Sociedad

Festivales de heavy para impulsar la cultura y la economía en la España vaciada

El Atalaya Rock, que ha superado su 17ª edición, cerca de 2.000 personas se han acercado a esta localidad cercana a Medina del Campo

POZAL DE GALLINAS(VALLADOLID), 15/10/2023.- Afinaciones graves, guitarras distorsionadas y dobles bombos retumban en frontones y la plazas de algunos pueblos de la España Vaciada a través de pequeños festivales gratuitos como el Atalaya Rock, en la imagen, que concluyó en la madrugada de este domingo en el municipio vallisoletano de Pozal de Gallinas, de 527 habitantes, que por unas horas cuadruplicó su población. En el caso del Atalaya Rock, que ha superado su 17ª edición, cerca de 2.000 per...
Festivales de heavy para impulsar la cultura y la economía en la España vaciadaFernando SanzAgencia EFE

Afinaciones graves, guitarras distorsionadas y dobles bombos retumban en frontones y la plazas de algunos pueblos de la España Vaciada a través de pequeños festivales gratuitos como el Atalaya Rock que concluyó en la madrugada de este domingo en el municipio vallisoletano de Pozal de Gallinas, de 527 habitantes, que por unas horas cuadruplicó su población.

Se trata de un impulso que no sólo incrementa la vida cultural de estos municipios, sino que a través de pequeñas asociaciones sin ánimo de lucro y grupos de voluntarios de los propios pueblos se transforman en un acicate para los negocios de restauración y hostelería locales.

En el caso del Atalaya Rock, que ha superado su 17ª edición, cerca de 2.000 personas se han acercado a esta localidad cercana a Medina del Campo para escuchar a bandas nacionales como 'Grave Noise', 'Diabulus in Musica', Delalma', 'Tierra Santa' - conocidos por su versión de la 'Canción del pirata' de Espronceda - y 'Blood Hunter', en un abanico que va desde el 'heavy' tradicional hasta el metal más extremo.

Cada año más normativas y costes

Una propuesta "consolidada" en palabras de la presidenta de la Asociación Cultural Atalaya Rock, Sonia Moraleja, que explica a EFE que cada vez es más difícil de llevar a cabo porque "hay más normativas, se encarecen los precios y la financiación proviene prácticamente de la venta de bebidas en la barra del festival, de unos pequeños patrocinadores, y, en menor medida, de venta de camisetas".

Moraleja destaca que el festival sirve para dar a conocer el pueblo fuera de la provincia de Valladolid, ya que les visitan mucha gente de Madrid, Galicia, País Vasco o Asturias, que a llegan a esta localidad a 60 kilómetros de Valladolid en caravanas o en furgonetas 'camperizadas'.

"Cada vez la gente se ha dado más cuenta de que el festival es importante para el pueblo porque viene muchísima gente de toda España" , valora, para añadir que en esta edición, con el puente del 12 de octubre, se ha notado aún más la presencia de visitantes.

Por su parte, el regidor de Pozal de Gallinas, Guillermo Alonso, califica de "muy beneficioso" este evento, no sólo para su localidad, sino para Medina del Campo y su comarca ya que los asistentes "cogen una habitación en el pueblo de al lado para dormir" o "pasan el día en otro pueblo y conocen nuestra cultura y nuestra gastronomía".

Un modelo con riesgos

La fórmula de financiación del Atalaya se repite en otros festivales de la zona, en el que una asociación cultural genera pequeñas actividades para, junto a mecenas locales, financiar los conciertos, como ha sido el caso del Vacceo Rock de San Miguel del Pino (Valladolid), que en su segunda edición atrajo en junio de este año a un millar de aficionados al rock más duro a un municipio de 355 habitantes.

Diego Vázquez, el presidente de la asociación Vacceo Rock, explica en declaraciones a EFE que para obtener el dinero que cuesta un festival de estas características, entre 15.000 y 20.000 euros en función del caché de las bandas, tienen que realizar varios eventos a lo largo del año como paellas o 'jam sessions' mensuales y todo lo que se saca se reinvierte en el festival.