Cultura

El histórico pueblo que cuenta con la mejor policromía de España

Posee un rico cromatismo, con predominancia de colores naturales y tierra

 Portada de la Majestad de la Colegiata de Santa María la Mayor de Toro
Portada de la Majestad de la Colegiata de Santa María la Mayor de ToroRubén CachoIcal

Muchas son las joyas patrimoniales inundan todos los rincones de nuestro país. Cada monumento, templo, iglesia o ermita acoge obras artísticas de primera calidad. Una que no es muy común, pero que destaca por su espectacularidad, es la policromía, que es el arte de pintar o decorar con varios colores tanto las obras bidimensionales (pictóricas) como ciertas partes de obras tridimensionales (escultóricas o arquitectónicas). Este tipo de arte se ha dado en todas las épocas de nuestra historia. Según recuerda Wikipedia, en la antigüedad, los asirios y caldeos pintaron de brillantes colores sus estatuas y aparte de esto decoraban las paredes de sus edificios sea con azulejos, sea con pinturas murales de color vivo cuyo perfil quedaba dibujado por una raya gruesa negra o de color. Los egipcios cubrieron de pinturas jeroglíficas sus templos y palacios.

Los griegos fueron asimismo maestros en policromar sus monumentos y lo mismo puede decirse de los antiguas culturas precolombinas. Los descubrimientos hechos durante el siglo XIX han permitido cerciorarse de que los helenos cubrían con un sólido estuco, generalmente rojo, las gradinatas y el suelo de sus templos. Los capiteles y arquitrabes recibían un tono carmín; las cornisas eran azules, realzadas con adornos rojos, pardos, amarillos y verdes; el tímpano era azul; los canales tejas, acroteras, antefijas y todos los barros cocidos ofrecían brillantes colores, hábilmente armonizados. Los edificios civiles o profanos estaban decorados también con pinturas murales.

Los romanos emplearon mucho las columnas monolitas de mármol de diversos matices y los mosaicos. Los bizantinos, herederos del arte helénico, continuaron la tradición y transmitieron la policromía a los árabes y a los pueblos de Occidente.

En el estilo románico y después en el gótico fue costumbre decorar con pinturas de tonos vivos y simples las capillas y estatuas generalmente sobre fondo rojo o azul. A veces, se pintaban de azul, con estrellas las bóvedas a cuyos efectos policrómicos contribuían por su parte las vidrieras de colores y dorados. En el Renacimiento, se emplearon toda suerte de mármoles de colores, mosaicos y frescos, haciendo lo mismo la arquitectura contemporánea.

Pues uno de los mejores ejemplos se encuentra en un espectacular pueblo de la provincia de Zamora. Se trata de la “Portada de la Majestad” de la Colegiata Santa María la Mayor de Toro.

 

La construcción del templo se llevó a cabo desde el último tercio del siglo XII, en tiempos del reinado de Fernando II de León, hasta bien entrado el XIII. Posee tres naves y crucero rematado por un cimborrio, y su portada septentrional es una de las más notables aportaciones del románico de los siglos XII y XIII.

Se pueden distinguir dos épocas: un primer maestro utiliza piedra caliza clara, creando un estilo románico evolucionado; y el segundo maestro, que finaliza la construcción y cubre el templo, que emplea piedra arenisca rojiza y elementos arquitectónicos románicos menos evolucionados.

Además, cuenta con un Museo, ubicado en la sacristía, que conserva importantes obras de arte, como un calvario de marfil y carey de escuela italiana o un relieve de alabastro que representa la adoración de los Reyes Magos. En cuanto a pintura, sobresale la excelente tabla flamenca de la Virgen de la Mosca, del círculo de Jan Gossaert.

Lo que más destaca de la Colegiata Santa María Mayor de Toro son sus portadas. La del norte muestra al Cristo en Majestad junto a la Virgen, San Juan y los 24 ancianos de la Apocalipsis, en una representación del Juicio Final. La del sur es más sencilla. Y la que llama más la atención es la “Portada de la Majestad”, una de las más afamadas portadas de la arquitectura gótica española.

Se trata de uno de los tesoros más valiosos de la provincia de Zamora. Este magnífico portal fue concebido como entrada principal al templo, en la fachada de poniente. Fue labrada y policromada en el último cuarto del siglo XIII, aunque parte de un planteamiento románico.

Es una de las más importantes manifestaciones de la escultura gótica, pero sin duda el valor que la hace única es su policromía, que se conserva casi en su totalidad y data del siglo XIII. Posee un rico cromatismo, con predominancia de colores naturales y tierra. La policromía, durante la Edad Media, no era un simple toque estético, sino un elemento necesario para realzar los rasgos de las figuras, el cromatismo de las vestiduras y para otorgar viveza.

A lo largo de sus 750 años de vida, la portada ha sufrido hasta seis repintes que se han superpuesto a la capa original. Esto sin duda ha permitido que hoy, tras la restauración de los años 90, se pueda contemplarla en todo su esplendor. El otro factor que ha influido en su conservación es la construcción de la Capilla de la Majestad, llamada también de Santo Tomé, a principios del siglo XV, informa "Toro Sacro".

Fue construida en el reinado de Sancho IV de León y Castilla (1284-1295). Narra la vida de la Virgen, de Cristo y el Juicio.El primer programa está dedicado a la figura de la Virgen, cuya devoción estaba en claro aumento en el siglo XIII. Exaltación de María a través de su paso por la tierra (parteluz), muerte (dintel), asunción y coronación en el cielo (tímpano).

 

El segundo programa tiene como objetivo presentar al fiel la iglesia celestial y el Juicio Final. Las arquivoltas acogen los representantes de la iglesia triunfante, mártires, santas y vírgenes, ángeles y apóstoles y 18 reyes con un variado repertorio de instrumentos musicales. En la última arquivolta, concebida a modo de cornisa, se expone el Juicio Final. En ella aparecen Cristo Juez, los ángeles con los instrumentos de la Redención, la Virgen y San Juan en actitudes intercesoras, la resurrección de los muertos, bienaventurados y réprobos camino del cielo y del infierno.

En la obra también se pueden encontrar figuras de gran tamaño de los reyes David y Salomón acompañados por profetas y arcángeles. Y, por último, en el cuerpo inferior, una riquísima muestra decorativa inspirada en las figuras geométricas y florales del arte mudéjar.

Otros atractivos de Toro

- Monasterio de Sancti Spiritus: Fue fundado por Teresa Gil en 1307, tal y como había dispuesto en su testamento, otorgado en la ciudad de Valladolid el 16 de septiembre de 1307. La iglesia es de una sola nave, siendo la cabecera más estrecha que la nave pero de mayor altura.

Además, se comunica con el claustro a través de una puerta de arco apuntado, y en el segundo tramo de la nave de la iglesia estaba colocado un torno que fue suprimido durante una de las restauraciones a las que fue sometido el templo. El artesonado que cubre la iglesia es de estilo mudéjar, y está dispuesto a par y nudillo. Todo él está policromado y adornado con escudos de los reinos de Castilla y León y también de la fundadora, Teresa Gil.

 

En el monasterio se encuentra el Museo de Arte Sacro de Toro, donde se encuentra una colección única de sargas policromadas del siglo XVI, con escenas de la Pasión tomadas de estampas italo-flamencas de grandes dimensiones. La principal obra de arte del monasterio es el sarcófago mausoleo de Beatriz de Portugal, reina consorte de Castilla y León. Del inmueble también destaca su iglesia, coro, claustro, sala capitular y refectorio, entre otros.

El convento fue declarado por decreto, de 27 de septiembre de 1943, Monumento Histórico-Artístico, precedente de la actual figura de Bien de Interés Cultural.

- Arco del Reloj: Se trata de una torre ubicada en el recinto amurallado de Toro (Zamora). Su edificación comenzó en 1719 durante el reinado de Felipe V, siendo terminada diecinueve años más tarde. El diseño se atribuye a Joaquín Churriguera. Se encuentra ubicada sobre la antigua puerta del Mercado (del siglo XV) que cercaba el primer recinto amurallado de la ciudad de Toro. Su altura permite que sea divisada desde cualquier punto de la villa.

 

- El Alcázar de Toro: Aunque sus orígenes se remontan al siglo X y formó parte del primer recinto amurallado de la ciudad de Toro, su construcción data del siglo XV. Testigo de importantes acontecimientos históricos, el Alcázar de Toro constituye un hito destacado en el conjunto de la ciudad.

Tras la división de León y Castilla a mediados del siglo XII, Toro queda adscrito al reino leonés. En 1199 se casa Alfonso IX con doña Berenguela y éste será el rey que entre 1188 y 1195 inicie la construcción del castillo y de las murallas. Sancho IV donará Toro y su alfoz a su esposa María de Molina en 1283 la cual reconstruirá el antiguo castillo dándole la forma actual. En el siglo XV el Alcázar de Toro fue el último baluarte de Juana la Beltraneja en estas tierras.

A mediados del siglo XIX el castillo se encontraba destruido en su mayor parte habiendo sido utilizado como almacén de pólvora. Hoy en día alberga la oficina de turismo y posee también una sala doble para albergar exposiciones. Desde sus 180 metros de adarve se pueden contemplar unas maravillosas vistas sobre el río Duero y la ciudad de Toro.