
Turismo
El legendario e impresionante pueblo medieval donde fueron ultrajadas las hijas del Cid
Un castillo, erigido en el siglo XII, domina una de las localidades con más encanto de la provincia soriana

Son muchas las localidades escondidas y desapercibidas para el viajero, que bien merecen una visita. Y en estos días de Semana Santa, merece la pena acercarnos hasta ellas y descubrir su encanto y sus vestigios del pasado. Nos adentramos en la provincia de Soria, siguiendo la estela del río Duero que va surcando por poblaciones históricas y también legendarias.
Legendarios por que aquí se gestó una de las mayores afrentas de la historia y de la literatura española, y que tiene como protagonista a la figura de Rodrigo Díaz de Vivar, más conocido como El Cid. Nos estamos refiriendo a Castillejo de Robledo, una pequeña población, con mucho encanto, que alumbró su camino junto a la frontera que delimitaba el río entre reinos y califatos medievales y en una posición limítrofe, ya que aunque pertenece a la provincia soriana se ubica junto a territorios segovianos y burgaleses.

La tradición sitúa por estas tierras aquel famoso pasaje recogido en el Mío Cid, como es la afrenta de Corpes, un robleda donde serían ultrajadas las hijas del Cid Campeador por los infantes de Carrión, que el soldado español saldaría cuentas después.
Todo el conjunto urbano y el entorno hacen de Castillejo de Robledo uno de esos parajes que nos trasladan a otros tiempos, al medievo castellano. La agricultura del cereal y hoy el viñedo y la ganadería han sido el sustento de la gente de esta zona que cuenta con tres recintos patrimoniales dignos de visitar; el castillo así como la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción y la ermita de los Santos Mártires.

La localidad está organizada a los pies del castillo. Unos atribuyen su construcción a un primer asentamiento de la encomienda de la Orden de San Juan de Almazán, y otros a los templarios de Ucero. Lo cierto es que la fortaleza conserva restos del recinto amurallado con una torre de homenaje de planta pentagonal y un aljibe cubierto con bóveda de cañón. Anexo a él se hallan distintas cuevas que llevan a bodegas tradicionales excavadas en el cerro.
Entre sus edificios se encuentra la iglesia románica de la Asunción, en cuyos muros aún se conservan excepcionales restos de pintura mural. Y otra visita que merece la pena es la pequeña ermita, en la salida del pueblo, dedicada a los Santos Mártires Vidal y Marcelino, recuperada y consolidada para la conservación de las pinturas murales y el Patrimonio de la Tierra de Ribera del Duero
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