Cultura

Joyas para la eternidad, el vidrio que cruzó el mundo conocido hasta Pintia (Valladolid)

Un rostro policromado de mirada eterna tallado en vidrio azul y amarillo y hallado en la tumba 144 del yacimiento vallisoletano abre esta exposición compuesta por más de un millar de cuentas de collar

 El director del yacimiento de Pintia y del Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg, Carlos Sanz
El director del yacimiento de Pintia y del Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg, Carlos SanzMiriam ChacónIcal

En la primera Edad del Hierro (S. IX-VI a. C.), solo dos focos de la humanidad conocían cómo elaborar vidrio a partir de la transformación del sílice: Siria-Palestina y Egipto, cuyas producciones cruzaron el mundo conocido del Mediterráneo hasta acabar enterradas para siempre, ya transformado en pequeñas joyas, en yacimientos prerromanos como el de Pintia (Padilla del Duero, Valladolid).

Casi tres milenios después, ese vidrio, transformado ya en cuentas o figuras, compone la exposición 'Pintia. Joyas de vidrio para la eternidad', que abre sus puertas este miércoles en el Museo de la Universidad de Valladolid (Plaza Santa Cruz, 6) hasta el próximo 27 de marzo, como detalla a EFE el director del yacimiento de Pintia y del Centro de Estudios Vacceos Federico Wattenberg, Carlos Sanz.

Un rostro policromado de mirada eterna tallado en vidrio azul y amarillo y hallado en la tumba 144 del yacimiento vallisoletano abre esta exposición compuesta por más de un millar de cuentas de collar, algo "excepcional" en toda la Península Ibérica por su número, detalla el arqueólogo.

Son estas unas figuras, cuentas y collares que llegaron en forma de bloques de vidrio a puertos fenicios como Ibiza, donde fueron transformados, según las investigaciones de Sanz y su equipo, en talleres secundarios en estas joyas de gran valor, que eran distintivas de "poder", al ser considerados bienes "exclusivos, exóticos y muy llamativos".

Concretamente, estas joyas de vidrio aparecieron en el cuatro por ciento de las tumbas excavadas en el yacimiento, en una proporción "muy similar" a la de otros puntos de la península, que pertenecieron a miembros de corta edad y a mujeres.

Es por ello que estas joyas formaban parte del ajuar funerario de las élites del pueblo vacceo, que pobló la actual provincia de Valladolid y parte de las de León, Palencia, Burgos, Segovia y Ávila entre el siglo IV a.C. y la llegada de los romanos.

Enmarcados dentro de los ritos fúnebres celtas, la cremación, como indica Sanz, era el trato habitual de los cadáveres, aunque también se han documentado otro tipo de ritos más particulares, como la exposición de los cadáveres a las aves carroñeras, un trato que se daba en exclusiva a los guerreros que fallecían en combate.

Sin avances en la investigación tras el destrozo

La apertura de puertas de esta exposición se produce menos de dos semanas después de la destrucción de una parte importante del yacimiento de Pintia por parte de dos excavadoras, que hicieron una zanja de riego y arrollaron casi diez años de trabajos de investigación científica.

Trece días después de la denuncia, Sanz ha indicado a EFE que la investigación por parte del Seprona aún continúa y la Dirección General de Patrimonio ya se está haciendo cargo del caso, aunque prevé que no sea hasta Semana Santa cuando comiencen los sondeos de campo para conocer con exactitud el patrimonio perdido.

Por todo ello, Sanz ha reconocido que exposiciones como la que este miércoles abre sus puertas son el "contrapunto" a lo ocurrido con la destrucción de parte del yacimiento, ya que supone "todo lo contrario", es decir, "divulgar y comunicar" el patrimonio y no destruirlo y descontextualizarlo para siempre.