Turismo

Un paseo por el impresionante "Egipto" español

Destaca tanto por su belleza natural como por sus valores históricos y artísticos

Tebaida Berciana
Tebaida BercianaCésar SánchezIcal

Más de 3.800 kilómetros separan Egipto de España. Pero hay una impresionante zona en nuestro país, ideal para visitar en otoño, que te hace viajar hasta el país africano. Esta zona está considerada como "El Sancta Sanctorum" del turismo rural, tanto por su belleza natural como por sus valores históricos y artísticos.

Este paraíso se denomina la "Tebaida Berciana", y descubre parajes y rincones excepcionales en lo más profundo de la provincia de León. En Egipto la Tebaida originaria es la región que contiene los trece nomos situados más al sur del Alto Egipto, de Abidos a Asuán. Adquirió este nombre por su proximidad a la capital egipcia de Tebas. En el Egipto ptolemaico, la Tebaida formó un solo distrito administrativo bajo el epistrategos de Tebas, que también era responsable de supervisar la navegación en el Mar Rojo y el Océano Índico.

Durante el Imperio Romano, Diocleciano creó la provincia de Tebaida, localizando allí las guarniciones correspondientes a las legiones Legio I Maximiana y Legio II Flavia Constantia. Más tarde, la Tebaida fue dividida en Tebaida, que comprendía la mitad meridional, con capital en Tebas, y Tebaid , que comprendía la mitad septentrional, con capital en Ptolemais Hermiou.

 

Al ser un desierto, la Tebaida se convirtió en un lugar de retiro de numerosos ermitaños cristianos. Esta vida eremítica fue introducida en la Tebaida Inferior por Antonio Abad en el siglo III. Pacomio, a fines del siglo IV, tras vivir un tiempo como ermitaño, decidió crear una regla para monjes en comunidad que tuvieran el trabajo y una vida sencilla y austera como medio de subsistencia.​ En el arte cristiano, la Tebaida fue representada como un eremitorio o lugar con numerosos monjes, anacoretas y ermitaños, sinónimo de monaquismo.

Y es el motivo por el que se le compara a las tierras bercianas, ya que, a pesar de no ser un desierto, todo lo contrario, es una zona montañosa, que desde la antigüedad ha estado aislada debido a lo agreste del terreno y las dificultosas vías de comunicación, situada al sureste de la comarca de El Bierzo, que abarca los términos de las localidades de San Pedro de Montes y Peñalba de Santiago, en la que se establecieron, a partir del siglo IV, numerosos de los primeros ermitaños cristianos buscando el retiro para dedicarse a la oración y la meditación.

Es este el lugar ideal para alejarse de los problemas, donde llegaron los monjes hace más de mil años para construir sus monasterios. Abundan en este apartado remanso de paz los castaños, robles, nogales y alisos, que alimentan y protegen a los huidizos corzos, los nidos de águilas reales, lobos, zorros, jabalíes.

En 2015 se propuso que esta zona se postulase como candidata a Patrimonio de la Humanidad. Dicha proposición fue aprobada por unanimidad por el pleno del Ayuntamiento de Ponferrada,​ por el Pleno del Consejo Comarcal de El Bierzo​ y por el Pleno de la Diputación Provincial de León.

Se trata de una zona que ofrece al visitante numerosas opciones para hacer que su escapada se convierta en una experiencia inolvidable. Un impresionante patrimonio natural que regala profundos y exuberantes valles de robles, castaños y encinas; ríos y arroyos que en su camino crean increíbles saltos de agua o mágicos “soutos” de castaños centenarios.

 

Además de una rica y variada historia que va desde la época prerromana, pasando por la presencia del Imperio Romano que dejó su huella en forma de canales de agua y balsas utilizadas para el lavado del oro como es el caso del Aro de Miédula de Espinoso de Compludo; la visigoda, personificada en la figura de San Fructuoso, noble godo emparentado con la dinastía real visigoda que se retiró a estas tierras para fundar el primer movimiento eremítico y monástico de la Península Ibérica, el Monasterio de los Santos Justo y Pastor en el pueblo de Compludo y por supuesto, la Edad Media, época en la que se produce el auge del Monasterio de San Pedro de Montes.

Esta experiencia ofrece también la posibilidad de descubrir pequeños pueblos que guardan el encanto de tiempos pasados. Pasear sin prisa por sus calles permite al visitante descubrir auténticas joyas de la arquitectura popular berciana y bellos rincones donde parece que el tiempo se ha detenido.

Principales atractivos de la Tebaida Berciana:

-Monasterio de San Pedro de Montes:En el valle del Oza, la Valdueza, una zona abrupta al sur de Ponferrada, a la vera de los Montes Aquilianos, es la comarca donde se localiza este monasterio. Su origen se sitúa en el siglo VII y se atribuye su fundación a San Fructuoso, con la dedicación de San Pedro y San Pablo, y de San Valerio, quien continuaría sus obras. San Genadio, 300 años más tarde y junto con doce religiosos, lo volverá a reedificar, consagrando su iglesia en el año 919.

Durante el siglo XI, recibe numerosas donaciones y Montes se convierte en un poderoso cenobio, con propiedades en el Valle de Valdueza, el Bierzo, Cabrera, Valdeorras, etc, ya pertenecía entonces a la orden benedictina. La unión con la orden cluniacense provocó una escisión en la abadía en 1081, dándose la coexistencia de dos abades hasta 1099. Después de la crisis que vive el mundo monástico en la Baja Edad Media, Montes se integra en la congregación benedictina de Valladolid, en 1506, no sin oposición.

 

En el siglo XVIII vuelve a vivir una época de bonanza y lleva a cabo restauraciones. La Guerra de la Independencia, la desamortización y el incendio que sufre en 1842, dejan al monasterio en estado ruinoso, sin comunidad y en abandono. La iglesia, que es lo que mejor se conserva del monasterio, mantiene básicamente la traza románica pero con los añadidos del siglo XVIII.

-Iglesia de Santiago de Peñalba:Situada en las estribaciones de los Montes Aquilianos, el pueblo conserva en su caserío una interesantísima muestra de arquitectura rural berciana con construcciones de piedra, tejados de pizarra y toscos corredores de madera. Hubo en su espacio un monasterio, fundado por San Genadio en el siglo X. De él queda únicamente, en el centro del pueblo, la iglesia, terminada de construir en 937 por el abad Salomón. Se trata de un templo humilde en su apariencia externa y que es una auténtica joya del mozárabe español. Se accede al interior por una hermosa puerta con doble arco de herradura que se apoya en tres columnas de mármol.

 

En el interior dominan los arcos de herradura, uno de los cuales divide la nave única en dos partes. Muy cerca del pueblo, en una pared rocosa que se levanta vertical en la entrada misma del Valle del Silencio, puede visitarse, tras un agradable paseo a pie, la Cueva de San Genadio, donde buscaba retiro el Santo siendo obispo de Astorga.

También destacan los restos de "pintura mural" decorativa que se conservan en el interior, ocultos en gran medida por los revocos aplicados.

Todo ello forma parte de la Ruta del Valle del Silencio, uno de los recorridos senderistas más impresionantes de España. Se trata de un recorrido por una zona en la que parece que el tiempo se ha detenido, y haciendo honor a su nombre, transporta a un mundo de paz y tranquilidad. Es la naturaleza, la encargada de poner la vida en este paraíso natural sobre el valle del río Oza, campando a sus anchas entre la densa vegetación compuesta por pinos, encinas, robles, nogales y castaños, y concumbres de más de 2.000 metros actuando como vigilantes del valle. El cantar de los pájaros y el curso del agua de los ríos y riachuelos, son los únicos ruidos que se escucha.

 

El valle ofrece diferentes recorridos según el grado de dificultad y la distancia que se quiera completar. Todas ellas garantizan una experiencia única con la belleza del ecosistema de León. La ruta circular es la más compleja y larga de todas. Tiene una distancia de 18 kilómetros, una duración estimada de seis horas y es la más representativa del lugar debido a que sigue el camino que realizaron los monjes de antaño en su misión de encontrar el sitio perfecto para poder meditar. Los lugares de interés que se pueden visitar mientras se finaliza el recorrido son las aldeas de Peñalba de Santiago y Valdueza, además de la cueva de San Genadio.