Alimentación

Un estómago artificial para buscar alimentos más sanos

Un equipo de investigación del Itacyl desarrolla un simulador gastrointestinal para conocer las propiedades de los alimentos tras la digestión

El investigador Daniel Rico y las técnicos Mª Carmen García (I) y Ana Belén Cano (D), junto al simulador gastrointestinal del ITACyL
El investigador Daniel Rico y las técnicos Mª Carmen García (I) y Ana Belén Cano (D), junto al simulador gastrointestinal del ITACyLRubén Cacho/Ical

Con el objetivo de ayudar a la industria agroalimentaria a elaborar alimentos más saludables e incluso con propiedades medicinales como puede ser la reducción del colesterol o el aporte de antioxidantes, un equipo de investigación del Itacyl ha desarrollado, bajo el nombre de Grastrosim, un simulador gastrointestinal dinámico, primera herramienta de este tipo que se utiliza en Castilla y León y una de las pocas que funcionan en España.

El proyecto arrancó hace menos de un año y una vez diseñado este aparato digestivo artificial, el equipo del Centro para la Investigación y del Desarrollo de Alimentos Saludables (C-Ideas), una de las unidades del Itacyl, ya ha comenzado los ensayos para optimizar su utilización.

Al frente de este proyecto, ubicado en la sede del Itacyl en la finca de Zamadueñas (Valladolid), se encuentra el biólogo Daniel Rico, doctor en Ciencias y Tecnologías de los Alimentos, que además de ser el ‘padre’ del simulador, dirige un equipo de nueve personas que ya ha comenzado ha experimentar con cereales.

El propio Daniel Rico, que lleva trece años trabajando en el Itacyl, explica que las propiedades de los alimentos no son las mismas cuando se analizan directamente o cuando se estudian durante un proceso de digestión. Hasta ahora, cuando se quería conocer el comportamiento de los alimentos, su valor nutricional y sus efectos en el cuerpo, se realizaban ensayos clínicos, una práctica lenta y costosa, que ahora se pretende sustituir en parte gracias a Gastrosim.

Según explica Rico, con este simulador se pretende llegar a los ensayos clínicos casi con la total seguridad de que el alimento o el preparado aportará al organismo los efectos deseados, lo que provocará un enorme ahorro económico para las empresas que esté desarrollando investigaciones. En este sentido, recuerda que la autorización de la Unión Europea para poder etiquetar el producto como saludable o con determinados beneficios para la salud solo se logra con el aval de ensayos clínicos.

Hospitales

“Se trata de una herramienta del Itacyl al servicio de las empresas”, recalca Daniel Rico, a la vez que matiza que su aplicación puede ir más allá de la nutrición, dado que también se puede utilizar para conocer los efectos de nuevos fármacos mezclados con ciertos alimentos. Además, el Itacyl, que lleva 25 años investigando las propiedades de los alimentos, también colabora en proyectos de investigación con los principales hospitales de la Comunidad. Así, con el Clínico Universitario de Valladolid trabaja en un proyecto para detectar alimentos que mejoren en síndrome metabólico, un conjunto de factores que conllevan un aumento del riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular, mientras que con el Hospital Clínico de Salamanca trabaja en la mejora del estatus nutricional de pacientes oncológicos.

El simulador no tiene boca, pero los alimentos, una vez triturados y mezclados con una sustancia con las mismas propiedades que la saliva se introducen en lo que sería el esófago, que al igual que el estómago y el intestino delgado -Gastrosim no tiene intestino grueso-, esta formado por una serie de tubos con válvulas. Durante la digestión, el bolo alimenticio se mezcla durante el mismo tiempo y con sustancias similares a los jugos estomacales, intestinales y del páncreas.

Una de las principales ventajas de este simulador ‘in vitro’ es que permiten realizar la toma de muestras en zonas donde sería imposible en ensayos en vivo dado su difícil acceso, además de permitir la monitorización de distintas variables fisiológicas, como puede ser la composición de los fluidos gastrointestinales, así como aspectos químicos asociados al metabolismo gástrico.

El Itacyl cuenta con una extensa experiencia en el campo de la tecnología agroalimentaria, los productos innovadores y el desarrollo de alimentos funcionales. Así, cuenta con infraestructuras singulares a disposición del sector agroalimentario que permiten optimizar y escalar procesos a la industria como las altas presiones hidrostáticas, extrusión, fritura a vacío, tecnologías hidrotérmicas, liofilización, deshidratación, entre otras, además de registro sanitario para la puesta en mercado de productos obtenidos para las empresas.