Turismo
La imponente joya que levantó Gaudí fuera de Cataluña
Se trata de un coqueto palacio en una localidad leonesa junto a una catedral monumental a la vez que centenaria
Estamos ante una de las tres creaciones que levantó el arquitecto modernista Antonio Gaudí fuera de Cataluña. Un edifico neogótico situado en una pequeña localidad leonesa. Y concretamente, en esta misma provincia, en León capital se ubica otra de sus creaciones, la Casa Botines. La tercera se encuentra en Comillas (Cantabria) donde se halla El Capricho.
Nos desplazamos hasta Astorga, capital de la maragatería. Una localidad que cuenta con importantes recursos turísticos y patrimoniales, como su muralla, una majestuosa catedral, un museo del Chocolate excepcional y para los buenos de boca, con una gastronomía modélica donde brillan dos productos por encima de todos, el cocido maragato y los hojaldres. Pero también, anexa a la catedral se halla el Palacio Episcopal, diseñado por Antonio Gaudí, y que cada año recibe la visita de más de 100.000 personas.
Bien de Interés Cultural desde el año 1969, su aspecto exterior nos lleva hasta un mismo cuento de hadas, por la rareza y elegancia de su fisonomía. La historia de su construcción se remonta a 1886 cuando toma posesión de la diócesis Juan Bautista Gray. Ese año, en el mes de diciembre arde el primitivo palacio y para su reconstrucción se propone a Gaudí. En 1888 se desplaza hasta Astorga para conocer el proyecto y en 1889 el Ministerio da luz verde.
Será el 24 de junio de 1889 cuando se coloque la primera piedra y las obras estaban previstas que finalizan en junio de 1894, pero la muerte del obispo un año antes paraliza todo el proyecto, debido a las rencillas entre el propio Gaudí y la Junta Diocesana. Gaudí enfadado renuncia al cargo de arquitecto director y en los siguientes años el proyecto se enquista. En 1905 se intenta convencer nuevamente a Gaudí, pero este desiste embarcado en la construcción de la Sagrada Familia.
Ricardo García-Guereta se hace con las riendas de proyecto, siguiendo las directrices de Gaudí y finalmente un 12 de octubre de 1913 concluyen las obras. Pero el edificio es abandonado y años más tarde, durante la Guerra Civil, es utilizado como cuartel y oficinas de la Falange. Entre 1943 y 1955 se restauran los daños causados por la contienda, y en 1956 se inicia una nueva restauración que no llegó a consumarse en su totalidad.
Se convierte en el Museo de los Caminos y en 2014 se hace una profunda restauración, que se prolonga por tres años, dejando la actual fisonomía.
Estamos ante un edificio neogótico, construido con granito del Bierzo, que se asemeja a un castillo, templo y palacete, y que está circundado por un foso, con cuatro fachadas flanqueadas por cuatro torreones. Se trata de un edificio con planta de cruz griega inscrita en un cuadrado. Consta de cuatro plantas. En el sótano nos encontramos el Archivo, Museo Epigráfico y la bodega. En la planta baja, nos hallamos ante un amplio vestíbulo que nos conduce a habitaciones privadas. Llama la atención de profusa decoración de su interior. En la primera planta se hallan la Capilla, el Salón del Trono el Comedor y el Despacho, y donde destacan sus capiteles estrellados y sus vidrieras historiadas. Y ya. la última planta, un piso sencillo con dos balcones que hacen de coro para la capilla.
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