Turismo
Si te gustan las Navidades no te puedes perder esta ruta idílica por el Norte de España
Un recorrido por pequeñas aldeas que muestran el esplendor de las huellas del románico
Llega la Navidad. Tiempo de bullicio, pero también tiempo para descansar. Y existen sitios inexplorados que a veces los tenemos al lado. Sitios inusitados de una belleza salvaje y donde la nieve, da una estampa idílica para contemplar y no dejar de contemplar la belleza que la naturaleza en unión con pequeñas localidades nos depara.
Nos acercamos hasta una comarca histórica. Al norte de España y también al norte de la provincia de Palencia. En pleno corazón de la Montaña Palentina que sufre ya en sus carnes los embates del invierno, con temperaturas frías y la llegada de la nieve. Tierra de románico, paisajes naturales increíbles y una fauna y flora que merece la pena descubrir. Una gran riqueza cultura, natural e histórica, debido a que se encuentra al lado de los valles cántabros de Liébana y Polaciones. Estamos hablando de la Pernía, donde "sobreviven" aún hoy unos 300 habitantes repartidos en doce poblaciones.
Arrancamos nuestra ruta por la cabecera del término municipal, San Salvador de Cantamuda. Atravesando el burgo antiguo de San Salvador y su puente medieval sobre los primeros pasos del río Pisuerga, nos topamos con uno de los tesoros de estos lares, su iglesia parroquial, uno de los edificios señeros del románico palentino con una espadaña que ha dado la vuelta al mundo. La historia señala que la iglesia fue la de un antiguo monasterio, edificada a finales del siglo XII y que el propio rey Alfonso VIII la puso bajo la protección de los prelados palentinos. La imagen de la iglesia cubierta por nieve, ha dado muchas veces la vuelta al mundo, y es que poco se puede decir ante tal maravilla. Una localidad que cuenta, para los de buen yantar, con un par de restaurantes top.
Seguimos hasta Lebanza y Abadía de Lebanza. En el primer municipio destaca su arquitectura tradicional, mientras que de la abadía, que nada tiene que ver con el originario fundado por los condes Alfonso y Justa del año 932, resta una fábrica del siglo XVII neoclásica, que hasta hace unos años era utilizado como seminario menor.
Otro acogedor pueblo de la zona, es Lores, que destaca por su arquitectura popular. Llama la atención la diminuta ermita en honor a San Roque, en el centro de la localidad. Por estos lares discurren las primeras aguas del Pisuerga en su camino hacia tierras vallisoletanas. Si uno tiempo también puede hacer una caminata hasta la Cueva del Cobre, donde nacen las primeras aguas de este caudaloso río.
En Tremaya uno se imagina el viejo castillo, forjador de la leyenda de la fundación de San Salvador para a continuación desviarnos en dirección a San Juan de Redondo y Santa María, donde nos podemos adentrar en el Valle de Redondo, un auténtico paraíso para los andarines, con unos bosques cargados de riquezas botánicas y faunísticas.
Y acabamos el recorrido por la Montaña Palentina atravesando Areños y Camasobres y Casavegas para descubrir otros auténtico tesoro como son las Hoces de Piedrasluengas, y al fondo los Picos de Europa. Y también vista para descubrir Peña Labra, el Pico Tres Mares, Cuchillón y Cueto Mañinos, todos ellos por encima de los 2.000 metros. Un paraíso para los senderistas y los amantes de la naturaleza.