Patrimonio

El Patio de las Tabas reluce en Valladolid tras un lavado de cara de 60.000 euros

"Es un bien absolutamente indiscutible que había que recuperar por su degradación, pérdida y suciedades", afirma Gonzalo Santonja

El consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja, presenta la restauración del pavimento de la planta baja del claustro del Convento de Santa Cruz de Comendadores de Santiago
El consejero de Cultura, Turismo y Deporte, Gonzalo Santonja, presenta la restauración del pavimento de la planta baja del claustro del Convento de Santa Cruz de Comendadores de SantiagoMiriam ChacónIcal

Dos hermanas, María de Zúñiga y María de Fonseca, fundaron a finales del siglo XV en Valladolid, un convento transformado hace décadas en centro comercial y oficinas, con la singularidad de un patio de huesos que a diario pisan cientos de personas casi sin reparar en lo que ya es un reclamo turístico.

No es extraño ver a turistas, sobre todo en fines de semana, mirar al suelo del claustro inferior, lugar de acceso y paso del centro comercial, de oficinas y también de viviendas, a la búsqueda de los huesos mal llamados tabas al ser confundidos con los de ovino, ya que en realidad son tarsos de vaca que, junto a cantos rodados configuran en caprichosos giros, orlas y recuadros, su ornamentación geométrica.

Este peculiar empedrado ha sido visitado este viernes por el consejero de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja, seis meses después de la limpieza integral y reposición de piezas efectuado por especialistas, la primera en muchos años.

"Es un bien absolutamente indiscutible que había que recuperar por su degradación, pérdida y suciedades", ha afirmado el consejero de Cultura en declaraciones a los periodistas, quien ha explicado que lo de menos es el tiempo empleado sino que la intervención "quede bien".

Los propios empleados y dueños de los negocios situados en el claustro: perfumería, restauración, moda, reprografía, peluquería e incluso un supermercado hasta no hace tanto, han cuidado de este singular puzzle en el conocido como Patio de las Tabas cuando alguna pieza se levantaba y amenazaba con descomponer el resto, ha explicado a EFE Maite, responsable de la cafetería "La Francesita", cuyo nombre remite a las últimas moradoras del recinto monástico.

Fundado en 1487, el convento de Santa Cruz fue entregado a la orden de las Comendadoras de Santiago y, tras su venta y enajenación en el siglo XIX debido a las desamortizaciones liberales, fue encomendado a la comunidad de Dominicas Francesas, conocidas como 'las francesas' que lo emplearon como colegio hasta su venta en los años setenta del siglo XX, fruto de la especulación de la época.

Las monjas docentes se trasladaron al barrio de Huerta del Rey y dejaron un convento en manos de una comunidad de propietarios y negocios variopintos, lugar de paso en el centro histórico de Valladolid, en torno a un claustro gótico que durante los fines de semana es escenario frecuente de reuniones juveniles.

"Entran con sus bicicletas y hacen botellones. No hay más que ver cómo queda todo después del fin de semana", ha lamentado la presidenta de la comunidad de propietarios, Amparo Rodríguez, quien ha pedido al Ayuntamiento de Valladolid que "de la cara" porque la degradación no es culpa de la propiedad sino de su naturaleza "como lugar de paso".

La Junta de Castilla y León, con un presupuesto de 60.000 euros y seis meses de trabajos, ha financiado la limpieza del "mal llamado" Patio de las Tabas porque los huesos no son de cordero sino tarsos de vacas de hace varios siglos, más pequeñas que las actuales como las del matadero del que se ha abastecido, para la reposición, la empresa encargada de los trabajos.

Han sido 140 huesos (tarsos) de bovino los repuestos después de una limpieza que ha tenido, entre otras dificultades, la presencia de chicles y de una capa de resina vertida hace décadas para garantizar la adherencia de las piedras y los huesecillos, cuya impermeabilidad provocaba charcos de agua cuando llovía.

La compactación consistirá a partir de ahora, como lo fue hace siglos, en cal y arena con agua, que deberá ser revisada periódicamente para evitar nuevos deterioros y una degradación continuada, ha explicado a los periodistas la arquitecta responsable de los trabajos, Alejandra Enríquez.

Del recinto monástico, declarado Bien de Interés Cultural en los años sesenta del pasado siglo, forma parte la antigua iglesia, ya desacralizada (sin culto) y dedicada a sala municipal de exposiciones, por lo que el Ayuntamiento de Valladolid forma también parte de la comunidad de propietarios. .