación de coronas de los reinos peninsulares, los territorios se pacificaron, las fronteras pierden su sentido estratégico-militar y solamente se mantendrán para gravar el tráfico comercial. La familia Mendoza abandona el señorío, y se traslada a Madrid siguiendo a la Corte. Comienza la decadencia de la vida de Almazán, que cada vez es más rural como núcleo de interior. Durante el siglo XVII prosigue la pérdida de población ocasionada por las epidemias y las malas cosechas.

La economía y la riqueza de los habitantes se recupera transitoriamente en el siglo XVIII, pero la francesada interrumpe estas perspectivas, y la crisis persistirá hasta mediados del siglo XIX. Hoy la villa alcanza unas inmejorables perspectivas de futuro originadas por el desarrollo agrícola del regadío, por ser centro comercial y de servicios, por las plantas industriales, y también por el despegue turístico.

Atractivos monumentales

El principal motor económico del municipio soriano es el turismo, y es que cuenta con numerosos atractivos patrimoniales, empezando por su Plaza Mayor, que se vislumbra como “plaza castellana” por excelencia. Su ubicación en lo alto de una atalaya y al borde del río Duero, la convierte en un espacio público con un valor paisajístico excelente y privilegiado. En ese mismo recinto se puede disfrutar de “La Puerta de la Villa” flanqueada por dos torres semicilíndricas entre las que se abren los arcos apuntados que sostienen un muro pantalla cuya función sería la de servir de parapeto al matacán. Sobre ella se edificó en 1.886 una torre para alojar el reloj público que sigue marcando las horas de la vida adnamantina.

Muralla

Este espacio constituye uno de los principales conjuntos civiles del patrimonio adnamantino. Es inherente a la historia de la villa. Las murallas que se pueden observar en la actualidad entre callejas y plazuelas, atrapadas por construcciones posteriores, se levantaron a finales del siglo XII, siguiendo la topografía del lugar y englobando los barrios altos del Almazán medieval, en una época en la que todavía las incursiones de aragoneses y navarros (los árabes estaban ya lejos), podían ser una amenaza para esta tierra de frontera.

Las murallas daban al lugar un aire ciudadano, los vecinos que habitaban intramuros tenían todas las obligaciones fiscales y gozaban de todos los derechos políticos y penales, normas que no se aplicaban a los que vivían en el arrabal, extramuros.

Cumplían la función militar de mantener la seguridad de la villa y de sus habitantes, por eso las puertas de entrada contaban con sus correspondientes cerrojos y llaves que el señor de Almazán confiaba a varios vecinos honrados para que las custodiasen, abrieran al amanecer y cerraran con el toque de queda.

La técnica constructiva era sencilla, se levantaban dos fachadas interior y exterior con sillería a penas devastada y mal escuadrada. El espacio intermedio se rellenaba con cascotes de piedra, cantos de río y abundante argamasa de mortero y cal, conformando un paramento consistente y resistente a la climatología y paso del tiempo. El perímetro amurallado era continuo solamente las puertas de acceso y los postigos rompían el trazo.

Palacio de los Hurtado de Mendoza

Palacio señorial erigido por la familia Hurtado de Mendoza en los siglos XV y XVI. La enorme fábrica del palacio señorial fue edificada y renovada en diferentes épocas, fundamentalmente a lo largo de los siglos XV y XVI. La parte más antigua es la zona norte, con interesante galería de finales del gótico y excelentes vistas al Duero, recordándonos el paso de la Corte de los Reyes Católicos en diferentes ocasiones por la villa o la estáncia del principe Don Juan. En 1565 Don Francisco Hurtado de Mendoza emprendió la ampliación del edificio y planteó el cuerpo de la fachada principal de estilo renacentista con ordenada distribución de vanos y muros, portada resaltada y torres enchapiteladas que no llegaron a finalizarse.

Según los escritos, el autor fue Bartolomé Carlone, figurando dicho arquitecto como contratista en las obras de El Escorial. Esta circunstancia explicaría el aire italiano de la fachada, y a la vez su sobriedad. El elemento que más destaca de la fachada principal corresponde al escudo de armas de la familia Mendoza.

Iglesia de San Miguel

Templo románico del siglo XII. Declarada, por su originalidad artístistica, Monumento Nacional en 1931. Se trata de una iglesia de excepcional interés por las peculiaridades de sus formas arquitectónicas. Si ya en planta dibuja una distribución compleja de tres naves con cabecera desviada, sorprende y encuentra su culminación en el abovedamiento del crucero, con rara cúpula nervada de influencia musulmana, formada por nervios que parten pareados, dejando en el centro un octógono base de la linterna y dibujando una estrella de ocho puntas.

Otras originalidades son las influencias orientales, mudéjares, lombardas y cistercienses, así como el magnífico frontal de altar del siglo XII, cuya talla representa el asesinato de Tomás Becket, arzobispo de Canterbury en 1170.

Convento de Nuestra Señora de la Merced de Almazán

Tras la reconquista, varias órdenes religiosas -hospitalarios, franciscanos, mercedarios…- se instalan paralelos al asentamiento y crecimiento de la Villa, ocupando espacios cercanos al Duero y extramuros de la ciudad formando parte de la vida espiritual y artística de adnamantina. Así, formó parte de la vida adnamantina la influencia espiritual e importancia de aquéllos. Tras la desamortización, sólo quedó en pie en la calle que lleva su nombre, las ruinas del convento de La Merced.

Conserva fachada barroca, con puerta entre columnas coronada por frontón partido y el escudo de la Orden, cuyo deterioro progresivo fue impedido por una parcial obra de restauración en 1984.

De su interior, mantiene su primitiva iglesia de tres naves, de la cual solo se conserva la capilla mayor y el coro. Además, tras varias obras de restauración, se recuperó el claustro compuesto por doble piso, arcos de medio punto y fábrica de ladrillo. Así mismo, se adquirió un edificio anejo al convento y se ha embellecido su amplia entrada, procediendo a la pavimentación del entorno bajo la atenta mirada de un grupo de arqueólogos.

Está declarado Monumento Nacional; en esencia, porque entre sus muros vivió sus últimos días, murió y está sepultado el gran dramaturgo Fray Gabriel Téllez, Tirso de Molina (Madrid 1579 – Almazán 1648).

En la actualidad entre los muros de este antiguo convento se celebran, esencialmente, conciertos al aire libre de música instrumental y vocal, por parte de la Coral Polifónica de Almazán y de la Banda Municipal de Música, cine de verano y, en ocasiones, representaciones teatrales y operísticas, entre otros eventos culturales.

Entorno natural

Almazán se encuentra en un entorno natural de gran belleza, ideal para los amantes del senderismo y la naturaleza. En los alrededores del pueblo se pueden encontrar numerosas rutas de senderismo que permiten disfrutar de la flora y la fauna local. Además, el río Duero ofrece la posibilidad de practicar deportes acuáticos como el piragüismo.

También los pinares que rodean a la villa cuentan con una gran riqueza micológica, con numerosas especies, siendo la más destacada la nícola o níscalo, como es denominado Lactarius deliciosus.

Su recolección congrega cada año a multitud de “seteros” de distintos lugares de España que se dedican casi exclusivamente a esta especie.

También fructifica en estos pinares una especie de valor gastronómico similar y gran parecido morfológico con la nícola: Lactarius sanguifluus, cuyo látex, sin embargo, es rojizo.

Gastronomía

La gastronomía es otro de los grandes atractivos de Almazán. La localidad es famosa por sus platos tradicionales, como el cordero asado, la sopa castellana y las migas a la pastora. Además, en los numerosos bares y restaurantes del pueblo se pueden degustar deliciosas tapas acompañadas de un buen vino de la zona.

Fiestas Populares

Muchas son las actividades que desarrolla el municipio durante todo el año. Su Semana Santa es muy reconocida, pero las principales fiestas populares son:

Fiesta del Zarrón

Cuenta con la distinción de Interés Turístico Regional. Está vinculada a la fundación de la Cofradía de San Pascual Bailón, en 1816. Originalmente los miembros de la cofradía eran pastores y también ganaderos y eligieron al Santo como patrono. La Cofradía instituyó originalmente una celebración solemne el 17 de mayo, día del Santo, con vísperas, misa y sermón y el día 18, día de San Pascualillo, con un Oficio de Difuntos.

La fiesta tiene un simbolismo relacionado con la actividad pastoril muy ligada a la vida de la provincia de Soria. El personaje del Zarrón se ha ido haciendo cada vez más popular hasta convertirse en el protagonista. Su función original era la de controlar a los jóvenes que molestaban a los cofrades en la procesión, pero su aspecto fiero y su comportamiento violento lo ha convertido curiosamente en una figura provocativa de la que hay que cuidarse.

Las fiestas, que discurren durante dos días y cuentan con un gran arraigo popular, han sido declaradas de Interés Turístico Regional. Arrancan la víspera del 17 con el anuncio del toque de las campanas de la Iglesia de San Pedro Apóstol y un ensayo general de Danzantes.

Fiestas de la Bajada de Jesús

Se trata de una fiesta declarada de Interés Turístico Regional. El primer domingo de septiembre, día grande de las fiestas patronales de Almazán, se celebra la procesión de la Bajada de Jesús a la que acude en masa toda la población de la villa. Partiendo de la Iglesia de Campanario, situada en lo alto de la población, la imagen de Jesús Nazareno transcurre por las calles de la villa en dirección a su Ermita, siendo el momento cumbre cuando la imagen del Cristo atraviesa la plaza Mayor.

Nueve días antes, la imagen del Nazareno ha realizado el camino inverso durante la procesión de La Subida. En el regreso a su ermita, sobre los hombros de quienes subastaron los banzos por la mañana, es arropado por la multitud que colapsa las calles de Las Monjas y Palacio.