Una monumental muestra celebra 25 años de «El hereje»

Se cumplen 25 años desde que se publicara una de las grandes novelas del siglo XX. Y la última del universal Miguel Delibes. Es por este motivo que las Cortes de Castilla y León, alberga hasta el próximo mes de febrero una monumental exposición que bajo el nombre «El fuego de la conciencia», rememora esta efeméride literaria y cultural.

Una muestra que reúne un centenar de piezas procedentes de cuarenta instituciones, todas ellas originales. Estructurada en dos grandes bloques y cinco ámbitos en total, en la primera mitad, las obras exhibidas responden a dos grandes preguntas; quién escribe y qué escribe. La primera de ellas rinde homenaje al escritor vallisoletano y a las fuentes que le inspiraron para la obra. El comisario Mario Crespo señalaba que «bebió de la historia de los heterodoxos españoles escrita por Menéndez Pelayo, que puso a los herejes en la historiografía y se refirió al «foco luterano de Valladolid» como el «primer empujón para la novela».

El segundo de los ambientes recopila referencias al argumento, los personajes, el manuscrito, así como el guión adaptado que realizó Juan Luis Cuerda en uno de los intentos de llevar la novela al cine, que nunca llegó a materializarse, o la correspondencia epistolar que Delibes mantuvo con compañeros de la profesión como Jiménez Lozano o José Sámano.

La segunda parte se centra en la recreación histórica del siglo XVI y en dicho bloque se encuentra el apartado «¿A dónde vamos?», respondiendo a la idea de que «el siglo XVI es uno de movimiento».

El cuarto ámbito se centra en «¿cómo somos?» donde se refleja la vida social, económica, administrativa y médica de la época, con piezas relevantes como el tesoro de la parzonería de Gazteluberri, jetones y fichas contadoras, esculturas y objetos ornamentales, lienzos, libros o una pareja de alizares del Castillo de Curiel de Duero.

Y finalmente, el apartado más extenso que refleja «¿Qué pensamos?» y «¿En qué creemos?» Arranca este apartado con la idea del poder purificador y castigador del fuego y donde se aglutina una colección de libros de época que hablan de la reforma y la contrarreforma. Allí podremos encontrar la biblia del Oso, la primera protestante traducida al castellano, los cánones del Concilio de Trento, libros de Erasmo o las ediciones censuradas por la Inquisición de «La Celestina» o los adagios del pensador de Rotterdam.

Y todo ello junto a una colección de obras de arte de maestros como Berruguete, relicarios, un arma christi o un retablo de esmaltes que se refiere a la devoción y contradevoción o crítica ortodoxa que se vivía entonces.